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José Luis Fernández Juan, nos habla de su última obra publicada con Círculo Rojo, “El segundo diccionario de JLFJ”

José Luis Fernández Juan, nos habla de su última obra publicada con Círculo Rojo, “El segundo diccionario de JLFJ”
  • ¿Cómo surge la idea de continuar El diccionario de JLFJ con El segundo diccionario de JLFJ?

Mi mente, sumamente clemente, abruptamente se aburrió de jugar con las musas al escondite inglés y tomé la decisión de seguirlas de cerca. A partir de ahí comenzamos a jugar juntos: construimos castillos de cartas comerciales durante terremotos plutónicos y tectónicos, desfilamos a la moda con ropa hecha de bolsas de basura y de papel aluminio, realizamos carreras de carritos de supermercado en un laberinto de pasiones almodovarianas, nos abullonamos en sillones de malvaviscos mientras mascábamos chicles de burbujas, diseñamos estatuas de plumas vivientes en medio de una tormenta de menta… 

Ya sabes que a veces las musas se sienten solitarias y necesitan compañía. Sin problemas. Yo también prefería estar cerca de ellas. Cada día era una fiesta y un recordatorio cósmico: juntos sumamos; separados, restamos.

También hicimos charadas por video, concursos de memes, historias colaborativas, desafíos de fotografías, cazas de imágenes, ajedrez en línea, dibujos cooperativos, competiciones de karaoke…

Hasta que un día mientras karaokeábamos, escuchando frases tan dispersas del I´m on E de Blondie como “caminé mis pies hasta el hueso”, “me gustaría un espectáculo propio”, “me han totalizado y se han saltado un latido”, “para la bomba, haz la protuberancia”, “estoy en E y estoy en E”… las musas y yo decidimos que había llegado la hora de seguir jugando… pero ahora con las palabras…

El proceso resultó de lo más divertido. Empezamos creando palabras sin usar la letra E y acabamos engendrando neologismos con todas las letras y buscando nuevas definiciones de palabras ya existentes. Cuando recabamos más de 2000 palabras decidimos ordenarlas y publicarlas en lo que es El segundo diccionario de JLFJEl diccionario de JLFJ ya tenía continuidad.

  • La imaginación es una herramienta clara en la creación de palabras inventadas, ¿tienes algún consejo para aquellos que quieran adentrarse en el mundo de la metáfora?

No soy de dar consejos, pero sí podría recomendarles que se sumergieran en diferentes tipos de literatura: (Vicente Marco, Alejandra Pizarnik, Benito Pérez Galdós, Sor Juana Inés de la Cruz, José Zorrilla o María Gertrudis de Hore) y lenguaje (Villa, Francisco Ibáñez Talavera, María Virginia Estenssoro, Ernesto Bark, Antonio Palomero o Concepción de Estevarena). Queda por descubrir todo un ejército de auténticos gigantes aromáticos vagando por los secretos susurrados de las ramas del bosque. 

Estudiar lingüística resultaría interesante. Aprender sobre las reglas y patrones del lenguaje te ayudará a comprender cómo se construyen las palabras y las oraciones. La lingüística es etéreo terciopelo de algodón y puro rulo de estatua oferente. 

Diseñar símbolos y pictogramas para representar conceptos específicos te posibilita disparar tu imaginación. Dibujar simbologías es como dejar caer plátanos maduros de un árbol de conversación tropical.

Jugar con los sonidos te llevará a experimentar con combinaciones que suenen agradables o intrigantes. Puedes comenzar con el Algo me huele mal de los Trastos, seguir con Regreso a las minas del rey Salomón de Herminio Molero y acabar con el Motomami de Rosalía. Sus pinceladas de harmonías dejarán en tu cerebro un aura tan rica como un bosque de palabras agazapadas.

Experimentar con la literatura, la lingüística, las simbologías y los sonidos te puede ayudar en el camino de la invención. De todas formas, lo más importante es que disfrutes del proceso; si no, estas recomendaciones no tendrán ninguna razón de ser. La imaginación tiene que ser como una risa que resuena en el aire cuando un delfín juega al eco en una piscina de carcajadas.

  •  ¿Podrías explicarnos cómo nacieron algunas palabras? ¿Kantsado, por ejemplo?

Este neologismo nació durante una cena de amigos mientras filosofábamos sobre Immanuel Kant. Las preguntas surgían tan apetecibles como el aroma del gelee de bacalao y el caviar encurtido de espárragos.

El helado con nitrógeno, ¿puede ser infinito o en última instancia, está limitado por la capacidad del estómago? 

El tartar de salmón, ¿es un fenómeno o simplemente un preparado de carne o pescado aliñado en crudo?

Mis amigos me aconsejaban que comiera de manera que tratara al pan como un fin en sí mismo y no sólo como un medio para untarlo con aceite y tomatito. Entre bocado y bocado navegábamos por los laberintos de nuestra mente trascendental mientras evitábamos los obstáculos del empirismo y subjetivismo.

¿Qué diferencia hay entre lo humorísticamente necesario y lo visiblemente contingente?

¿Es moralmente aceptable asustar a una babosa ninja de Borneo diciéndole que le queda poca memoria RAM?

La música ambiental de Los Nikis acompañaba a nuestras preguntas y disquisiciones: Vivo sin vivir en mí, Saturno es aburrido, Algete arde, Dolor de muelas, Negocios sucios, La rebelión de los humanos, Chica indigerible, Quiero que me hipnotices, Nací durante un eclipse. Envolvente y simpático punk-pop hispano. Luis Enrique, Andrés, Borja, Tina, Olaf, Silvia, Aurelio, Jimena, Ernesto, Morgan, Enrique, Rosa. Inspiradores totales.

Después de la dilatada y pedagógica cena acabamos en un afterteatro en donde actuaban Faemino y Cansado. Lo hicimos por Kierkegaard porque también entendemos que la vida sólo puede ser comprendida hacia atrás, pero únicamente puede ser vivida hacia delante. Acabamos felices, pero Kantsados. Y con una palabra más.

  • Maniquío también es una palabra de contenido filosófico. ¿Cómo nació ésta?

Nació un caluroso día de verano mientras tomaba el fresquito por la segunda planta de unos grandes almacenes. Por aquellos tiempos nomás utilizaba el blanco y el negro en mi vestuario. Nada de plumbago, falu, pervenche, antimonio o chicamino. ¡O pijama blanco para la siesta gris o chaqué negro para la alfombra roja!

Esta manía en la ropa también la extrapolaba a los zapatos. Me los ponía blancos o negros, pero nunca los dos a la vez. 

Los sombreros tampoco se libraron de mi temporal extravagancia. Me daba muchísima pereza, sí; pero no podía evitar mi pigmentación del bien o del mal: chistera negra o barretina blanca, boina negra o gorra blanca, bombín negro o fedora blanca… 

Así que entre estructuras de figuras de cuerpos humanos surgió Maniquío. El ying y el yang estético por el que atravesaba me inspiró este nuevo neologismo.

Sin embargo, he de reconocer que este período bicromo, tal como llegó se fue. Advertí que abrazar extremos te hace tan impopular como un celular sonando en una sala de cine. Equilibrarse en el blanco y negro me hacía parecer una cebra tratando de bailar reguetón. Me tenía que volver a centrar. Notaba que me faltaban matices e ignoraba la evolución. Las categorías rígidas del maniqueísmo me obstaculizaban el pensamiento analítico. 

En seguida, acepté la llegada de nuevos colores. Cambié de chip y respiré aire puro. Y, por supuesto, seguía entendiendo que la asunción de la relatividad me liberaba de las restricciones que la estética clásica subyugante me imponía. Siempre he tenido un sentido de propósito que me ha generado un estilo de vida más profundo en sintonía con mi propio rumbo. 

Así que ahora, cuando voy de gala visto camiseta imperio beige, chándal poliéster ciam o mono magenta con gotas de pintura. Y cuando ando por casa no me privo de mi chaqué turquesa, esmoquin borgoña o frac malva.

No sé si en un futuro volveré a experimentar la polaridad entre el blanco y el negro porque la percepción del vestuario es contextual y cambiante. Lo que tengo diáfano es que los extremos minimizan la diversidad y no te dejan disfrutar de la sencillez de lo natural.

Obra del autor José Luis Fernández Juan.
  • ¿Algún referente musical en alguna definición?

El “Joseluismo” se envuelve en la harmonía y la aparición de referentes musicales deviene un acto de justicia poética. Siempre me gusta, en la medida de lo posible, homenajear con algún guiño a genios inspiradores. En todos mis libros aparecen menciones, alusiones o comentarios gratificantes hacia ellos: Joaquín Rodríguez de Los Nikis, Poch de Derribos Arias, Seju Monzón de Desmadre 75, los hermanos Lobato y los hermanos Crespo de Trastos, Herminio Molero de Radio Futura, Manolo Iglesias de Tequila, Luis Tseng de Los Piston…

En El segundo diccionario de JLFJ aparecen algunos genios icónicos: Nino Bravo, Ringo Starr, Manolo Escobar, John Lennon y Paul McCartney.

Imposible abstraerse de la voz poderosa, la interpretación apasionada y la conexión con las letras profundas de Nino Bravo. Su impacto, que ha viajado a lo largo del tiempo, ha pervivido y pervive en artistas posteriores que han tomado total o parcialmente la inspiración de su trabajo: Simón Díaz, Taylor Swift, Rihanna, Carlos Baute, Aitana Ocaña, Miley Cyrus, Bad Bunny, Adele, C. Tangana, Ariel Eduardo Rotemberg Gutkin, Alejandro Sanz, Luis Miguel… Encantador es la palabra dedicada a Nino.

¡Y qué decir de Ringo Starr! Sus tambores sonaban como una fiesta en vez de una batalla. Sus baquetas eran varitas mágicas para la diversión. Ponía su sonrisa en cada golpe de batería. El ritmo de canciones como RainCome together, Thank you girl o Ticket to Ride es tan contagioso que todavía está sonando en el espacio esperando que los extraterrestres se sumen a la juerga. Ringo también se merecía aparecer en El segundo diccionario de JLFJ.Ringorrrango Gringo son las palabras dedicadas a Richard Starkey.

Por otro lado, no me imagino un mundo sin las melodías de Manolo Escobar. Sus canciones son como la llave maestra de la felicidad en las fiestas, ¿quién puede resistirse a mover las caderas escuchando Mi Carro o El Porompompero?

La importancia de Manolo Escobar es innegable. Sus letras son como aguacates en una ensalada: pueden parecer extrañas al principio, pero luego te das cuenta de que no puedes vivir sin ellas.

Sus populares canciones tienen el poder de unir a las abuelitas y a los skaters en una pista de baile, ¡eso es una hazaña que sólo puede lograr Don Manuel! Sus letras son como instrucciones de Lego para el alma: te guían a través de momentos confusos y te ayudan a construir recuerdos inolvidables.

Si la vida fuera un carnaval intergaláctico, ¿quién más que Manolo Escobar podría ser el presentador de semejante fiesta cósmica? Menescobar es su palabra.

¿Hablamos para acabar de la mejor pareja de compositores de todos los tiempos? John Lennon y Paul McCartney. Son como mitades de un genial rompecabezas musical La colaboración entre los dos Beatles es como una fórmula mágica que transforma palabras en poesía y notas en emociones. Son el dúo supremo en la alquimia de la música. La importancia de Lennon y McCartney radica en su capacidad para capturar la complejidad de la experiencia humana en simples acordes y letras. Sus canciones son un espejo de nuestras vidas. La grandeza de Lennon y McCartney se encuentra en su versatilidad. Pueden escribir una balada que toca el corazón como She´s leaving home y luego dar un giro y sorprender con una canción experimental como A day in the life que desafía los límites. Lennon y McCartney son pintores musicales, utilizando acordes y notas en lugar de pinceles y colores para crear obras maestras que dibujan paisajes emocionales en nuestras mentes. Por eso, estos dos maestros siempre aparecen en todos mis libros. En El segundo diccionario de JLFJ Lennon es Mitológico y Paul es McCanudo.

  • ¿Cómo decides qué términos incluir y qué términos dejar fuera en la elaboración de tu ficcionario? 

Decodificar el enigma de la elaboración de un ficcionario es como tratar de enseñarle malabares a un pulpo. Primero, me he de asegurar ir más allá de incluir palabras que sólo existen en la mente de mi vecino del tercer piso cuando se queda atrapado en un ascensor. Luego, elimino cualquier término que no haga reír a un ornitorringo, porque todos sabemos que tienen un sentido del humor impecable; sobre todo, cuando tocan con la batería I wanna be your man oYellow submarine. Después pienso en palabras que pueda inventar mi abuela durante sus siestas. Finalmente, una vez tengo claras estas 3 vías de creación, comienzo el festín lingüístico experimentando con todas ellas desde el ajuste, la anexión, el recorte, la aminoración, la segmentación… y, por supuesto, desde la fantasía.

Crear un ficcionario es como diseñar un parque temático de la imaginación porque incluye términos que hacen cosquillas a las neuronas y excluye palabras que harían bostezar incluso al búho más nocturno. Si una palabra me suena como si una manada de unicornios la hubiera susurrado en mi oído durante un eclipse lunar, ¡definitivamente debe estar en el ficcionario! 

  • ¿Qué animales lectores crees que podrían reírse con El segundo diccionario de JLFJ?

Afortunadamente, después de los humanos ya estamos arribando a bastantes animales. Es el siguiente paso. No podemos quedarnos atrás. A día de hoy tenemos constatados hasta 28 fantásticos animales que ya han leído El segundo diccionario de JLFJ. Te los enumero y describo brevemente:

  1. El Lectorvoro: Un insecto que devora libros tan rápido que las bibliotecas necesitan sistemas de seguridad anti-insectos literarios.
  2. La Lebrolupiña: Un cruce entre león y libélula, famoso por leer novelas épicas en pleno vuelo.
  3. El Sapienscrito: Un delfín que lee a Shakespeare bajo el agua y se jacta de su dominio del inglés antiguo.
  4. La Hipoptamuscrítica: Un hipopótamo con el diafragma irritado que analiza libros con comentarios profundos.
  5. El Llamalibro: Una llama que vocea poemas de autores famosos mientras mordisquea las esquinas de los libros quemados.
  6. El Pulpoemisor: Un pulpo con tentáculos de marcadores que subraya sus partes favoritas de las novelas subacuáticas.
  7. El Cangureador: Un canguro que organiza maratones de lectura de El Mío Cid en su bolsa y comparte cuentos saltarines.
  8. La Ovejedelibros: Una oveja que usa sus lanas para tejer historias y mantenerse caliente mientras lee.
  9. El Murmucornio: Un unicornio que susurra cuentos de hadas para bebés, pero con finales inesperados.
  10. El Pandemónimo: Un panda aficionado a los libros de comedia, que ríe a carcajadas mientras come bambú.
  11. El Elefantepáginas: Un elefante con una memoria increíble que recuerda cada palabra de cada libro que ha leído, balanceándose sobre la tela de una araña maña.
  12. La Cebracursiva: Una cebra que escribe en cursiva y lee novelas de detectives en blanco y negro.
  13. El Camellibro: Un camello que lleva una biblioteca entera en sus jorobas y ofrece cómics de Manuel Vázquez Gallego en medio del desierto.
  14. El Koalacrítico: Un koala que da conferencias sobre los puntos más importantes de los libros mientras se aferra a los árboles o a los clavos ardiendo.
  15. El Albatroemisor: Un albatros que lee novelas de aventuras y recita pasajes emocionantes mientras surca los cielos.
  16. El Cisnelector: Un cisne que prefiere poesía y liras del siglo XVI sobre la vida en el estanque.
  17. El Cocodrilocrítico: Un cocodrilo que sostiene reuniones literarias en su pantano y critica todo, desde la trama hasta la gramática.
  18. El Cangrelector: Un cangrejo que hace competencias de velocidad de lectura mientras entona canciones de Tequila.
  19. El Canguífero: Un canguro que usa su bolsa como biblioteca portátil y organiza noches de lectura bajo la luna.
  20. El Lorolibre: Un loro que lee a viva voz novelas clásicas, pero agrega diálogos modernos para mantenerlo interesante.
  21. El Rinoceromeo: Un rinoceronte que está enamorado de las obras de Fer Ortega y declama pasajes de su obra Los pantanos de Polesia mientras corre por la sabana.
  22. El Delfinámico: Un delfín que organiza lecturas subacuáticas con luces de colores y efectos especiales.
  23. El Zorrológico: Un zorro que recita fábulas a otros animales en un rincón secreto del bosque.
  24. El Pulpoficción: Un pulpo que se sumerge en novelas de ciencia ficción y luego las narra en un espectáculo de tinta.
  25. El Babuilibro: Un babuino que equilibra novelas en la cabeza y recita fragmentos mientras realiza acrobacias en la jungla.
  26. El Lombrilibro: Una lombriz de tierra que convierte páginas en suelo fértil y visita La librería de Doña Leobuscando libros de Máximo Huerta.
  27. El Avestruzbrapáginas: Un avestruz que lee en secreto libros románticos y se sonroja cada vez que encuentra una escena apasionada.
  28. El Ostronovela: Un ostro que lee novelas de misterio y luego intenta descubrir quién robó las galletas en el zoo.

Todos estos alucinantes animales han quedado encantados con el ficcionario. En un futuro espero que la onda expansiva siga propagándose y logre llegar a más seres orgánicos.

José Luis Fernández Juan, autor de la obra.
  • ¿Crees que tu ficcionario puede llegar a ser un best-seller?

Un ficcionario puede ser un tesoro de conocimiento, incluso si no se convierte en un superventas. Que El segundo diccionario de JLFJ sea un gran éxito comercial lo veo inviable. La industria editorial tiene un perfil de libro muy definido para conseguir que devenga superventas. Hay demasiados intereses y necesitaría tener un brutal potencial económico detrás. Se trata de un fenómeno planificado. Mis libros se mueven por canales alternativos y mis pretensiones son más románticas que comerciales.

  • ¿Pero te gustaría?  ¿Qué te gustaría que sucediera con tu libro?

Me gustaría imaginar tantas cosas: lograr que cada palabra tenga su propia página, agregar una sección de “palabras secretas” y que la gente tenga que comprar el diccionario para descubrirlas, incluir una sección de “definiciones en 4D” para que las palabras cobren vida cuando las mires, añadir un parche de realidad aumentada para que puedas ver las palabras saltando de las páginas, poner pegatinas holográficas en cada palabra, para que puedas coleccionarlas todas, colocar un código QR en cada página para que puedas escuchar cómo suena cada palabra en 15 idiomas diferentes, agregar un listado de “vocabulario intergaláctico” para cuando necesites hablar con los extraterrestres …

Sin embargo; soy realista y veo arduo arduo que estos anhelos acaben cuajando. A corto plazo, veo más factible lanzar ediciones limitadas de “EL SEGUNDO DICCIONARIO DE JLFJ” con portadas de piel de hipogrifo con bordes de acero inoxidable, incluir un cupón para canjear una palabra gratis en un próximo Scrabble, confeccionar una versión en miniatura para llevar en el bolsillo y venderla en las rebajas o convocar en Aragón un concurso literario en el que la palabra del ficcionario más votada por los lectores se convierta en la “Palabra del año maño”.


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