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¿Es posible ser estoico en la sociedad actual? | Por Juan José Robles

¿Es posible ser estoico en la sociedad actual? | Por Juan José Robles

Y no es tan sólo un título, es una pregunta que últimamente me hago, y espero que alguien lea este artículo y sepa o quiera responderla. Si no de que otra forma me hubiera atrevido a escribir sobre un tema tan complicado, siento tan solo un neófito en la materia. Y además teniendo en cuenta que ni tan siquiera los antiguos filósofos, griegos y romanos, pudieron ponerse de acuerdo, desde Zenón de Citio, filósofo griego creador y fundador de la escuela estoica, hasta Marco Aurelio, el emperador-filósofo, que nos legó sus pensamientos más íntimos y personales.

     No pretendo en una pocas líneas, hacer un tratado sobre el estoicismo, tampoco estaría capacitado para ello. Pero si quizás dar unas pequeñas pinceladas, quizás con la esperanza de que, aunque solo fuera una sola persona, se interesase por el tema e investigue. Convertirse en estoico no es tarea fácil, requiere un alto grado de esfuerzo, autocontrol y fuerza de voluntad. Pero eso sí, a cambio ganas grandes momentos de felicidad y tranquilidad.

    La base de la filosofía estoica está basada en el dominio y control de los hechos, cosas y pasiones que perturban la vida. El objetivo es conseguir la felicidad y sabiduría. No dejarse dominar por la pasiones, el miedo y el dolor. Y tratar a los demás de forma justa y equitativa.

     Quizás hace más de dos mil años, fuera algo más sencillo, pero en la sociedad actual, donde todo va tan deprisa, donde estamos rodeados de estímulos, donde el consumismo rige nuestras vidas y en el que la competitividad es cada vez feroz, podría parecer a priori más complicado, y ciertamente lo es.

      Pero no debemos dejar llevar por el desencanto, y pensar que hay algunas máximas del estoicismo, que podemos aplicar en nuestro día a día, aunque no sin cierto esfuerzo, por supuesto.

      Uno de los conceptos que más me gusta del estoicismo es el llamado “cosmopolitismo”, concebido por Hierocles. (no confundir con el Hierocles amante y esposo de Heliogábalo). Una idea visualizada a través de círculos concéntricos de preocupación. El círculo interior y el mas pequeño, correspondería a nuestro “yo”, los siguientes mas cada vez mas grandes, serían nuestros parientes y amigos, conciudadanos, compatriotas o etnia y el más alejado, la humanidad. El concepto es tratar a las personas de los círculos mas alejados, de igual manera que lo hacemos con las de los mas cercanos, incluidos el nuestro propio. Esta idea, que ahora la podríamos denominar como “empatía”, ha de desarrollarse y entenderse de dos maneras. La primera como hemos de familiarizarnos y hacer propios los problemas de los demás, siendo plenamente conscientes de que no podemos existir como seres individuales, sino como parte de un todo. Y el segundo, el cosmopolitismo, propiamente dicho, y que Sócrates describe a la perfección:

 “Nunca respondas a quien te pregunte sobre tu país: Soy ateniense o soy corintio, sino Soy ciudadano del mundo”

    Un segundo concepto, sencillo de aplicar a nuestra vida diaria. Concentrar nuestros esfuerzos en los acontecimientos de la vida que podemos controlar y no preocuparnos de todos aquellos que no están en nuestras manos. Un ejemplo: Ante una entrevista de trabajo, habremos de prepararnos de la mejor manera para afrontarla y tener éxito en ella. Pero no ha de perturbarnos el resultado de esta, porque en éste influyen muchos factores ajenos a nuestra voluntad. No ha de quitarnos el sueño aquello que la naturaleza, y no nosotros, controla.

      Algo importante también me parece la forma en el que afrontamos los ataques, insultos o decepciones que podamos recibir de los demás. El enfado o disgusto no es un camino que nos lleve a ningún sitio. Por lo contrario, en lugar de perturbar nuestra paz, esos hechos nos deben enseñar a no tratar a los demás de la misma manera, ni tan siquiera a quien trató de ofendernos. No se trata de perdonar, porque no se puede perdonar a quien no nos ofendió, aunque tratara de hacerlo.

       El estoicismo también nos enseña que no debemos ser excesivamente optimistas ante el resultado de algún reto futuro, no se trata de caer en el derrotismo. El exceso de optimismo, sin duda nos llevará a la decepción. Por lo contrario, si nuestras expectativas son bajas, cualquier logro nos llenará de alegría. Os aseguro que funciona, es algo que he probado recientemente, y la adrenalina que corre por tu cuerpo cuando consigues algo importante, sin esperarlo, en una dulce sensación de felicidad.

      Y para finalizar, solo unos breves conceptos que os invito a explorar.

Recordar la fugacidad de la cosas, pero también de las personas.

Antes de caer en el enfado, hacer una pausa y respirar hondo.

Alterizar ante los acontecimientos de la vida, de la misma manera cuando nos ocurre a nosotros, que cuando les ocurre a los demás.

Hablar poco y bien, porque no es mejor el que habla mucho y dice poco, sino el que habla poco y dice mucho.

Elegir bien nuestra compañía: “Evita fraternizar con no filósofos” —dice Epitecto— Aunque no quiere decir que solo nos juntemos con académicos, si no que procuremos rodearnos de aquellos que procuren mejorar no solo su vida, sino la de la comunidad, en el más amplio sentido de la palabra.

No hablar demasiado de nosotros mismos, por lo contrario, evitarlo, porque un exceso de “ego” es algo que puede incomodar a los demás.

Hablar siempre sin juzgar. Porque el que juzga a los demás, realmente se está juzgando a si mismo.

Y para finalizar. Al final de cada día, reflexionar sobre nuestros actos del día en intentar ver en que podemos mejorar.

     Quizás una de las ventajas del estoicismo, es que es una filosofía que se puede adoptar desde la no creencia en ningún dios, aunque los filósofos antiguos expresaran que nuestras virtudes fueron dadas por los dioses, es la naturaleza la que nos marca nuestro día a día, y con la que tenemos que vivir en armonía.

      Y esto es todo, si con estas breves pinceladas, he despertado vuestra curiosidad, pues doy por bueno este pequeño esfuerzo.

Lectura recomendada:

Como ser un estoico (Maxximo Pigliucci)

Juan José Robles "¿Es posible ser estoico en la sociedad actual?"
Juan José Robles “¿Es posible ser estoico en la sociedad actual?”

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