EL LIBRE PENSAMIENTO | Por Javier López Cazalla
Ser rebelde no es hacer pintadas en las calles, destrozar cosas o ir en contra de la ley. Ser rebelde es pensar diferente al resto.
En estos tiempos de conspiraciones, mentiras y engaños en la que, la palabra ha perdido fuerza, la verdad es manipulada, el escepticismo es el poder de los gobiernos, la intelectualidad es castigada, el estúpido es aplaudido, la realidad es censurada y cualquier pensamiento es ofensivo, exponer una idea se ha convertido en un riesgo social porque no solamente no se respeta la opinión de nadie, si no que se ridiculiza a cualquiera que tenga un pensamiento diferente al resto con el descaro de negar todo entendimiento y reflexión a favor o en contra de su razonamiento humano.
Con esto no quiero decir que todas las ideas sean aceptables, pues si todas las ideas fueran igual de importantes ninguna sería válida, sino que a pesar de que haya personas que piensen diferente a nosotros y podamos demostrar que están equivocadas no nos hace ser más que ellos, pues aunque en algunas cosas pueda no estar de acuerdo con alguien, siempre defenderé que pueda pensar diferente a mí, porque al fin y al cabo, quienes se han atrevido a pensar de forma distinta han sido quienes han marcado la historia de la humanidad.
Por eso, aunque hayan ideas que sean o no aceptables por diversas causas, todas deben ser respetadas por igual.
Y desde aquí quiero agradecer al periódico El Escritor por apoyar el derecho y la libertad del libre pensamiento a quienes quieren ejercerlo.
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