“El futuro del mundo del libro” | Por Miguel Arenas Martín
Hace cuatro años escribí 2039: Mis Sueños Ficción. En ese libro me atreví a pronosticar cómo podrían ser ciertas facetas de nuestra vida cuando yo cumpla ochenta años. Pese a mi por entonces recién empezada relación con la escritura, no incluí en esos sueños ficción nada relativo al mundo del libro. Por eso, me siento en la necesidad de rellenar ese vacío y dar mi opinión al respecto.
Vivimos en un mundo muy digitalizado y no solo porque la base actual de la tecnología sea la computación binaria (ceros o unos); sino porque también somos esclavos de lo que llamo «digitalización emocional». Por ello, frecuentemente se plantea, para responder con un único sí o no, si el ebook u otros formatos electrónicos, actuales o futuros, vencerán y aniquilarán al libro en papel. Mi pronóstico es que en los próximos años conviviremos con varios formatos y tipos de libros. Usaremos diferentes medios tecnológicos y emocionales, que tendremos a nuestro alcance, para hacer llegar a nuestro cerebro la lectura de un libro. Y, por supuesto, el libro en papel será una de esas varias posibilidades.
Además del ebook, se estandarizará masivamente el audiolibro, o audible como lo llaman algunos, en las distintas opciones que ya van estando disponibles: narrado por el propio autor o por un profesional, o con voces de actores de doblaje para determinados diálogos. En un paradójico regreso al pasado, los más veteranos ya vivimos algo parecido con las novelas radiofónicas que acompañaron nuestros desayunos y meriendas de niños y adolescentes.
También pronostico un auge de lo que me atrevo a llamar videolibros. No serán como películas de una novela, sino una versión ampliada del audiolibro con acompañamiento de imágenes para reforzar visualmente ciertas escenas o mensajes. Se podrá, incluso, llegar a lo que era, años atrás, una fotonovela, pero en formato video con el sonido del audiolibro. Hace un par de años colaboré, durante varios meses, con una radio por internet y tuve un espacio de diez minutos al que llamé el Rincón de la Radionovela. En él, semanalmente, se narraban microrrelatos divididos en tres capítulos cada uno. Actualmente, todos están disponibles en mi canal de Youtube y son claros ejemplos de lo que podrían ser estos videolibros.
Creo que también habrá otro formato más, que me atreveré a bautizar como «hololibro», y que estará relacionado con el mundo de la realidad virtual y los hologramas. Gracias a ellos, podremos sentarnos, real o virtualmente, al lado de nuestras chimeneas, de un árbol o a la orilla del mar; colocarnos unas gafas de realidad virtual e imaginar que vemos, y quizá sintamos, cómo un holograma del propio autor o de un narrador profesional nos cuenta la historia. Algo parecido a lo que hacían nuestras abuelas o nuestras madres cuando nos contaban un cuento antes de irnos a dormir. Puede que incluso veamos a los propios personajes en acción como en esas fotonovelas que ya he mencionado antes. En ese metaverso virtual podrían tener cabida otros lectores ficticios que nos acompañaran y permitieran debatir como en un club de lectura. Es posible que, basándose en programas de inteligencia artificial, la técnica nos permita en un futuro cierta interacción con el autor o narrador. Y que incluso se pudiera incorporar, a los algoritmos matemáticos, variables emocionales con nuestro momento vital concreto. Eso haría cada lectura única e irrepetible.
No quiero acabar este sueño ficción sin dedicar algo de espacio al libro en papel, no ya tanto al formato físico, sino a su modo de creación y distribución y a dar algunas pinceladas del nuevo modelo de librerías que aventuro.
Las teóricas desventajas del libro-papel sobre otros formatos, son su precio, el coste ecológico de su fabricación, la existencia de stock de los libros que queremos leer y el almacenamiento poslectura. Asociado a esto, yo vislumbro un cambio en el concepto de Librería. No dispondrán de libros preimpresos y almacenados, sino que, como ya ocurre en algunas hoy en día, se podrán consultar todos los libros existentes en una base de datos e imprimirlos, en tiempo real, en pocos minutos y con diferentes opciones, en un centro de impresión robotizado en la propia tienda. Ello abarataría los costes, al desaparecer gran parte de la logística y de los gastos de impresión y almacenamiento. Mi predicción va aún más lejos y pienso que las librerías cambiarán su modelo de negocio hacia el de un centro de ocio. Podremos oír frases como voy al cine, al fútbol o a la librería, para pasar un buen rato de varias horas. Aparte de la impresión de los libros, el librero debería ser un consejero, un organizador de eventos, como debates o club de lectura, o un creador de ambiente. Así se combinaría la lectura con espacios para el disfrute de un café, una merienda, una charla o reunión de amigos, en formato presencial y/o virtual, etc. Por supuesto, en esa librería del futuro también estarían disponibles los medios para disfrutar de los audiolibros, videolibros y hololibros.
La extensión de este artículo no da para entrar al detalle de todas y cada una de estas predicciones. Lo único que persigo es crear debate y, sobre todo, demostrar el gran futuro que puede existir para el libro, bajo los múltiples formatos disponibles en el futuro y que convivirán entre sí.
Para finalizar quisiera hacer una última predicción:
La lectura, por el medio tecnológico o emocional que sea, nos seguirá haciendo libres y será la mejor vacuna contra ese miedo al futuro que algunos pretenden inocularnos para hacernos sus esclavos.
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