Maldito refranero español | Por Álvaro Calvete Aguilar
Somos seres de costumbres. Esto es así, no hay discusión posible, y el que diga lo contrario, lo hace precisamente porque uno de los hábitos que nos caracterizan es el de llevar la contraria por decreto.
Realizamos las mismas rutinas día sí, día también, sin darnos cuenta, pero ejecutadas religiosamente la mayoría de las veces, sin plantearnos tan siquiera explorar opciones diferentes a las que ya tenemos preinstaladas en nuestra CPU. Asumimos de manera inconsciente que ese es nuestro sino diario, y no nos arriesgamos a salir de nuestra zona de confort, donde, dicen, sucede la magia. Ya saben cómo va esto: «más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer».
¡Ay, el refranero español, qué sabio es!, ¿no? Pues tal vez haya llegado el momento de replantearnos nuestras creencias, nuestras costumbres, y todo aquello que dábamos por hecho, y que hemos mantenido inalterable en el tiempo, simplemente, porque somos seres de costumbres.
Verán, a mí siempre me chirriaron tres refranes que me hacían preguntarme si llevaban razón, es decir, si debía seguirlos a pies juntillas, como una verdad universal, o si cabía la posibilidad de replanteármelos. Y eso hice. Permítanme compartirlos:
– «El tiempo es oro». El oro es valioso, sin duda, pero compararlo con el tiempo es insultante. No hay nada que se pueda comparar con el tiempo, es algo que trasciende a todo, y de cuyo valor te vas haciendo cada vez más consciente cuanto más discurre. Si pretendemos poner el valor del oro al mismo nivel que el tiempo, estaremos desperdiciando e infravalorando algo que ni todo el oro del mundo podría comprar.
⁃ «Lo importante es participar». Si de verdad piensas esto, nunca más participes en nada. La pasión, el esfuerzo, la ilusión y el espíritu de superación son algo que solo da ese afán de ser el mejor. Si participas en algo, dalo todo, pon todo de tu parte para lograr tu objetivo, y si al final resulta que no lo alcanzas, entonces habrás aprendido una valiosa lección gracias a que participaste para alcanzar tu meta. Pero no empieces derrotado, no dejes de aspirar a lo más alto, ni te rindas antes de empezar si quiera.
⁃ «Querer es poder». Ya va siendo hora de desechar la idea de que solo por el hecho de desear algo lo vamos a conseguir. Se crea una falsa esperanza que puede desembocar en frustración. Querer es el primer paso, pero después de fijarnos un objetivo, hay que luchar por él. No siempre vamos a poder lograrlo, así que no, querer no es poder, y poder no siempre es querer. Ya se sabe que «Dios le da pan a quien no tiene dientes».
Resumiendo, que hay costumbres y costumbres, y que deberíamos pararnos a pensar cuáles nos benefician y cuáles son un lastre para nuestro desarrollo personal y social, porque si lo hiciéramos, tal vez dejaríamos de normalizar algunos comportamientos a los que, por desgracia, nos hemos acostumbrado y como que no nos sorprenden ni nos afectan como deberían. La corrupción de los políticos, la guerra, el maltrato y la violencia de género, el racismo en todas sus formas, la homofobia, la falta de respeto y solidaridad, la violencia, a la subida de impuestos, de precios, de la luz, de la gasolina, y un largo etcétera que, como seres de costumbre, ya no nos hace sangrar aunque nos pinchen.
Que normalicemos algo no significa que sea lo correcto.
Aunque, ahora que lo pienso, tal vez la solución radique, precisamente, en acostumbrarnos a criticar y denunciar aquello que suponga una fea costumbre, a replantearnos nuestros hábitos, a probar cosas nuevas, y a ver aquello que despreciamos desde otra perspectiva a la que no estamos acostumbrados.
Atrévanse a probar cosas nuevas, a romper con lo establecido, a tomar riesgos dentro de lo que están acostumbrados a hacer. Porque, como dice el refranero español, «no hay mal que por bien no venga», y ya saben lo sabio que es el refranero español…
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