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“Moralidad o derechos” | Por Juan José Robles

“Moralidad o derechos” | Por Juan José Robles

     Acabamos de terminar la semana del orgullo, o pride si utilizamos un anglicismo ahora tan de moda. Una semana reivindicativa-festiva, que lanza a las calles a miles de personas en todas las ciudades. Hecha la reivindicación en la calle, nos conducimos a unas elecciones generales, de cuyo resultado depende en gran manera, que los derechos y avances obtenidos en los últimos años para la comunidad LGBTQI, sigan avanzando o retrocedan de forma peligrosa. No cabe duda de que, si todos y cada uno de los que el pasado sábado salieron a la calle, lo hicieran el próximo día 23 de julio y votaran por opciones políticas comprometidas con nuestros derechos, podremos seguir festejando y sobre todo viviendo con total libertad.

      Supongo que habrá quien dirá que quizás exagere, y que ese partido de ultraderecha, que en los últimos años ha ido tomando fuerza, no se atreverá a cercenar los derechos ya conseguidos. Bueno, por una parte, es mucho mejor no comprobarlo, y no darles opción a demostrar nada. Ya estamos viendo como los recientes pactos en autonomías y ayuntamientos, están dando resultados, quizás tímidos y anecdóticos, pero que posiblemente tan solo sea el germen de algo mayor. Prohibición de banderas arcoíris, censura de películas, libros, charlas… No son más que el principio de lo que puede venir y de lo que puede estar dispuesto el otro gran partido de la derecha con tal de tocar poder.

       Dicho esto, viene una reflexión algo más filosófica, a modo de pregunta o quizás inquietud. Al margen de la ideología política que pueda tener cada uno, tan respetable como el respeto que puedan tener este tipo de personas hacia los demás y su forma de vida. Y la pregunta es esta: ¿Qué les ha de importar la vida privada y sexual de los demás? Así tal cual, sencilla y directa. Vivimos en pleno siglo XXI, la sociedad debería estar lo suficientemente evolucionada como para permitir que todos los miembros de esta, vivan en absoluta libertad su sexualidad, su amor, sus relaciones. Sin que ello influya lo más mínimo en sus derechos y también deberes dentro de esa sociedad que ha de ser pluralista y diversa.

       Todo esto puede resultarle algo demagógico y simple a algunas personas, pero es que es así de simple, yo respeto tu forma de vida, tú respetas la mía. Porque ya sabemos que la libertad de cada persona, termina justo donde empieza la de los demás, o al menos eso debería ser. Y es que lo dijo Pedro Zerolo en su día: “Yo no tengo cabida en tu modelo de sociedad, pero tu sí en el mío”

     Y por supuesto, algo de pura lógica, todos aquellos que tenemos opciones sexuales y sentimentales diferentes a las “convencionales”, trabajamos, pagamos nuestros impuestos, votamos, etc. es decir cumplimos con nuestras obligaciones con la sociedad, porque no podría ser de otra manera. ¿Por qué no vamos a tener los mismos derechos?, es decir amar a quien queramos, casarnos, separarnos, tener hijos. Resumiendo, vivir nuestra vida como creamos más conveniente y podamos encontrar la felicidad. Siempre desde el respeto a los demás, regla básica para una sociedad justa y equilibrada.

      Entonces, ¿Cuál es el derecho que te asiste, para prohibirme absolutamente nada? Quizás escudarte detrás de unas creencias religiosas o falsa moralidad, que solo te sirven de excusa para justificar tu intolerancia. 

      Y parafraseando a un personaje de The Mandalorian: “He hablado”


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One thought on ““Moralidad o derechos” | Por Juan José Robles

  1. Quizá tú sí respetes la forma de vida de los demás. Pero ¿y la masa de falsa izquierda que no respeta que puedas llevar la bandera de España en unos tirantes, y por ello mate a quien lo haga? Estamos totalmente enfrentados. Y cuanto mayor es nuestra reacción, peor es la respuesta. Para unos y para otros. Pero la cuestión no es la vida de cada uno, sino que están obligando a todos a pensar y aguantar cosas que forman parte de la intimidad de unos pero no de todos. Ideología, tenga el color que tenga. Ese es el problema. Yo no he visto mejorados mis derechos en 20 años, el único avance quizá sea el matrimonio homosexual. Nada más. Y la normalización social que, de forma natural, sin necesidad de dar charlas a niños de cómo meterse un pepino por el ano, se estaba dando poco a poco antes de esa incursión falsaria de identidades de género y demás proclamas salidas de esa coleta con perilla y compañía, que tanto daño han hecho. Hoy en día me siento avergonzado del circo que hay montado y que no me representa. Yo seguiré luchando por mis derechos, los de gente como yo que vive acongojada. Porque en el fondo intolerancia siempre habrá, gente estúpida también, y por desgracia eso no se puede remediar, a menos que se imponga un totalitarismo que traerá más intolerancia y represión. Eso es demasiado largo para tan poco espacio, da para más, pero lo básico ya está dicho.

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