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¿Cuál es el verdadero punto de inflexión para luchar por aquello que quieres? | Por Mary Jiménez

¿Cuál es el verdadero punto de inflexión para luchar por aquello que quieres? | Por Mary Jiménez

Levantarse un día cualquiera, tomar una buena taza de café porque sabes que sin él, se hará difícil arrancar la jornada laboral. Llegar al trabajo, dar lo mejor de ti o al menos intentarlo y así durante las ocho horas que por ley se te exigen. Llegas a casa, de noche, pues tienes turno partido y después de realizar todas esas tareas que la vida adulta e independiente te impone tales como hacer la cena, recoger la casa, poner lavadoras y un larguísimo etcétera, te tomas una buena ducha caliente, hablas un rato con tu marido, (ese poco rato al día que os veis) y procedes a disfrutar de eso que realmente te llena, leer. Te diriges a la parte de la casa a la que tú consideras tu templo, la estantería de libros, coges el que te estás leyendo en ese momento y disfrutas del mismo lo que el cansancio y el sueño te dejan y ya, con un ojo abierto y el otro casi cerrado lo dejas en la mesilla con la misma pregunta en la cabeza que te haces siempre que cierras un libro: ¿sería yo capaz algún día de transmitir escrito en páginas todo aquello que a mí me llega de todos los libros que me leo?, ¿sería capaz de crear personajes que se quedasen en el corazón de los lectores así como yo guardo conmigo a la inmensa mayoría de los que he conocido escondidos tras las páginas de un buen libro?.

Y un buen día, sin saber cómo ni por qué, te topas con ese personaje al que tú misma vas a dar vida así como sin darte cuenta estás sentada frente a un ordenador que tiene la mitad de años que tú tecleando con brío su historia que a su vez también será la tuya creando una fusión entre ese personaje y tú que que será infranqueable el resto de tu vida.

 Pasan dos (largos) años de investigación, de noches en vela, de hacer y deshacer, de borrar dos líneas y escribir cinco e incluso a veces a la inversa hasta que llegan esas últimas tres letras que terminan esa increíble historia que durante esos dos años solo ha sido tuya. “Fin”.

Envías el borrador con más miedo que vergüenza y en un abrir y cerrar de ojos, (en sentido figurado, por supuesto) tu novela va por una cuarta edición y dos premios literarios reconocidos; Mejor novela ficción contemporánea 2024 y Mejor novela 2024 así como el mejor premio que un escritor puede llegar a tener, la aceptación de tu novela, el que esos personajes que tú misma has creado han sabido quedarse dentro de todos aquellos que lo han leído, los “enhorabuena” sinceros, los “no dejes de escribir” de personas que ni siquiera conoces y esa satisfacción tan grande que sientes contigo misma cuando, al cerrar el libro que tú te estás leyendo en ese momento, ya no te haces la pregunta de si serías capaz de escribir uno sino que alzas la vista, miras a “tu templo” y lo ves, justo al lado de grandiosidades como Arturo Pérez Reverte, Almudena Grandes o Paloma Cuevas, porque quizás no tenga tanto “caché” como ellos pero para ti, siempre será, EL MEJOR LIBRO DEL MUNDO….

Josefa y su Aquelarre.

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