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El traje nuevo del emperador: analizando la falsedad colectiva | Por Lourdes Justo Adán

El traje nuevo del emperador: analizando la falsedad colectiva | Por Lourdes Justo Adán

Cuando la hipocresía diseña trajes invisibles, hasta un emperador puede desfilar desnudo, envuelto en el mutismo de quienes temen evidenciar la verdad. Observan en silencio y se tragan su perplejidad, pero no se atreven a desafiar el estatus establecido y mucho menos, a enfrentarse a una realidad tan implacable como el acero templado.

Esto no implica que todos estén ciegos, qué va. Es más, yo diría que la mayoríatiene los ojos más abiertos que un búho en plena noche. Sencillamente temen ir contracorriente, por lo que sepultan sus opiniones bajo el manto de la aceptación social. Pero, ¿acaso no es un suplicio participar en una farsa irracional que se extiende como una mancha de tinta?

El traje nuevo del emperador fue escrito por el autor danés Hans Christian Andersen y publicado en 1837. Es un relato que golpea certeramente sobre el yunque de la vanidad, la honestidad y la influencia de la opinión pública. Nos insta a reflexionar profundamente acerca de nuestra postura ante la sociedad, y,sobre todo, a reconocer que las apariencias pueden resultar engañosas.

El cuento muestra a un emperador obsesionado con su vestuario. Cierto día, dos estafadores aseguran elaborar un tejido especial, uno que solamente puede ser visto por personas inteligentes. El emperador, en un desmedido alarde de presunción, les paga para que le confeccionen un traje con ese material tan novedoso, pero como no puede verlo, envía a sus ministros para verificar el trabajo. Estos desleales servidores le mienten por miedo a ser considerados unos incompetentes. Así que los estafadores, despreocupados, fingen tejer en su telar, pero, realmente, no hacen nada.  Llegado el día de estrenarlo, el emperador, con un engreimiento desbordante, pasea por las calles interpretando el papel de sabio,simulando que ve lo que no ve. Los ciudadanos, para no parecer ineptos, también alaban la inexistente indumentaria de su emperador. En fin, que todos mienten. Sin embargo, un inocente niño, al verle, exclama con una franqueza impactante: “pero… ¡si va desnudo!”, evidenciando de forma irrefutable una especie deconspiración de silencio, que así se llama cuando las personas deciden intencionalmente no abordar un tema incómodo por miedo a alterar el status quo.Pero como siempre, recomiendo leer la historia completa.

No puedo evitar establecer un claro paralelismo entre esta obra y el fantástico entremés titulado El retablo de las maravillas -escrito por una de las máximas figuras de la literatura española: Miguel de Cervantes- sobre el que ya escribí un artículo (https://elescritor.es/opinion/no-hemos-cambiado-tanto-por-lourdes-justo-adan/). Ambas historias exploran temas similares, por ejemplo, la vergüenza social. Además, por un lado, destacan cómo la inseguridad, el conformismo y la fuerte necesidad de aceptación en un grupo nos transforma en víctimas del mismo… Por otro, que el orgullo y la vanidad nos impulsan a buscar validación externa, y esto, de manera ineludible, nos conduce a vivir bajo el dominio de aquellos que saben cómo alimentar nuestro ego. 

En un contexto más amplio, la hipocresía social, exacerbada por el terror de ser juzgados, consigue que algunos individuos se sometan al poder imperante, llegando incluso a modificar sus criterios y sus comportamientos, en lugar de defenderlos. Sí, esta forma de presión social puede eso y más, pero aún quedaotra cosa por descubrir: subyuga a través de las reglas tácitas de grupo, y como consecuencia, estas mismas reglas, inevitablemente, se fortalecen más. En otras palabras, es un ciclo que se retroalimenta. Cuando unos individuos se someten,más coacción se ejerce sobre el resto. Cuesta romper esta dinámica sin padecer algún grado de exclusión. Pese a todo, es posible derribar el muro de opresión.

Liberarse de ese traje invisible fabricado con directrices que nadie cuestiona se consigue a base de armarse de valor y enfrentarse a normas que ciñen como un corsé. Primero, mediante la educación, con la finalidad de estar informado acerca de las tácticas de manipulación y de cómo operan. Asimismo, nos ayudará a desarrollar habilidades de pensamiento crítico para analizar y evaluar la información que recibimos, en lugar de aceptarla irreflexivamente. Solo así, en caso de percibir algo incorrecto, exhibiremos el coraje suficiente para defender nuestras opiniones, aunque eso signifique ir en sentido opuesto. En un mundo donde la hipocresía no hace más que prosperar, fomentar la transparencia deviene en un poderoso antídoto para desenmascarar la falsedad y promover la honradez.

Quizá nos sintamos solos en esta cruzada por conseguir que la autenticidad sea valorada. ¿Y qué? Recordemos que en la historia que hoy analizo únicamente se necesitó una voz intrépida para romper el trance colectivo, como quien fracturaun espejo deformante de un golpe seco. Y esa voz podría ser la tuya.

Es perfectamente válido mantenerse firmes en la decisión de no someterse acánones que no están alineados con nuestros valores. Habrá algún momento en el que enfrentaremos críticas e, incluso, rechazo. En este caso, ser resiliente es la mejor respuesta. Actuemos con la suficiencia de un gato satisfecho que se relame después de comer una buena sardina. En cualquier proceso de mejoraencontraremos una mayor o menor resistencia inicial, pero podremos superarla. Pero eso sí, hagámoslo con empatía. Este mundo es complejo, y para algunos, más.

Así que, queridos lectores/as, nos encontramos en un mundo lleno de prendasinvisibles. Pero tranquilos, porque hay esperanza: más “niños/as“ honestospensando, opinando, liderando, tomando decisiones… Después de todo, son losúnicos que pueden ver a través de tanta filfa.  

Necesitamos un poco más de desnudez en nuestras almas, ser nosotros mismos sin alarmarnos por no encajar del todo. Queremos ser aceptados, claro que sí, pero no a cualquier precio. Por tanto, la próxima vez que sientas la tentación de uniformarte con un traje de convencionalismos para sentirte mejor, piensa en elemperador. Recuerda su desfile, su vergüenza… Se descubrió no solo su desnudez externa, sino también su falta de integridad interna. De la misma manera, muchos individuos caminan por la vida erectos, proyectando una imagen de perfección mientras ocultan su inmundicia interior. Consciente de esto, aconsejo el camino menos transitado: el de ser real, valiente… No te conformes con ser una copia. Atrévete a brillar con tu luz, no te limites a reflejar la de los demás. Observa a tu alrededor con la mirada de la curiosidad y serás protagonista de una gran aventura… O de muchas.

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Lourdes Justo Adán

Especialista en Educación Infantil, en Educación Primaria y en Pedagogía Terapéutica. 

Licenciada en Filosofía y Ciencias de la Educación.

Orientadora Escolar.

Docente.

Escritora. 

Columnista. 

Coach de víctimas de maltrato psicológico.

https://lourdesjustoadan.blogspot.com


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