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Isabel Santidrián Arceredillo, quien por las mañanas, se asoma a la ventana para respirar el profundo aroma de «seguir viviendo», nos muestra todo sobre su obra «Flor de las montañas»

Isabel Santidrián Arceredillo, quien por las mañanas, se asoma a la ventana para respirar el profundo aroma de «seguir viviendo», nos muestra todo sobre su obra «Flor de las montañas»

Para quien no te conozca, ¿quién es Isa Santidrián Arceredillo?

Uf. Esta es una pregunta bastante difícil. No es que sea muy mayor, todavía tengo treinta y pocos, pero creo que he sido bastantes cosas a lo largo de mi vida, por suerte.

Voy a aprovechar algunas frases de la biografía de mi libro para intentar contestar a la pregunta.

Isabel es una mujer entusiasta y apática, apasionada y triste, romántica y realista, oscura e infiel, leal y divertida”. 

Creo que todas somos todas esas cosas, y muchas más, depende de cada momento. Tenemos la capacidad de adaptarnos a las circunstancias, y eso es un regalo. Yo soy una persona súper alegre, pero también me he quedado días enteros en mi cuarto sin saber por qué lloraba. He ido a la psicóloga un montón de veces, y cada vez lo cuento más y más alto. Yo creo que ser capaz de adaptarse a lo que sientes en cada momento es muy positivo, pero hay que aprender a hacerlo.

También dice mi biografía que “le gusta la tarta Red Velvet, aunque no lo sabía hasta que la probó”, y es que hay tantas cosas que somos y no sabemos, que sentimos y no hemos aprendido a identificar, hay tantos gustos que nos perdemos por no probarlos…, y no hablo solo de paladar, aunque es cierto que esa tarta está de muerte.

Soy una persona segura e insegura, he dado muchas vueltas para llegar a donde estoy ahora, y estoy convencida de que daré otras tantas para llegar a donde quiera que la vida me depare. Hay cosas que elegí y cosas que se toparon en mi camino, buenas y no tan buenas, y tuve que ser una Isabel diferente en cada momento para poder aprender y avanzar.

¿Cómo nace tu vena escritora?

Querido diario,…

A veces se nos olvida, pero la mayoría de nosotras empezamos escribiendo así, y escribíamos verdaderas maravillas. Anda que no se habrán contado historias en cuadernos infantiles guardados bajo llave en un cajón. Yo volví a releer mi diario antes de publicar Flor de las montañas, y fue tan inspirador que incorporé un par de relatos sacados directamente de allí.

A partir de ahí, y algo que agradezco enormemente a la asignatura de Lengua y Literatura del colegio, escribí muchísimas redacciones, y los profesores le decían a mi padre y a mi madre que lo hacía bastante bien. Con 17 años me aventuré a participar en un concurso de cuentos y gané el tercer premio con un relato de una madre encarcelada por matar a su maltratador, que le escribía una carta a su hijo adoptado para que se la entregaran cuando fuera mayor de edad. Sí, suena un poco dramático, lo cierto es que no sé en qué me inspiré, porque no hay historias parecidas que rodearan mi infancia o adolescencia. Pero en ese concurso me dijeron: “te animamos a continuar cultivando tu imaginación y tus aptitudes literarias”, y me dieron un buen empujón.

Creo que es muy importante que los demás te apoyen si ven potencial y les gusta lo que haces, porque escribir para una misma es muy sanador, pero escribir para las demás sana doble porque cobra sentido compartir lo escrito.

Con el tiempo, me he ido formando en varios cursos de escritura, escribiendo primero relatos “de cajón” y publicando después en un blog que hice para ver si gustaba lo que escribía. Ahora, con las redes sociales es mucho más fácil, aunque a veces no hay que fiarse de los “me gusta” condicionados por tantas cosas.

Resumiendo, creo que mi vena escritora nació como nace en casi todo el mundo, y se mantuvo gracias a unas pocas personas que me dijeron que les gustaba lo que yo escribía.

¿Cuántos libros has publicado ya?

“Flor de las Montañas” es el primer libro que publico entero mío de principio a fin, pero es verdad que hay relatos escritos por mí en algunos otros libros publicados junto con más autores.

Entre ellos ese premio que gané con 17 años por “Querido mío”, y que fue publicado por el Ayuntamiento de Burgos en un precioso libro ilustrado titulado “XVIII Certamen de Cuentos. Las Candelas”.

Otros relatos también con premio son “Mi cuaderno, 1936-2018”, en este caso un primero con empate publicado en “Cuentos 2018” de la Asociación Escuela Benaiges de Bañuelos de Bureba. “Todo el cielo es de sol”, que ganó un quinto sin pedrea en el Primer Concurso de Microrrelatos Maricastaña. Y según escribo estas líneas, me entero que he recibido el segundo premio por “Huida”, en el concurso de microrrelatos 2021 de la Federación Nacional ACRECA, y en este caso sí hay pedrea.

Qué ilusión, no por la peseta, sino porque gusta que lo que escribes sea valorado. Ahora cuando me pregunten si me dedico a esto, ya puedo decir lo mismo que digo cuando juego a ser actriz: “no pago la hipoteca con esto, pero alguna vez sí han pensado que lo que hacía valía dinero, así que soy un poco profesional si te refieres a eso”.

También hay textos míos en «Escritores al Alba III» de Diversidad Literaria, y en «A partir de Aquí, Dragones» y «Cómo saber cuánto salta un pez» de la Escuela de Escritores de Burgos.

¿Qué es lo que más destacarías de “Flor de las montañas”?

Otras veces que me han hecho esta pregunta he preferido que fueran las personas que han leído mi libro las que opinaran por mí, así que aquí os dejo algunas de sus reflexiones:

«Es auténtico, sencillo pero real (esto me encanta), dulce, cálido…, para llevar contigo mientras vas configurando tu mapa».

«Me lo acabo de terminar. Me lo he leído del tirón. Muy reflexivo, era como estar escuchándote con un café caliente en la mano. Me ha removido, la verdad».

«Desnudez y fragilidad, para empoderarse y ser sin necesidad de terceros».

«Me recuerda mucho a cuando yo era pequeña y escribía mi diario».

«La conversación con el ego me la he leído tres veces y lo haré alguna más. Me encanta todo».

«Yo leo las cosas y te reconozco en muchas, y eso me parece grandioso».

«Me he quedado con ganas de más, y me ha pasado eso de no saber si quiero seguir leyendo porque no quiero que termine».

«Tu libro es una pequeña muestra del bonito alma que habitas. Gracias por haberlo puesto en mis manos y enhorabuena por tu talento».

«Con muy poco se pueden palpar tus entrañas».

«Me ha encantado leerte. Sigue escribiendo. Lo haces muy bonito».

«Cuando quiero estar un rato contigo, solo tengo que coger el libro y leer un relato».

«Ya he leído el libro de Isabel. Dile que tiene alma de escritora, así que el siguiente, no sé si cuento o novela, pero que se aventure a escribir».

Isa Santidrián Arceredillo "Flor de las montañas"
Foto de Isa Santidrián Arceredillo, autora de «Flor de las montañas»

¿Alguna anécdota que puedas contarnos?

Voy a contar una anécdota de las que sale en el libro. Atención: SPOILER.

Hace unos años cogí sola un avión destino Tailandia, que hacía escala en Moscú. Todo parecía ir bien, de hecho, tuve un viaje muy agradable charlando con la mujer desconocida del asiento de al lado. Pero cuando se acercaba el momento de aterrizar, yo ya me di cuenta que llegábamos tarde para coger el siguiente vuelo. Me acuerdo que la señora desconocida del asiento de al lado me decía que fuera cogiendo las cosas y saliera corriendo, pero fue imposible llegar a tiempo. Cuando bajamos del avión, ya en el aeropuerto, intentando explicar en mi chapurreado inglés la situación, me di cuenta de que había más gente como yo, así que me tranquilicé.

Había bastantes españoles, y como ya sabéis que los españoles somos muy de juntarnos, hicimos grupo. Nos dieron unos vales para cenar en el aeropuerto y nos dijeron que nos alojarían en un hotel hasta que pudiéramos coger el siguiente vuelo.

Hasta aquí todo bien, pero resulta que para poder pisar suelo ruso es necesario tener un visado que yo no tenía, porque sólo pretendía pisar el aeropuerto, así que fuimos escoltados hasta el hotel, con libertad de movimiento muy reducida. Nos metieron por la puerta de atrás de un hotel de lujo y nos repartieron lo que parecían las antiguas habitaciones del servicio en las casas señoriales del siglo XVIII. Yo tuve suerte, alegué en defensa propia que era mujer y no podían meterme en la habitación con ningún hombre desconocido. No había más mujeres solas, así que me dieron una habitación de dos para mí. Pasé 24 horas en un hotel, sin poder abrir la ventana, sin poder salir de la habitación, comiéndome el desayuno y la comida en la cama y sintiéndome una “sin papeles en toda regla”. Estaba encerrada en un país enemigo, por una causa ajena a mi voluntad, esperando el billete con destino a mis merecidas vacaciones. Prometí no volver nunca a Moscú, y hasta ahora lo he cumplido.

¿Qué pretendes provocar en el lector con la lectura de tu obra?

“Flor de las montañas” nace con la intención de hacer sentir a la lectora y revivir sus propias historias. Es una obra creada a partir de relatos contados por mujeres en diferentes etapas de su vida, desde la infancia hasta la vejez, trasladando a la lectora sus emociones, sus vulnerabilidades, sus miedos, sus alegrías y tristezas.

Soy consciente de que mis personajes tienen mucho de mí y esto implica que las situaciones que viven se impregnen de mi propia esencia, alejándose quizá de las vivencias de quien “dibujó un mapa diferente al mío”. Aun así, me gustaría pensar que muchas mujeres sienten estas historias como propias, siendo mi libro una forma de visibilizar nuestra experiencia.

Parto de la base de que hay una forma mucho más científica de hablar sobre feminismo, pero no era esa la intención de mi libro. Mi intención es llegar a las lectoras desde la experiencia real de las mujeres que han rodeado mi día a día, incluyéndome a mí misma, y siendo consciente que dentro de la categoría “mujer” pertenezco al grupo de las “privilegiadas”. Creo que eso es un regalo que no elegí y que debo agradecer y cuestionarme.

Aunque es verdad que me ha pasado algo curioso, cuando lo publiqué, creí que era un libro muy dirigido a mujeres, quizá de mi edad, pero lo cierto es que he recibido muchos comentarios de hombres que me han dicho que les ha servido para reflexionar, lo cual me alegra enormemente.

Uno de los comentarios que más se repite cuando la gente me habla de mi libro, es que transmite emociones a través de las palabras. Quizá por eso haga reflexionar más a los hombres, en un mundo en el que las emociones les han sido vedadas por educación. Las mujeres que lo leyeron, lo hacen desde una perspectiva más empática, y me dicen que el libro les acompaña en el viaje.

¿Qué consejo te gustaría darle como escritora a tu yo de hace unos años?

Es fácil decirlo desde la experiencia de lo vivido, pero sin ninguna duda le diría que se atreva a enseñar a las demás lo que escribe, sus historias, “unas pocas de las miles que pueden ser contadas”.

Es muy gratificante escuchar que lo que escribes le gusta a alguien, o le recuerda algo, o le remueve, o le hace sentir. Yo empecé escribiendo para mí porque disfrutaba haciéndolo, pero saber que compartirlo hace que disfrute más gente es un regalo mucho mayor.

Atrévete Isabel”, le diría, “y hazlo con el convencimiento de que lo que haces merece la pena”, esto último todavía me lo repito muchos días.

¿Cuál ha sido tu experiencia con la Editorial Círculo Rojo?

La experiencia ha sido buena. Es complicado atreverse a autopublicar una obra cuando no cuentas con el feedback profesional acerca de si tu libro está o no bien escrito, si interesa o no interesa, y lo cierto es que esa primera valoración que recibí me sirvió mucho para saber qué transmitían mis historias. Gracias a eso me atreví a ponerlas en manos de todas aquellas personas que quisieran leerlas. El formato de letra y el diseño del contenido también es un trabajo con el que estoy muy contenta, porque creo que refleja bastante bien la idea que yo tenía en la cabeza. Por no hablar de la portada, que la verdad me parece un acabado impecable.

¿Qué autores te han inspirado más a la hora de escribir?

Siempre que me hacen esta pregunta me quedo un rato pensando. La verdad es que he leído mucho, aunque ahora leo menos de lo que me gustaría. He sido una niña y una adolescente muy lectora, y creo que sin ninguna duda, leer ayuda enormemente a escribir de una forma que pueda ser compartida.

Hay uno de los relatos en los que Cayetana y Jacqueline leen a escondidas por la noche “las aventuras de una niña con trenzas de nombre Pippi”. Hay en el libro inspiración de Astrid Lindgren y su Pippi, de Johanna Spyri y su Heidi, de Lucy Maud Montgomery y su Ana de las Tejas Verdes.

También hay un relato que habla de la hermana ficticia de Shakespeare, inspirado en el cuarto propio de Virginia Woolf.

Sin embargo, creo que la mayoría de los relatos están más bien inspirados en mujeres reales que han rodeado mi vida, aunque sí, también hay algunos hombres. Quizá podamos considerarlas a ellas autoras de sus propias historias, aunque no las hayan publicado por escrito en ninguna obra reconocida.

¿Dónde se pueden conseguir tus libros?

Se pueden conseguir fácilmente desde cualquier sitio por internet en: https://libros.cc/Flor-de-las-montanas.htm?isbn=9788411111812.

También estoy intentando que lleguen a Perú, uno de los destinos que más inspira mi libro, a través de Cauce Libros: https://caucelibros.com/catalogo/cuentos/flor-de-las-montanas/.

Esto sería un gran sueño cumplido.

Para quienes vivan o paren en mi ciudad natal, el libro está en la librería «Bosque de Letras» en Burgos, gracias a que Vero confió en mí.

Y sino, directamente en @tuyoescritora se puede contactar conmigo y yo me encargo de enviarlos.

Dentro de poco tengo previsto hacer algunas presentaciones, precisamente en «Bosque de Letras» y en «11 filas», un espacio artístico de Valladolid que también inspira gran parte de mi vida, y se podrán adquirir los libros directamente.

Toda la información la voy compartiendo siempre en redes sociales: @tuyoescritora

Para terminar, ¿nos recomiendas alguna lectura?

Voy a recomendaros una de las obras a las que hago referencia en mi libro: “Adivina quién llama a la puerta. La aventura de ser un niño acogido”, de María Arauz de Robles. Esta obra es una especie de ensayo moderno sobre el acogimiento familiar. Cuenta, aunque en forma de novela y no de ensayo, cinco historias reales para comprender el sentido de las familias de acogida. En “Flor de las Montañas” hago especial referencia al acogimiento: “ser madre de acogida es algo así como reconocer que absolutamente nada te pertenece…”.

Os recomiendo también un libro de relatos que aún no he leído, pero que es el claro ejemplo de que una buena presentación te pone los dientes largos y te anima a comprarlo. “No era esto a lo que veníamos”, el último de María Bastarós. Además, publicó hace poco en sus redes sociales el comentario de una lectora: “tenía muchas ganas de leer este libro pero no solo no me ha gustado sino que me ha parecido terrorífico, por lo que cuenta y por cómo lo cuenta. Solo un par de relatos me han enganchado, el resto me han traumatizado por como estira los límites de la realidad, haciendo que cosas que parecen irreales se sientan cercanas”, al que María dio la siguiente respuesta: “Lo siento Nerea, si quieres leer algo alegre que te destraumatice, yo suelo recurrir a Éramos unos niños de Patty Smith, es una joya”. Me parecieron grandiosos ambos comentarios, y me parece una gran virtud “estirar los límites de la realidad» y «hacer que cosas que parecen irreales se sientan cercanas” solo por cómo son contadas.

Bueno, y la última recomendación, al final, algo sí que leo. “Estamos todas bien” de Ana Penyas, Premio Nacional del Cómic 2018, un maravilloso homenaje a nuestras abuelas.

Isa Santidrián Arceredillo "Flor de las montañas""Flor de las montañas"
Foto del libro «Flor de las montañas» de la escritora Isa Santidrián Arceredillo

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