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Charlamos con el autor de «El legado de un minero», Higinio Aira García.

Charlamos con el autor de «El legado de un minero», Higinio Aira García.

• Qué te motivó a escribir «El legado de un minero»? ¿Qué te llevó a decidir recopilar tus vivencias y plasmarlas por escrito?

Siempre me gustó contar mis vivencias de niño y adolescente, además de las relacionadas con mi profesión de minero y llevo toda la vida relatando estas historias, sobre todo a mis hijas, nietos y a quien se prestara a mis oídos en reuniones familiares y con amigos. Además, como somos una familia numerosa, tenía audiencia. Y la verdad es que siempre me gustó hablar y aportar conocimientos, de hecho la enseñanza a adultos es mi profesión frustrada.

Empecé con 88 años a escribir, en plena pandemia, pensando en mis hijas, nietas y bisnietos, para que no cayeran en el olvido esas vivencias personales que les llevo contando durante toda mi vida; en principio escribía por el simple hecho de tenerlo escrito de mi puño y letra para plasmar un poco mis ideas de la minería como un legado para mis hijas, sin pensar en publicar un libro, y mi mujer me decía: “¡Qué tanto escribes…!, parece que estés escribiendo un libro”, y al final poco a poco amplié la escritura sobre el tiempo vivido de niño y adolescente y era tanta la información escrita, que llegó un momento en que me animé a plasmarla en un libro, consiguiendo publicarlo finalmente para el público en general.

• ¿Cuál fue el proceso de escritura de tu obra autobiográfica? ¿Encontraste algún desafío particular al relatar tus experiencias de vida?

Tengo que comentar que hace bastantes años tuve un accidente de tráfico, del cual recuperé el conocimiento en el hospital y me quedaron secuelas, afectando a mi memoria. Esto, unido a la edad que tengo en la actualidad, hace que los recuerdos, particularmente los más antiguos, se difuminen con el paso del tiempo. Así que tuve que hacer un esfuerzo extra para ir recordando cada una de las anécdotas y hechos que relato.

Por otro lado, en el libro expongo algunos hechos con datos y fechas concretas que creí necesario que constaran correctamente, por ello tuve que buscar diversa información en internet a través de una tablet o el móvil, y si tenemos en cuenta que a mi edad no soy hábil con estos dispositivos electrónicos que no existían en mi época, puedo decir que fue todo un desafío para mí.

• ¿Cuál consideras que es el mensaje principal que deseas transmitir a través de tu libro?

Con este libro pretendo dar a conocer a las generaciones presentes y futuras lo que significaron esos años y esa forma de vida. Me gustaría que el lector se sorprendiera de cómo se vivía en esa época, a través de anécdotas, datos y hechos que, bajo el prisma de la época actual, serían inverosímiles. En el libro se refleja la realidad de la época, con grandes carencias y se muestra cómo iba cambiando la mentalidad y con ello, la forma de trabajar, las mejoras en seguridad y el trato hacia el obrero.

Espero que el lector sea consciente de los grandes avances que se han producido a lo largo del tiempo y que recuerden con nostalgia a las gentes que vivieron esa época con tanta falta de recursos.

Al final, es el testimonio de un modo de vida que podría considerarse un patrimonio inmaterial a tener en cuenta, pues sin esos años nuestra historia sería muy diferente; por ello no debemos olvidar de dónde venimos para entender dónde estamos.

• Como minero de profesión, ¿cómo crees que ha evolucionado el reconocimiento y la dignificación del trabajo en la minería desde tus primeros días en la industria hasta tu jubilación?

En mis inicios en la minería y anteriormente, no había ninguna consideración hacia el obrero, estaba esclavizado y se consideraba un medio para que la empresa pudiera obtener beneficios, con unos sueldos de miseria que en muchos casos no daban casi para sobrevivir; poco a poco, con muchas huelgas y el cambio de mentalidad que necesariamente se estaba produciendo en la sociedad, fueron mejorando las cosas. Y aunque los cambios fueron muy lentos, poco a poco se ha ido consiguiendo en todos los ámbitos, no solo en la minería, dignificar el trabajo del obrero.

• ¿Qué aspectos de tu vida y tu experiencia como minero consideras que son únicos e irrepetibles y que quisiste destacar en tu libro?

Hay muchos momentos, como cuando de niño no teníamos para comer y comíamos naranjas podres que desechaban en un economato cercano tirándolas al río al no ser aptas para la venta, o cuando los obreros (yo incluido) nos autolesionábamos para tener una baja por “accidente laboral”, ya que nos encontrábamos exhaustos con las jornadas interminables de trabajo.

Hubo un hecho muy importante que repercutió en toda España, que es la «Huelgona» o «Huelga del silencio» en 1962, pues durante toda la jornada laboral, todos los obreros permanecían sentados, sin mediar una palabra, sin voces ni insultos hacia nadie y la verdad que impresionaba ver allí sentados durante ocho horas diarias a los cuatrocientos o quinientos mineros durante los dos meses que duró esta huelga. Además, ello implicó un cambio de inflexión en la minería, con mejoras laborales en seguridad y con ello la dignificación del trabajador estaba en camino.

Intenté destacar el modo de vivir y las condiciones de vida en la historia reciente de la minería en Asturias, reflejando la evolución que se ha producido a lo largo del siglo XX tratando, por mi parte, de dignificar la profesión del minero. En lugar destacado están las tragedias mineras, por su repercusión dentro y fuera de la mina, el Frente de Juventudes, por su desconocimiento y, especialmente, la Brigada de Salvamento Minero, por ser un cuerpo de rescate único en el mundo. Igualmente, hay que destacar la parte dedicada a mis hermanos como refugiados en la guerra civil española.

• ¿Cómo fue enfrentar los desafíos y las dificultades de la pandemia de COVID-19 mientras estabas escribiendo tu libro?

La etapa inicial del Covid-19 es un episodio muy oscuro en nuestra historia donde todos parecíamos ser testigos y protagonistas de una novela dramática que parecía no tener fin. Quizás eso me hizo ver con toda su crudeza la fragilidad de la vida, y el deseo de dar a conocer mis vivencias se hizo más fuerte, dando como resultado el comienzo de mi escritura. Los días pasaban, las noticias no eran nada esperanzadoras, pero yo seguía escribiendo, llenaba la mesa de folios, a veces me perdía entre los papeles, parecía que así llenaba el vacío por no poder ver a mis hijas y por la tristeza y desesperanza que reinaba en el mundo.

Durante el confinamiento, todos los días, además de escribir, me podía permitir dar pequeños paseos en la finca donde tengo mi vivienda, así que me considero un privilegiado, porque ello me permitía tomar el aire y volver a sentarme en mi escritorio para seguir escribiendo con más ganas.

El autor posando junto a un tren de la época.

• ¿Cuál fue el momento más emotivo o significativo para ti mientras escribías «El legado de un minero»?

El momento en que decidí que tenía que publicar el libro, para que además de mis hijas, que ya conocían muchas de las historias que se cuentan en el mismo, pudieran ser conocidas por cualquier persona que estuviera interesado en mantener vivo el recuerdo de los últimos mineros y de su forma de vida, fue un momento muy significativo, porque ello implicaba que tenía una gran responsabilidad por contar las cosas y contarlas bien.

Un momento muy emotivo al escribir fue la parte dedicada a la familia, donde relaciono a mis familiares y cuento hechos y vivencias que les han ocurrido a ellos. Y fue duro recordar que están ya fallecidos, en especial mis padres y hermanos.

• ¿Qué esperas que los lectores aprendan o comprendan después de leer tu obra?

Creo que la lectura de este libro no les dejará indiferentes, y me gustaría que los lectores sean conscientes de que muchas veces, a pesar de las dificultades se puede llegar a donde se quiera, pues en mi caso, a pesar de las pocas oportunidades laborales donde para subsistir se vivía casi exclusivamente de las minas de carbón, tuve la suerte de poder estudiar en la escuela de facultativos, hoy denominados Ingenieros Técnicos de Minas, en Mieres, lo que me permitió conseguir la máxima categoría a la que se puede acceder con ese título.

Me gustaría que las nuevas generaciones conozcan, a través de una pequeña parte que comento en el libro vivida por mis hermanos siendo niños, lo que significó la guerra civil, que comprendan que la vida avanza y que se han superado épocas pasadas y oscuras de nuestra historia, la cual se debe conocer para no volver a repetirla.

Espero que con la lectura se comprenda el cambio tan grande que ha habido en general en la sociedad, tanto en medios como en modo de vida, que sepan apreciar y valorar las comodidades de las que disfrutamos actualmente, pues detrás de ello, para llegar a donde estamos, hubo mucho sacrificio y sufrimiento, muchas huelgas para conseguir los derechos que tenemos ahora. Pero, a su vez, se debe comprender que el éxito sólo se consigue con humildad y esfuerzo.

Espero que el libro sea interesante para el público, en general, y los jóvenes que no han vivido esa época, en particular, pues les brinda la oportunidad de conocer la historia de los últimos mineros en Asturias, el alma del pueblo minero, su forma de vivir y de luchar.

• ¿Qué te llevó a elegir la editorial Círculo Rojo para publicar tu libro? ¿Cómo ha sido tu experiencia trabajando con ellos?

Cuando me puse a escribir, incluso antes de finalizar la escritura, pero teniendo ya en mente la publicación de mi autobiografía, mis hijas buscaron información por internet y rápidamente vieron que la editorial Círculo Rojo ofrecía unas condiciones inmejorables para la autoedición de un libro, dando oportunidad a escritores noveles sin conocimientos sobre todo el proceso que conlleva: corrección, maquetación, diseño, distribución, comunicación… Además, Círculo Rojo es una marca reconocida, que siempre es un plus para tomar la decisión final.

La experiencia ha sido muy positiva, pues la editorial guía al autor en todo momento en cada fase del proceso hasta la obtención de los ejemplares físicos y su distribución, haciendo partícipe al autor de todos los pasos que hay que dar y respetando siempre sus ideas. Y es digno de elogio que Círculo Rojo, además de ofrecer una oportunidad a escritores noveles para publicar un libro, sea una de las editoriales más valoradas de autoedición en España. 

• A lo largo de tu vida, has desempeñado varios roles dentro de la industria minera y también has participado en actividades sindicales y profesionales. ¿Cómo influyeron estas experiencias en tu enfoque al escribir tu autobiografía?

Fui secretario de una asociación de ingenieros técnicos en minería, que tenía por objeto mejorar y regular a los ingenieros técnicos, porque me lo habían pedido mis compañeros al considerar que yo tenía capacidad para ello y que podía aportar ideas. Fue una experiencia interesante y tenía que reunirme con el presidente de Hunosa, el consejero-delegado… y con otras empresas mineras (Cangas del Narcea, La Robla…)

Recuerdo que nos encontrábamos con grandes tropiezos, con otras mentalidades diferentes y costaba hacer ver nuestras demandas y llevarlas a cabo. Al final, después de cuatro años, dejé el cargo, puesto que además tenía que realizar mi trabajo habitual, con lo cual tampoco tenía tiempo para estar con mi familia.

El estar esos años colaborando con la asociación, me valió para tener una visión más real de los problemas de los ingenieros técnicos y plasmar la realidad en el libro.


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