Amistad, ¿qué significa? | Por Antonia Peiró
La palabra amistad, según el diccionario, significa: “Afecto personal, puro y desinteresado, compartido con otra persona, que nace y se fortalece con el trato.” Pero, ¿qué significa en cada uno de nosotros?
Muchas veces se nos llena la boca con esa palabra, amistad, contamos los amigos que tenemos en redes sociales, hablamos sobre ello con los que también consideramos amigos, y de alguna manera presumimos de ello. Pero ¿alguna vez hemos pensado qué significa la palabra amistad para nosotros?
En la vida pasamos por diferentes etapas, desde la infancia hasta la vejez, y a lo largo de este viaje relacionamos esta palabra a diferentes hechos y necesidades, generalmente asociadas a la edad en la que estamos en esos momentos.
Cuando somos pequeños, nuestros amigos son los que comparten juego, y estos van y vienen de la misma manera que cambiamos de juego. Nos enfadamos cuando marcan un gol o porque no intercambiamos los vestidos de la muñeca. No nos “ajuntamos” durante un tiempo, hasta que coincidimos de nuevo y reanudamos el juego como si nada hubiera sucedido. Años después, en el instituto, el concepto de amistad ya cambia; buscamos esa complicidad ante los nuevos acontecimientos, horas eternas hablando de nuestros sentimientos, que son nuevos, profundos e intensos. Las primeras decepciones amorosas nos llevan a llamadas de teléfono eternas, donde nos perdemos en espacio y tiempo, haciendo que todo aquello que en esos momentos sucede a nuestro alrededor carezca de importancia.
Los años pasan y con ellos vienen nuevos problemas, alegrías y amistades. Entonces comienzas a valorar más a quienes te acompañan en el día a día; valoras sus opiniones y formas parte activa también de sus problemas y de sus éxitos. Un mal día se puede arreglar tomando un café con un amigo o con una amiga, sin necesidad incluso de hablar del problema en sí, simplemente acompañando en ese instante, porque hay momentos donde las palabras sobran, pero la presencia es necesaria.
La amistad puede salvarnos en los momentos más duros, en esos días que parece que nada tiene sentido, donde la vida olvidó enviarnos instantes de felicidad; un abrazo, una sonrisa, unas palabras de quien no te juzgará pero te acompañará en todo momento puede ser suficiente para que sientas que no todo está perdido.
Todos necesitamos una persona que nos escuche, que nos aconseje en algunos momentos de nuestra vida, y compartir, cómo no, alegrías.
Pese a todo debemos ser conscientes de que hay amistades que no duran siempre, aunque queramos que sea así. Entonces, ¿qué pasa cuando esto sucede? Deberíamos agradecer el tiempo que estuvo junto a nosotros, lo que nos aportó y le aportamos, y recordarlo siempre. No quiere decir que no duela, seguramente dolerá y mucho, y durante un tiempo no querremos recordarle, pero todo pasa y un día, sin darnos cuenta, una leve sonrisa saldrá de nuestros labios al recordar momentos junto a esa persona.
Es importante disfrutar de la amistad, porque también hay amistades que duran toda la vida, que son familia, aunque tengamos familia, que están cuando las necesitas, que sin necesidad de explicar saben que necesitas un abrazo, una sonrisa, un silencio, porque es importante también respetar los silencios. Valoremos esas amistades, las que nos dan la mano al caer, las que se sientan junto a nosotros cuando ni siquiera podemos ponernos de pie.
Deberíamos reflexionar por un instante cómo sería nuestra vida sin esas personas, cómo seríamos nosotros sin ellos. Por mi parte, y aprovechando esta oportunidad que la vida me brinda escribiendo este artículo, doy las gracias a las personas que tengo en mi vida, que me hacen mejor persona cada día, que me aportan valores, que me avisan de mis errores, que me ayudan a sonreír cuando no me quedan sonrisas, que me abrazan cuando necesito un refugio, que me han acompañado cuando la tristeza ha invadido mi espacio y que están junto a mi celebrando que estoy consiguiendo realizar mis sueños. Porque esos son amigos o familia que son amigos, que se alegran de tus logros, que te acompañan en esos momentos, que hacen lo imposible para acompañarte en una presentación, que te llaman para decir lo orgullosos que están al ver como día a día te vas superando.
Gracias por esos cafés de la mañana, por esas conversaciones casi clandestinas en los pasillos para saber cómo estoy, por la complicidad, por las risas que descolocan a otros compañeros, por esos paseos bajo el sol que hacen que olvide lo sucedido, por los consejos, por los ánimos, por enseñarme a rectificar…en definitiva por estar en mi vida y hacerme mejor persona.
¿Qué es para ti la amistad?

Comprar «Tantas páginas por escribir», de Antonia Peiró: https://www.libreriaeditorialcirculorojo.com/producto/tantas-paginas-por-escribir/