Reseña de «Casi normales» | Por Lidia Lorenzo
“Casi normales” es una obra que cautiva desde la primera página, no solo por la trama de aventuras que desarrolla, sino por la forma en que el autor, Ricardo Borrero Gavilán, logra entrelazar sus propios gustos e influencias personales en cada rincón de la narración. El relato, inspirado en sus experiencias cinematográficas y literarias, nos transporta a un verano de 1967 en el que los adolescentes protagonistas, junto con el misterio que los rodea, invitan al lector a acompañarlos en una aventura llena de secretos por desvelar.
La manera en que el autor introduce sus pasiones por el cine y la literatura, le otorgan un carácter único a la novela. La descripción de escenas, los diálogos y los momentos de acción tienen una atmósfera visual tan potente que es inevitable pensar que esta historia bien podría ser una película. Los personajes, que se enfrentan a situaciones propias de la adolescencia, como el primer amor o la formación de grandes amistades, también reflejan esa curiosidad del autor por explorar emociones humanas universales.
Lo más destacable es cómo, en medio de la intriga y el misterio, el autor va dejando pequeñas huellas de sus propios intereses, como la referencia a películas de culto o el toque nostálgico de los años 60 y 80. Esta mezcla de elementos hace que “Casi normales” sea un relato disfrutable a cada paso, un homenaje a esos pequeños detalles que solo los grandes aficionados al cine y la literatura sabrán reconocer. Así, el lector no solo disfruta de una trama entretenida, sino también de un viaje personal del autor que se hace evidente en cada página. La obra se convierte en una excelente muestra de cómo los gustos y las pasiones pueden hacer de una historia algo verdaderamente cautivador.
Sinopsis de la obra:
Corría el verano de 1967 cuando mi vida cambió para siempre. Como cualquier adolescente, yo sufría por conquistar a la chica de mis sueños, fantaseaba con mis amigos con encontrar un tesoro escondido, trataba de esquivar a los matones del lugar y me sacaba un dinerillo extra trabajando en vacaciones.
Todo normal. Casi normal, en realidad. Porque, con el paisaje de fondo de una nación en plena revolución social, varias personas eran asesinadas en mi ciudad mientras yo, lleno de incertidumbres y miedos, me afanaba en descubrir el secreto que creía ocultaba mi patrón, un peculiar anticuario lleno de encanto y seductora personalidad que me enseñó a amar el cine con auténtica pasión.
«Un increíble viaje de descubrimiento
lleno de amistad, amor, misterio, crímenes…
y mucho cine.»
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