Descubre “Servir al señor”, canto de apoyo a las mujeres que lucharon en silencio durante los años 50s.
Para quién no te conozca, ¿quién es Marita Boixeda de Miquel?
Un hecho que me ha marcado es pertenecer a una familia de trece hermanos (diez chicos y tres chicas, yo soy la séptima). La convivencia con mis hermanos ha sido determinante para que sea como soy.
Siempre he disfrutado con leer y escribir. Me pasa como con la pintura, el teatro y la música: cuando entro en contacto con ellos, me siento realmente plena y feliz. Desde mi adolescencia escribo. Entonces solo eran escritos y poesías que me ayudaban a reconducir todos los sentimientos que explotaban dentro de mí.
He ejercido de profesora durante más de treinta y ocho años, y lo mejor de estos años, sin duda, ha sido todo lo que me han aportado mis alumnos. Ellos son una parte importante de mi vida y los recuerdo con mucho cariño. Mi principal objetivo era transmitirles el amor y la curiosidad por la lectura así como que se divirtieran escribiendo. Por eso, creé mi propio método de enseñanza de expresión escrita.
¿Cómo nace tu vena escritora?
En mi casa los libros eran un personaje más. Una vez me preguntaron en el colegio cuántos libros había en mi casa y yo contesté que unos tres mil. Todas las niñas se rieron de mí y la profesora dijo: “¡Qué exagerada eres!” Al llegar a casa le pregunté a mi padre y me dijo que me había quedado corta. Mi casa estaba llena de libros (había dos bibliotecas -me refiero a habitaciones dedicadas a ellos- además de libros en el salón y en las habitaciones) y todos podíamos acceder a ellos, sin filtros de edades o ideas. Mis padres leían mucho y a mi madre le gustaba escribir. Eso marcó mi inicio.
Al principio era un desahogo de mis sentimientos, luego se convirtió en una necesidad.
Cuando tuve hijos, les escribía cuentos adecuados a su edad. Cuando teníamos reuniones de padres en el colegio, les dejaba en su pupitre un cuento dedicado a ellos. Esos cuentos ahora descansan en un cajón en mi casa. Quizás algún día me anime a publicarlos.
También tengo escritas algunas obras de teatro sin publicar dirigidas a niños entre nueve y trece años que han sido representadas en algunos colegios.
¿Cuántos libros has publicado ya?
He publicado dos. El primero, “La casa de Iradier”, narra las anécdotas reales de mi familia. En realidad lo escribí como un homenaje a mis hermanos. En el libro, la casa toma el papel de protagonista. Voy recorriendo todas sus estancias y narro las historias que recuerdo que sucedieron en cada uno de esos lugares. Este recurso me permitía narrar las anécdotas sin tener en cuenta su cronología. El libro gustó mucho y los que lo leyeron me animaron a presentarlo a una editorial (Furtwagen) que me ofreció publicarlo.
El segundo libro es una novela: “Servir al señor”. Situado a finales de los años cincuenta, narra la historia de superación de una chica, cuya familia no tiene recursos económicos, que llega con quince años a servir en una casa burguesa de Barcelona. El libro refleja muchas de las situaciones a las que se enfrentaban las mujeres de la época, educadas para complacer a los hombres. Flavia tiene que enfrentarse a situaciones muy duras desde una indefensión total: es pobre, mujer y joven. Además aparecen otros temas muy actuales que chocan con la educación de la época y que no quiero desvelar.
También publiqué un cuento para adultos en una recopilación de cuentos.
¿Qué es lo que más destacarías de cada uno de ellos?
El primero es una historia divertida. Provoca más de una sonrisa y está lleno de amor. Hay muchas anécdotas que llevarán a más de uno a su infancia, con la peculiaridad de tratarse de una familia numerosa.
El segundo remueve sentimientos y enseñanzas. Te hace reflexionar y es un canto de apoyo a todas las mujeres, sobre todo a las que lucharon en silencio en esa época. En este libro doy mucha importancia a los sentimientos.
¿Cuánto tiempo te ha llevado escribirlos?
El primero, un año. Disfruté mucho escribiéndolo y recordando, pero mucho más emotivo fue cuando hice la presentación del libro en la sede de la editorial.
El segundo, cuatro años, ya que lo he ido escribiendo en los ratos libres que me permitía mi trabajo y, además, requería investigación de la época y hablar con personas que tenían un origen similar al de Flavia. Paralelamente estaba estudiando un máster de escritura de cuatro años en la Escuela de escritura del Ateneu Barcelonés.
Estar firmando libros en la Diada de Sant Jordi fue una de las vivencias más bonitas que he vivido. Una de esas veces estuve firmando junto a Pilar Eyre, todo un honor para mí.
¿Alguna anécdota que puedas contarnos?
Mis padres eran muy religiosos y así nos habían educado. Una Nochebuena, tras la misa del gallo, los hermanos medianos llevamos a casa un pobre que estaba a la puerta de la iglesia pidiendo limosna. Nos pareció que era lo más correcto después de todas las enseñanzas: dar de comer al hambriento, acoger a aquel que lo necesita. Cuando mis padres nos vieron aparecer con esa persona (que resultó ser un hombre liberado de la cárcel por Navidad), su cara fue todo un poema, pero no pudieron negarse. Pasó la noche con nosotros, bajo la atenta mirada de mis padres, compartiendo todo el resopó (comida típica en Cataluña tras la misa del gallo).
¿Qué opinas de la sociedad actual para el trabajo del escritor?
Es un trabajo muy bonito, pero es muy difícil darse a conocer si no tienes un padrino. Gracias a periódicos como el vuestro podemos tener algo de voz. Creo que a aquellos que realmente nos gusta este oficio no buscamos vivir de ello, pero sí que nos lean y esto es difícil si en las librerías no exponen todas las publicaciones, sino que únicamente puedes encargar la impresión. Porque todos los lectores nos paseamos por las librerías eligiendo entre lo que se ve expuesto y si no está tu libro, es difícil abrirse camino.
Sin embargo, creo que cada vez hay más gente que lee, especialmente después del inicio de la pandemia.
Es un trabajo muy bonito, pero es muy difícil darse a conocer si no tienes un padrino. Creo que a aquellos que realmente nos gusta este oficio no buscamos vivir de ello.
Marita Boixeda de Miquel
¿Qué consejo te gustaría darle como escritor a tu yo de hace unos años?
Primero, que naciera unos años después, cuando ya empiezan a existir escuelas de escritura. Yo estudié Filología Hispánica porque era lo más parecido a aprender a escribir.
Segundo, que no dudara en empezar a escribir, que no dejara que el tiempo pasara.
¿Qué autores te han inspirado más a la hora de escribir?
Creo que muchos. Todo lo que lees te influye, aunque sea inconscientemente. Bécquer, Galdós, Baroja…eran mis escritores de la adolescencia. Actualmente, me gustan mucho Kristin Hannah, Khaled Hosseini, Julia Navarro, Isabel Allende, Ken Follet, Margaret Atwood, pero siempre estoy abierta a conocer nuevos escritores. Recuerdo que cuando leí a JK Rowling nadie la conocía, la aconsejé en un curso de profesores y a todos mis alumnos; ahora ya no hay nadie que no la conozca. Estoy siempre abierta a nuevas lecturas y escritores.
¿Dónde se pueden conseguir tus libros?
En Amazon, en El Corte Inglés, FNAC, Casa de Libro bajo demanda y si lo quieres en mano, en la Librería de la Plaza en la plaza de Sarrià de Barcelona y en A peu de página en la calle Mayor de Sarrià de Barcelona.
¿Estás trabajando en algún nuevo proyecto?
Ahora he terminado una novela para niños entre nueve y trece años (aunque nunca he creído en la clasificación por edades, en parte por la educación que me dieron mis padres y también porque a mí también me gusta leer libros para niños).
También tengo en mente una nueva novela cuyo tema prefiero no desvelar.
Para terminar, ¿nos recomiendas alguna lectura?
Sin duda “El ruiseñor” de Kristin Hannah y “Mil soles espléndidos” de Khaled Hosseini, son novelas que te llegan al corazón.
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