Una charla con el autor de «La energía del punto cero»
- ¿Cómo nace tu interés por la ciencia ficción y la fantasía? ¿Hubo algún momento o autor en particular que te inspirara a escribir La energía del punto cero?
La semilla de la que germinó esta novela, salió de un cuento infantil que ayudé a redactar a mi hijo pequeño, para un trabajo escolar. Trababa sobre un niño que quería saber de qué estaba hecha la luna. Quedó tan bonito que no pude dejar de pensar en si se podría ahondar en la historia e ir más allá. Y, aquí estamos.
En cuanto a los autores que leo, son muchos los que me han cautivado, y en realidad la mayoría no tienen nada que ver con la ciencia ficción, pero las buenas narraciones siempre enganchan e inspiran. Aunque disfruto leyendo novelas de todos los géneros, son las buenas historias de ciencia ficción las que atrapan con mayor facilidad mi interés. Autores clásicos como Arthur C. Clarke o portentos más recientes del género como Liu Cixin, me han hipnotizado con sus relatos. Leer sus maravillosas obras, como “Cita con Rama” o “El problema de los tres cuerpos”, desde luego, ha tenido que ver con que me decidiese a dar el paso de escribir y contar las historias que deambulan por mi cabeza.
- El electromagnetismo y las artes plásticas parecen influir en tu obra. ¿De qué manera estos campos han moldeado tu enfoque en la creación literaria?
Mi formación inicial no fue artística, sino técnica. Estudié electrónica en la Universidad Nacional de Ingeniería de Nicaragua, y desde entonces no he dejado de interesarme por los fenómenos de la naturaleza. Posteriormente, tras mudarme a Bilbao, ingresé en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad del País Vasco. Todo lo aprendido y el entusiasmo por la lectura de ficción me han conducido a la escritura. Lo que he ejercitado a lo largo de los años ha hecho que me decante por la temática fantástica y de ciencia ficción, un género en el que me siento cómodo a la hora de dar forma a las ideas.
- Tu novela aborda temas como el miedo y la ignorancia humana frente a los misterios del universo. ¿Qué te llevó a explorar estas ideas y cómo las conectas con la evolución de la especie humana?
Por mucho que nos impresionemos con el desarrollo tecnológico que ha alcanzado nuestra civilización, tan solo conocemos el 5% de todo cuanto creemos que existe, y nuestro conocimiento de ese escueto porcentaje es incompleto. Me he valido de esa carencia para darle cierta consistencia a la trama y hacerla creíble a ojos del lector. A pesar de que ignoramos mucho más de lo que sabemos, nuestra historia como especie está repleta de imposiciones violentas que nos ha llevado a destruir el conocimiento acumulado por otros, en lugar de aprender de él. En cierta parte de narración se deja caer una reflexión: el miedo a lo que no podemos controlar resulta ser un lastre para el desarrollo del conocimiento. En los inicios de la humanidad, ese sentimiento previsor cumplió una importante función para nuestra supervivencia, y a nivel biológico sigue teniendo una utilidad innegable. Pero a nivel social, como especie consciente, debemos encontrar la mera de reconducirlo si queremos perdurar y prosperar.
- El personaje de Rajiv Kapoor se enfrenta a una situación que desafía las leyes conocidas del universo. ¿Qué aspectos científicos o filosóficos te interesaba destacar con este personaje?
Tengo una especial debilidad por la filosofía y la historia oriental. El rico legado de los pueblos asiáticos marcará el futuro de la humanidad a corto plazo, sin lugar a dudas. Elegí un personaje Hindú como un homenaje a la ancestral cultura de la India; podría haber elegido a un protagonista chino, japonés o de otra nacionalidad de la zona. No obstante, las elecciones conllevan consecuencias y en la escritura de ficción se hace especialmente patente. La decisión de que el personaje principal fuese de la india, conectó la historia, que trata sobre el cosmos y sus misterios, con la visión hinduista que aúna al ser humano con el universo en su conjunto. La filosofía hindú encaja de manera llamativa con los conceptos modernos de materia y energía. Es algo realmente sorprendente.
- La luna alejándose de la Tierra es un concepto clave en la trama. ¿Cómo desarrollaste esta idea y qué implicaciones crees que tiene en términos metafóricos para la humanidad?
La luna ha maravillado a todas las culturas humanas por igual, sin excepción, y sigue teniendo una gran fuerza simbólica. Ese cuerpo blanquecino en el cielo ha estado ahí para nosotros, protegiéndonos desde siempre, y, como muchas otras cosas, damos por sentado que siempre estará. Si de repente careciésemos de la luna sería una tragedia tan grande para la humanidad que resulta difícil de cuantificar. Intentar imaginar cómo reaccionarían las personas ante semejante desdicha, tiene mucha miga. Hilvané una historia que conectara uno de los probables orígenes, que la ciencia baraja para explicar la existencia de la luna, con un final hipotético. Uno igual de insólito. Su caótico alejamiento y las desgracias que lo acompañan, sirven de contexto a toda la trama.
- Tu experiencia previa en la escritura ha sido a través de artículos de opinión de contenido social. ¿Cómo fue la transición de ese tipo de escritura a la creación de una novela de ciencia ficción?
En mayor o menor medida, todos percibimos lo que va mal en nuestras sociedades. Cuando lo he estimado oportuno, he emitido mi opinión a través de canales digitales de información, abordando temas que consideraba poco atendidos por los medios en general, pretendiendo dar mi aporte sincero. Cada artículo que he escrito lleva mi impronta, en cuanto a mi manera de comunicar se trata. Creo que sucede lo mismo con esta novela. He escrito una historia porque necesitaba contarla, y lo he hecho sumergiéndome en las áreas que manejo mejor, en las que me siento más cómodo y disfruto más. Ha sido un proceso fluido, sin pensarlo demasiado.
- El miedo, tanto a lo desconocido como al avance del conocimiento, es un tema recurrente en tu obra. ¿Crees que el miedo sigue siendo una barrera importante para el desarrollo científico hoy en día?
Hasta hace relativamente poco, el avance de la ciencia no se sustentaba sobre un poso acumulativo, sino en un continuo borrón y cuenta nueva. La historia humana está plagada de civilizaciones antiguas destruidas por otras emergentes, y con ellas se ha perdido muchísimo conocimiento valioso. Como he mencionado antes, en la obra se plantea el concepto del “miedo” como un obstáculo. Vivir con aquello que no podemos controlar nos causa pavor, y, por tanto, debemos destruirlo. Esa ha sido una tónica que perdura hasta nuestros días, y así nos ha ido. Un gran pensador italiano lo definió con maestría: “El próximo salto evolutivo de la humanidad será el descubrimiento de que cooperar es mejor que competir”. Cuando nos demos cuenta de ello, la revolución tecnológica que experimentará la humanidad superara con creces a todas las anteriores.
- La energía del vacío, o energía del punto cero, es un concepto fascinante. ¿Podrías explicarnos cómo lo incorporaste a la trama y su relevancia en la historia?
Hay muchos conceptos de los que se sabe poco o casi nada, y el vacío cuántico es uno de los más peliagudos. Aunque no se tiene claro como sucede, está comprobado experimentalmente que el vacío absoluto no está desocupado del todo. Cuando no existe ni el más leve rastro de materia o energía en el espacio, cuando está completamente despoblado, en él ocurren fluctuaciones que sortean la ley de conservación de la energía, esa que todos aprendemos en la escuela y que dice: “La energía no se crea ni se destruye, solo se transforma”. Lo que ocurre a esas escalas escapa a nuestro entendimiento, pero está ahí, aunque no sepamos cómo funciona.
Meterle mano a una trama tan enrevesada como la de esta novela requería de una herramienta narrativa como esa: la idea de que en el vacio absoluto existe una fuerza poderosa que puede ser aprovechada. Intentar que el relato resulte creíble, solo resulta posible si se consigue que el lector mantenga en mente ese concepto, capítulo a capítulo.
- Como escritor que mezcla ciencia y ficción, ¿cómo manejas el equilibrio entre lo que es científicamente plausible y lo que es pura imaginación?
Este proyecto lleva detrás muchas horas de investigación. La idea que partió de un cuento infantil estaba clara en mi cabeza, pero hacerla verosímil requería de argumentos complejos, difíciles de describir. Iban más allá de mis conocimientos. Por fortuna, los fenómenos descritos por la física moderna rayan en lo prodigioso, en lo absolutamente fantástico. No hace falta estudiar física para comprobarlo, cualquiera que indague un poco en el asunto se dará cuenta. En las últimas décadas la línea divisoria que divide lo irreal de lo posible se ha vuelta un poco difusa. Dicho esto, la obra no deja de ser una historia ficticia, un cuento algo extenso que pretende atrapar al lector y hacerle creer, tan solo por un instante, que lo que está leyendo podría ser posible. La imaginación nos permite recorrer caminos que la ciencia, por fantástica que sea, no puede.
- Para finalizar, ¿qué tal ha sido la experiencia publicando con la editorial Círculo Rojo?
Me han acompañado permanentemente en todo el proceso. Tanto la edición, la maquetación y el diseño de la cubierta han sido exactamente como me lo habían descrito. Ahora toca la etapa de distribución y promoción de la obra, expectante por ver cómo acogen la obra los lectores. Por mi parte, ha sido una experiencia emocionante y recomendaría la editorial a cualquiera que tenga en mente autopublicar una historia.
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