Gracias, por Irene Nieva
Soy una persona con poca experiencia en la vida, debido a mi corta edad, pero me considero alguien con bastante madurez con respecto a otras personas.
Me encanta escribir, y creo que me quedo corta con ese término. Estoy encantada de poder considerar que formo parte de los llamados escritores, aunque mi única publicación, actualmente, sea mi libro “Negro detrás del arcoiris. Mi historia”.
Me gustaría contribuir con mis futuros inversos a diversas empresas que ayuden a diferentes causas (calentamiento global, feminismo, cosas relacionadas con el racismo, etc.), a parte de querer ayudar a mi familia con lo que pueda.
También tengo unas metas en mi vida (simples pero importantes para mí): lograr comprar una buena casa unifamiliar, adoptar un perro, tener un trabajo que me guste y me haga feliz, etc. Tampoco creo que pida mucho, pero todo puede derrumbarse en un segundo, y me esfuerzo porque no estoy dispuesta a ello.
Creo que tengo bastante suerte con la familia que tengo: tengo una buena casa,, regalos todas las Navidades y cumpleaños (y algún capricho de por medio), unos padres cariñosos, un hermano al que quiero mucho, y muchos otros parientes (tíos, abuelos, etc.) que me quieren y respetan, tal y como yo a ellos. Estas personas me han enseñado mucho a lo largo de mi vida e intento aplicarlo para no decepcionarles.
Siempre intento ahorrar mucho para poder comprarles regalos tanto a ellos como a mis mejores amigos que quiero tanto. A la única chica que puedo llamar mejor amiga, la conocí por una llamada de WhatsApp y nos vimos cara a cara por primera vez días después de mi cumple. A uno de los chicos lo conozco desde que empecé Educación Infantil y seguimos en contacto. Otro de ellos se convirtió en alguien muy importante para mí en la pandemia, cuando empezamos a hablar día y noche. Y, por último, el más reciente se presentó nuevo en mi clase y ahora le aprecio mucho.
Y diréis, ¿qué tiene que ver todo esto con la escritura? Pues toda esta gente me ha dado los materiales y la motivación para continuar escribiendo hasta el día de hoy, que intento prestarles atención lo máximo posible para agradecerles que permanezcan conmigo día tras día y no me abandonen, porque mis emociones se irán con ellos si lo hacen.
Por eso, este artículo se lo dedico a mi familia y a mis mejores amigos, que me ayudan constantemente y que siempre están ahí para mí. Gracias por despejar esos días nublados; gracias por iluminar mi oscuridad; gracias por mirarme a los ojos cuando nadie quiere verme. Simplemente, gracias. Lo que soy ahora y las novelas en las que estoy trabajando no serían lo mismo sin vosotros.
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