Carmina Castellano Tejedor nos cuenta todos los detalles de su primera publicación, “Pedazos”
Empecemos por lo principal, ¿quién es Carmina Castellano Tejedor?
Nací en los 80. Por aquella época, Internet aún no estaba al alcance de todos y tampoco los Smartphones y todas sus posibilidades, así que dediqué gran parte de mi infancia a devorar libros. Me considero una persona sensible, curiosa, observadora y con muchas ganas de aprender. Respeto enormemente el oficio de la escritura y desde mi aproximación absolutamente amateur, he puesto siempre mucho empeño en seguir formándome y en aprender de mis maestros; no sólo de los clásicos y de los referentes literarios actuales, sino también de aquellos maestros de carne y hueso, como es el caso de mi profesor, Marcel Clement (Cia. del Corb), que me inició en la dramaturgia y me motivó para seguir aprendiendo acerca de la escritura de piezas teatrales.
¿A qué edad sientes la necesidad de empezar a escribir?
Recuerdo que una de las primeras respuestas que daba a aquello de “Y tú de mayor, ¿qué quieres ser?” era “escritora”. No sé qué edad tenía, ¿a qué edad se empieza a preguntar eso a los niños y las niñas? Quizás 6 o 7 años porque el escenario de fondo de esta pregunta es el del pueblo donde crecí.
También por aquella época, allá por los 90, me apasioné por el cine de terror. La “culpa” de esto es, en parte, de mi madre y, en otra parte, de la televisión, que hacía del cine un evento casi mágico. Desde el sofá, mi madre iba censurando (a veces un poco al azar) algunas de las escenas de estas pelis y me obligaba a taparme los ojos con esas manitas que a duras penas cubrían media cara. Aquellas noches de sábado viendo juntas “Alucine” en TV2 eran maravillosas. ¿Dónde quedó aquello? Aunque supongo que muchas de esas películas hoy día no satisfacerían el paladar de los cinéfilos más exigentes, creo que sí eran capaces de alimentar la imaginación de unos cuantos. Así fué en mi caso. O quizás ya era así, quién sabe, pues a menudo mi padre me decía “Tienes más cuento que calleja”. Quizá tuviera razón.
La idea de ser escritora también iba creciendo cuando, cada noche, me iba a dormir con la expectativa de tener sueños vívidos, incluso pesadillas. El objetivo era levantarme al día siguiente y transcribirlo todo en un papel. Para mí, era el camino para empezar a dar forma a aquello de “ser escritora”.
Otra vía de aprendizaje del oficio era la lectura. Con una de mis primeras pagas sustanciosas (la de la primera comunión) me compré una colección de libros de terror, entre los que se hallaban varios ejemplares de Stephen King y Dean Koontz, entre otros. Los devoré en pocas tardes. Tardes en las que mis amigas me llamaban para salir con ellas, y yo siempre decía que “no podía”. Estaba tratando de ser escritora, así que tenía que leer mucho. Estoy convencida que para aprender a escribir, primero hay que aprender a leer, y hacerlo mucho, a conciencia; y no sólo hablo de la mecánica, sino de la parte de crítica y reflexiva de lo que se lee.
¿Cuántos libros has publicado desde entonces?
Escribir, he escrito mucho. Sobre todo poesía. No obstante, por el momento, Pedazos es mi primera publicación de micro-teatro. La segunda pieza teatral, En estas cuatro paredes, está a punto de ver la luz. No obstante, quiero seguir escribiendo y aprendiendo, no solo dramaturgia sino también poesía y narrativa. Tiempo al tiempo, espero tener una larga vida.
Hablemos de tu obra más reciente: “Pedazos”. ¿Cómo nace la idea de escribirla?
La idea nace en el contexto de un curso de Dramaturgia al que me inscribí, por error en primer instante, por bendito acierto al final, en Els Amics de les Arts i Joventuts Musicals de Terrassa (Barcelona), dentro del grupo literario. Digo por error porque el título del curso era “la poètica de l’instant vital” y, antes de leer el programa, asumí que iba de poesía. Obviamente, después de hacer el contacto con la escuela para formalizar la matrícula, me di cuenta de mi despiste, pero decidí tirar adelante ¿por qué no? No pude acertar más. En el curso, no solo tuve la oportunidad de conocer a unos compañeros maravillosos, generosos y talentosos, sino que el docente, Marcel Clement, resultó de lo más inspirador. Con sus clases, me ayudó a ver la conexión entre la poesía y la dramaturgia. No en balde, escogió la frase de Lorca para introducir el índice del curso “El teatro es poesía que sale del libro para hacerse humana”. Además, nos regaló sesiones de lo más divertidas y productivas, ayudándonos a encontrar y respetar nuestro estilo personal. Disfruto de esas tardes de lunes tanto como de aquellas noches de sábado de Alucine.
¿Qué es lo que más destacarías de “Pedazos”?
No me toca a mí destacar nada, pero diré lo que representa para mí. Más allá de ser la primera producción literaria propia que he visto materialmente en formato final, es un pedazo muy personal. En ella he tratado de poner inquietudes, valores, pensamientos y reflexiones acerca del vínculo humano y del desarrollo individual. El profe de dramaturgia siempre nos preguntaba cuál era el tema de la obra y cuál el objetivo. Pues bien, no voy a revelar aquí la respuesta de ninguna de esas preguntas porque creo que el teatro está para vivirlo en primera persona y de forma íntima, pero sí apuntaré que Pedazos es un viaje personal acerca de una trayectoria universal.
¿Qué pretendes conseguir en el lector con su lectura?
Que algo de lo que digo resuene de algún modo en el pecho y la mente de las personas que la lean. Dicen que lo peor es la indiferencia.
¿Eres una escritora ambiciosa de las que quiere llegar lejos, o te conformas con escribir lo que quieres y publicar a tu ritmo, con diferencia del éxito que puedas conseguir?
No pretendo nada más que disfrutar y seguir aprendiendo; que es lo que llevo haciendo toda la vida. Aunque a veces escriba sobre cosas tristes o dolorosas (pues la mayoría de veces así es), eso no resta ni un ápice de disfrute de mi proceso. La escritura para mí es sumamente interesante, reveladora, a la par que terapéutica. Si mezclas eso con la ambición económica o la expectativa de fama, creo que estás en riesgo de perder todo lo anterior, que es infinitamente más valioso. Yo escribo porque necesito hacerlo y espero que me lean porque disfruten haciéndolo y, por qué no, les sirva de algún modo. Pero si nadie me lee, o solo lo hacen unas pocas personas, también me vale. Yo he hecho lo que sentía que necesitaba hacer.
¿Algo que puedas aconsejarles a los que están pensando en publicar?
Que se centren primero en disfrutar escribiendo. Publicar es una parte del proceso, divertida e ilusionante, pero la última. Aunque de cara a la difusión es obvio que es la más importante, si las entrañas no están bien cocinadas, da igual cómo de bonito quede el libro, o lo lejos que éste pueda llegar. Decepcionará y su recorrido será corto. Creo que en la sociedad en la que vivimos se prioriza mucho obtener cosas tangibles y cuanto más rápido mejor. Es como si viviésemos constantemente instalados en el futuro. Pero para escribir (bien) creo que debes estar muy instalado en el presente. Puedes escribir rápido, incluso capítulos o escenas de un tirón en una sola sentada, pero sabes que vas a tener que volver. Vas a tener que releer, revisar, tachar, e incluso tirar todo lo escrito a la basura, para volver a empezar. Pero nunca de cero. Porque escribir es un proceso iterativo. El mimo y la dedicación en cada página (a una velocidad u otra) son clave, pero debes pensar en lo que tienes ahora entre manos, no en lo que esperas conseguir una vez hayas acabado. Eso desenfoca. O esa es mi opinión.
¿Cuál ha sido tu experiencia publicando con la Editorial Círculo Rojo?
Hace tiempo que conozco la editorial por un comentario que hizo un periodista famoso en un programa de televisión. No obstante, nunca había considerado en serio la posibilidad de publicar. Nunca, hasta que llegó este proyecto y una cosa llevó a la otra. En primera instancia solo quería preparar una edición para regalar a mis seres queridos y a mis compañeros de Dramaturgia a modo de obsequio. La idea era imprimir la pieza de una forma vistosa. Por motivo de mi cumpleaños, mi marido me regaló los servicios de un ilustrador. Eso dio vida gráfica a los personajes y a algunas escenas de la obra. Imagináis que la cosa iba tomando una forma chula y, finalmente, me decidí a consultar a Círculo Rojo. Pensé, “ya que me pongo, hagámoslo bien”.
En Círculo Rojo todo el proceso de edición y publicación se desarrolló a la perfección. La comunicación ha sido siempre cercana y fluida y, en todo momento, se han adaptado a todas y cada una de mis sugerencias y peticiones por lo que respecta a maquetación y diseño. Sin duda, lo recomiendo y repetiré.
¿Qué autores te han inspirado más a la hora de escribir?
Buf, qué pregunta… Típica y previsible en este tipo de entrevistas, está claro, pero nunca estoy preparada para responder algo así… La lista puede ser larga. Desde muy joven ya he comentado que empecé con el género de terror con autores como Stephen King, Dean Koontz, o clásicos como Lovecraft, Mary Shelley, Poe o Bram Stoker. También me enganché al misterio con autoras magníficas como Agatha Christie o Anne Perry. Sin ser mucho de ciencia ficción, me cautivaron autores como Ray Bradbury o Philip K. Dick. También, otros más contemporáneos con obras que, personalmente, considero imprescindibles son Ian Banks, William Burroughs o Bukowski. También me gustaría destacar autores de mi rama profesional como Freud, Jung, Carl Rogers o Irvin Yalom, por mencionar a algunos de los muchos que podría anotar. Por supuesto, he disfrutado enormemente, y he aprendido idiomas a la par, leyendo la versión bilingüe de autores como Charles Baudelaire, Sylvia Plath o J.W. von Goethe. Por último, mi profe de Dramaturgia y mis compañeros me han ayudado a descubrir a Sarah Kane, Angélica Liddell, Harold Pinter, Luigi Pirandello o textos didácticos como los de David Corbett (El arte de crear personajes) o Balló y Pérez (La Semilla inmortal). Ya avisé que la lista podía ser larga… Y me dejo muchos fuera.
¿Dónde se pueden conseguir tus libros?
Pues actualmente Pedazos está disponible en Círculo Rojo (https://editorialcirculorojo.com/pedazos-2/), en La Casa del Libro (https://www.casadellibro.com/libro-pedazos/9788411551090/13272810)
o en otros portales como Libros CC (https://libros.cc/Pedazos.htm?isbn=9788411551090) o Todos tus libros (https://www.todostuslibros.com/libros/pedazos-de-carmina_978-84-1155-109-0). De todas formas, seguro que lo puedes pedir a tu librero o librera habitual, o encontrarlo a través de Amazon.
Para terminar, ¿nos recomiendas alguna lectura?
Por supuesto, ¡Pedazos! No os llevará mucho tiempo leerlo, aunque espero que parte de él siga con vosotros después de hacerlo. No obstante, si cuando acabáis decidís que os ha gustado la pieza pero que tenéis ganas de seguir leyendo, acertaréis con cualquiera de los autores que señalaba anteriormente, y pronto se publicará mi segunda obra dramática, En estas cuatro paredes, por si queréis seguir leyéndome.
¿Te gustaría conocer las apasionantes historias de escritores modestos, pero no por ello menos buenos?
Únete a nuestro canal de Telegram (es gratis) para ayudarnos a darles voz a esos escritores que necesitan un empujón. Sus vivencias e historias para publicar sus libros, su pelea para hacerse un hueco y su mensaje es igual o mejor que el de cualquier top ventas. Únete a nuestro canal para descubrirlos y apoyarles.