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Efrén Fernández, autor de “El Ocaso del faro”, nos habla sobre su obra publicada con Círculo Rojo y su trayectoria como escritor.

Efrén Fernández, autor de “El Ocaso del faro”, nos habla sobre su obra publicada con Círculo Rojo y su trayectoria como escritor.

Cuéntanos sobre tu trayectoria desde tu formación en la Grande Obra de Atocha hasta tu incursión en la escritura. ¿Cómo ha influido tu pasado en tu obra literaria?


Los primeros años de formación en la vida de un hombre son los que marcan su carácter y las ideas que va a arrastrar el resto de su vida.
En los colegios de monjas la privación de la libertad como individuo es constante desde muy temprana edad. Te obligan a seguir sus normas y a creer en lo que ellos creen sin que tengas tiempo para cuestionarte si esas normas son reales o simplemente son un espejismo de lo que quieren que seamos. Esa privación de libertad del individuo como ser fue la que hizo que se forjara en mí un carácter rebelde desde muy temprana edad.
La forma moral con la que nos educan siempre fue algo de lo que quise escapar y tal vez por eso poco a poco me fui convirtiendo en alguien más aislado de los demás, alguien más aislado de la realidad que el mundo quiere para nosotros. 
Por azar del destino conocí a un sacerdote con el que entable una buena relación enseguida. Aunque seguía las mismas doctrinas que en el colegio me habían enseñado y contra las que me rebelaba constantemente su fuerte personalidad y sus ideas del mundo me cautivaron. Al fin y al cabo era rebelde contra las ideas que me obligaban a tener pero en el momento en que no era por obligación me gustó ese camino.
Me empecé a involucrar más y más en la iglesia y conociendo a más gente del seno de esta hasta que llegó un punto en que estaba muy metido en ella, tanto que ya veía mi futuro dentro de ella. Pero como nada dura eternamente y tal vez como burla del destino conocí en una de esas noches donde nada parecía real el camino prohibido por donde nunca debí transitar.
Me alejé de la iglesia y de la fe, buscando a Dios en lugares donde nunca lo iba a encontrar.
Llevé mi vida a un camino de excesos apartados del camino recto y que después de años transitando ese camino y para llenar ese vacío que yo mismo me había creado durante años, empecé a escribir.
Esos años desde que abandoné la fe y fui por los caminos prohibidos del hombre son los años con los que empezaría mi etapa en la literatura. Esos años de oscuridad los convertí en luz en el momento en que supe que tenía algo que mostrar al mundo y por fin había encontrado como hacerlo.
A veces la vida te quita algo pero después del sufrimiento te lo devuelve en forma de pasión.


En “La penumbra del tiempo”, exploras la línea entre la realidad y la locura. ¿Qué te inspiró para abordar este tema y cómo trabajaste para transmitir esa ambigüedad al lector?


El momento en que empecé a escribir fue un momento crucial para toda la sociedad.
Una enfermedad nueva y sin aviso empezó a asolar el mundo llevando a los gobiernos a encerrarnos en nuestra casa por precaución. Unas medidas que de muy poco sirvieron pues la muerte cuando tiene un objetivo, nunca se da por vencida.
En ese momento el mundo parecía que se había vuelto loco aunque yo sabía que siempre lo había estado.
La línea entre la realidad y la locura es muy fina, el mundo desde su creación es una locura constante en la que el individuo está obligado a participar en una especie de obra teatral llamada vida.
El sistema nos dice que hacer, cuando lo debemos hacer y cómo. Nosotros simplemente seguimos un sistema autómata en el que seguimos un camino ya marcado y escrito.
En ese camino con tantas cosas que hacer la locura queda relegada a segundo plano ya que la locura solo aflora en la gente que puede permitirse pensar y buscar respuestas al sentido de la vida. En el momento en que el individuo piensa y decide apartarse voluntariamente u obligado de la sociedad el sistema lo tacha como un loco.
Pero aquí tendríamos que pensar quién está loco en realidad. Si el sistema en general o el individuo que decide apartarse de él.
Con el paso de los años es más difícil encontrar a esos individuos que huyen al exilio del sistema ya que el sistema en si mismo está convirtiendo lo que antes era raro y diferente en parte del propio sistema.
Desde los años setenta mucha juventud dijo que ya basta. Somos todos hermanos, no queremos guerras, no queremos discriminar a otras personas por el simple hecho de amar. Queremos vivir porque al final es lo único que podemos hacer. Esa juventud decidió salir del sistema y sin saberlo ni quererlo el sistema años más tarde los convirtió en parte de él, haciendo que su movimiento simplemente se convirtiera en una moda.
La Penumbra del Tiempo trata sobre como un individuo se aleja de las creencias morales y éticas con las que se crió y en el momento en que las abandona una locura sobrenatural invade su ser y su día a día.
Para trasmitirlo lo escribí en primera persona. Quise que el lector fuera parte de esa locura. Cuando escribo en primera persona es porque quiero que el que está leyendo el libro sea el personaje, piense como lo hace él y sufra del mismo modo que sufre, aunque los pensamientos de ese loco vayan más rápido que lo que nuestro propio raciocinio pueda asimilar.

Efrén Fernández, autor de la obra. El Ocaso del faro.


Hablas sobre tu experiencia en el seminario mayor de Santiago. ¿Cómo influyó esa etapa de tu vida en la creación de tus obras literarias?


Mi etapa en el seminario fue muy importante para mi obra literaria hasta tal punto en que en dos de mis tres libros hablo de ese lugar.
Fue un punto de inflexión en mi vida. Nos enseñaban los evangelios del primer revolucionario de la historia mientras vivíamos entre lujos.
Nos enseñaban que los últimos serán los primeros cuando en esa institución era totalmente al revés.
Nos predicaban que nos amáramos los unos a los otros cuándo llamaban antinatural al simple echo de amar a una persona de tu misma condición.
En esos pasillos sacados de cuento fue cuando vi claro que yo quería seguir esas enseñanzas pero de forma auténtica.
Alabando a los pobres, a los marginados, a los desterrados por la sociedad. Sin quererlo en un primer momento me convertí en un marginado.
Alguien que ya no le hacía falta una etiqueta para ser el mismo. Alguien que lucharía por lo diferente, alguien que escribiría para patitos feos que no quieren convertirse en cisnes.
Los pequeños detalles marcan a una persona y a mí ese lugar y esa gente me marcó.
No en un mal sentido, es un lugar al que sigo teniendo muchísimo cariño y aunque lleve mil años sin ver a nadie siguen teniendo un espacio en mi corazón. Simplemente decidí luchar de otra forma. Quizás esa forma primitiva de la que tanto nos habían hablado.
Quise volver al lado primitivo del hombre para poder bajar un peldaño más en la evolución.
Quise ser una persona más que predicaría en el desierto hablándole a rocas y a la arena aún sabiendo que nunca me iban a contestar ni querer. En ese trance entre lo divino y lo eterno quise deambular hasta el momento en que empecé a escribir y supe cómo hacerlo.


Después de años de explorar distintas disciplinas, ¿cómo descubriste que la escritura era la forma adecuada para expresar lo que llevabas dentro?

La primera disciplina que cursé en mi vida fue la música, ese arte que tantos sentimientos desprende en el ser humano. A día de hoy no podría estar un solo día sin escuchar buena música, pero era una disciplina donde yo particularmente no sabía cómo crear un mundo.
Cuando empecé a escribir me di cuenta que podía crear un mundo a mi imagen. A la imagen de lo que yo creía.
En la literatura vi que podía luchar contra todas las injusticias de este mundo. Que podía luchar contra titanes.
En la escritura comprendí que podía convertir la oscuridad en luz, lo macabro en algo bonito.
Los sentimientos en palabras que puedan ayudar a personas que llegan a un pozo como lo hice yo y no saben cómo salir. Me encantaría que llegará el día en que supiera que escribir para salir de ese pozo, pero de momento voy a seguir escribiendo en contra de tantas injusticias y esa superioridad moral que tiene el hombre.
Menos mal que con los rifles no se matan las palabras y aunque lo hagan, esas palabras seguirán vivas en el secreto de la eternidad.
Se que va a ser un camino difícil ya que en España a un pez pequeño como yo y marginal le dan pocas oportunidades pero todas las que tenga las voy utilizar para ayudar a tanta gente que no sabe cómo seguir en el camino.


“Las Torres de Judas” es una novela distópica. ¿Qué desafíos y satisfacciones encontraste al escribir en este género, y cómo se diferencia de tus otras obras?

Bueno, fue quizás el libro que más disfruté escribiendo.
Como en el concepto de locura y realidad en este la distopía y la realidad están cogidos de la mano.
Creo que lo que se podía considerar distopía ahora se puede convertir en realidad.
Es un libro que en un futuro lo editaré con una editorial porque me dejé llevar por el entusiasmo y esa ilusión que tienes al principio y lo publiqué con Amazon.
Pero creo que es un libro que tiene mucho que decir y lo acabará haciendo.
En cuanto a la diferencia con mis otras obras  posiblemente sea la más salvaje pero todas están en un mismo marco que yo llamaría algo así como novela oscura. Una oscuridad que está en todos mis escritos y busco que todos tengan esa esencia y estén relacionados entre sí.
Lo más difícil de esta obra fue salir del aislamiento que yo mismo me provoqué para escribirla. Me fui al lugar donde me inspiré para Puentum y me pasaba allí los días, semanas y meses. Puede que sea lo más difícil para un escritor, salir de ese mundo que el mismo creo, a veces te metes tanto en su mundo que volver a este es muy difícil.
Puentum es un lugar que yo cree porque quizás ese lugar es como yo, un lugar apartado de la sociedad. Un lugar al que la gente no sabe apreciar cuando tiene muchísimo que decir.
Un lugar que busca en la sangre volver a una antigua gloria que nunca existió.
Es un libro que después de toda la oscuridad que hay en él llega a un final donde todo cobra sentido y esa oscuridad se convierte en la luz más potente que un ser humano pueda imaginar.


En “El ocaso del faro”, abordas la guerra civil española. ¿Por qué decidiste explorar este período histórico y qué esperas que los lectores obtengan de esta obra?


Bueno creo que la guerra civil es un periodo reciente y de gran importancia para la sociedad española.
En mi libro no busco hablar de la guerra ni de ideologías, en mi libro las banderas o ideas simplemente son un acompañante del sentimiento humano.
Es un libro sobre los sentimientos de dos personas totalmente diferentes que el azar juntó en esta historia de la cual mucho de lo que relato esta basado en hechos reales.
Los personajes son totalmente ficticios pero el trasfondo que alberga es totalmente real.
Creo que las ideologías solo son una forma de justificación para que el ser humano pueda hacer el mal sin poner en cuestión su moralidad. Es un libro para demostrar que la ley del hombre viene pero se esfuma al poco tiempo. No hay ley hecha por el hombre que perdure ya que está demostrado que como el ciclo de la vida todo vuelve a su origen. El poder del hombre es algo efímero pués nunca hubo una idea creada por el hombre fueran una verdad pura.
Todas esas ideas simplemente sirven para enfrentarnos con nuestros hermanos.
El hombre debería vivir acorde a su mandato divino y no dejarse tentar por el poder, un poder que crea guerras y matanzas a su imagen y semejanza como pasó en la guerra civil.
Como por desgracia pasó en la inmensa mayoría de todos los períodos de la historia.
Y si el hombre solo se dedicara a amar el poder no existiría , solo seríamos lo que inicialmente vinimos a ser. Seres viviendo acorde con la tierra y unas leyes no creadas por el hombre.
El Ocaso del Faro es la historia de cómo la venganza o las ideas solo oscurecen más nuestro corazón y aunque en un primer momento pueden ser placenteras después solo queda desolación.
Por eso ambiente este libro en el periodo de post guerra para demostrar que todas las muertes que pasaron en tan poco tiempo fueron solo un síntoma de la maldad humana y que nadie tiene la verdad absoluta.
Lo que en unos años es verdad en los años venideros solo será una mentira y así con todas las ideas creadas por el hombre. Un hombre que por culpa del poder establecido busca su propia autodestrucción.

Efrén posando con su obra para Elescritor.es.


Hablando de tus experiencias personales, mencionas haber enfrentado la depresión durante el encierro causado por la pandemia. ¿Cómo influyó este período en tu proceso creativo y en la decisión de escribir sobre tu vida en “La penumbra del tiempo”?

Fue un periodo duro pero necesario para que empezara escribir.
La mayoría de las veces en el dolor se encuentra la sabiduría y para vivir y descubrir el lugar de uno en el mundo es necesario sufrir.
En ese encierro yo pude estar conmigo mismo, algo que llevaba tantísimos años sin estar que ya no recordaba quién era. Ese periodo me hizo recordar quien soy y aunque muchas cosas no me gustaron creo que todo es un proceso en el que aún sigo inmerso. Algunos procesos son lentos y yo seguiré con este toda la vida. Seguiré buscando esa libertad y esa verdad pura lejos de la humanidad y tal vez encontraré esa fe que se perdió en ese camino por el que transité tentado por los privilegios del hombre.
Ese camino en el cual hoy en día nos dicen que está bien, que el ser humano tiene que vivir y disfrutar pero a veces creemos que ese disfrute de la vida va a conseguir llenar nuestro vacío y sólo lo multiplica.
Con la Penumbra del Tiempo me perdí en mi mismo y ahora con este último tal vez me encontré.  Y si no me encontré yo tal vez lo hizo la madurez de ciertas ideas en las que me sentía perdido.


Has publicado libros tanto de forma independiente como con la editorial Círculo Rojo. ¿Cómo ha sido tu experiencia en la autopublicación frente a la colaboración con una editorial? ¿Qué tal ha sido la experiencia publicando con la editorial Círculo Rojo?

La autopublicacion por Amazon es una herramienta sencilla si uno quiere sacar un libro para él y su familia pero sinceramente me arrepiento mucho de haber publicado mis dos primeros libros por Amazon.
Me dejé llevar por la ilusión del momento queriendo que las cosas salieran rápido y en esta vida todo lo que pasa rápido no vale la pena que perdure.
Fue un trabajo que tuve que hacer yo todo y sobre todo con el primero me quedo un mal sabor de boca.
Publicar con una editorial sabes que el libro tiene una calidad que te ofrece buenos profesionales. En Amazon solo te tienes a tí y cuando te estás iniciando en el mundo de la literatura no puedes depender solo de lo que tú sabes porque luego te das cuenta que no sabes nada.
Ahora mismo si pudiera volver atrás no los hubiera publicado por Amazon. Seguramente en un futuro Las Torres de Judas  lo vuelva a publicar por una editorial ya que como dije antes es un libro que tiene mucho que decir y por desgracia no pudo brillar como se merecía por haberlo publicado sin profesionales que te ayuden.
Mi experiencia en Círculo Rojo fue buena, atendida por profesionales y demostrando una buena calidad.


Hablas de temas como amor, sangre y venganza en tus novelas. ¿Estos temas reflejan tus propias creencias o son simplemente herramientas narrativas para transmitir la historia que quieres contar?


Al final cuando un escritor escribe y aunque necesite utilizar herramientas para transmitir el mensaje siempre suelen ser creencias y experiencias personales. Bueno me refiero a experiencias a las ideas que tienen los personajes no a hacer los actos que hacen.
Creo en todos mis libros esas creencias llevan a una crítica social bastante grande y aunque aborden temas muy oscuros al final de esa oscuridad el lector se encuentra con una luz y con ese transfondo social que no se espera.
Intento no escribir sobre temas en los que tenga la mente contaminada con otros autores o de cualquier disciplina.
Me refiero a contaminada al sentido que si  haces un estilo de literatura te sueles respaldar en todos los libros que leíste sobre ese género y a mí no me gusta ser una copia.
Me gusta escribir sobre temas que rozan mi vida de cerca. En el Ocaso del Faro a parte de por qué lo escribí también está la situación familiar.
Durante la guerra mi bisabuelo por parte de madre fue fusilado en la dársena de Ferrol dejando a tres hijos mientras que mi otro bisabuelo también por parte de madre marchó con 18 años a luchar por el bando nacional.
Años después el hijo del hombre al que fusilaran se enamoró de la hija del que luchó por el bando nacional.
Y anteponiendo el amor a cualquier tipo de rencor se casaron y formaron una familia.
Una familia en la que nunca se discutió por política.  Estoy seguro a día de hoy que el hombre al que fusilaron y el que luchó en el otro bando se hubieran llevado muy bien pero las ideas hacen que el hombre se preste a cosas mundanas y absurdas como las guerras.
Viviendo esta historia desde niño me doy cuenta que si dos familias tan diferentes y que sufrieron tanto puede acabar formando una gran familia en la que todos se querían, porque la sociedad no puede hacer eso y anteponer el amor a cualquier tipo de odio o rencor.
El amor le da un valor añadido a la vida que solo los que aman saben lo que se siente.
La venganza solo le quita valor a la vida y sólo los que se vengan saben que el pozo donde caen es tan profundo que no se puede ver la luz del sol


¿Cuál es tu proceso creativo al escribir? ¿Tienes alguna rutina específica o algún ritual que te inspire durante el proceso de escritura?

Mi proceso cuando escribo empieza con música clásica intentando que mi mente dejé atrás todos los pensamientos del día a día y se vaya a una dimensión diferente.
Soy una persona que le gusta entrenar pero cuando escribo no puedo hacerlo.
Mi ritual para escribir es aislarme de tal modo que no me deje tiempo para pensar en nada más que no sea eso.
Con Las Torres de Judas llegué a adelgazar quince kilos de todo lo que me aislé.
Salir del mundo es mi ritual para escribir ya que no puedes crear otros mundo si sigues anclado al real. 


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