Charlamos con la autora de «La misión de Karma»
· ¿Qué te inspiró a escribir «La misión de Karma»?
La escritura de esta novela llega a mi vida después de haber atravesado un largo invierno interior. Refleja ese momento en el que sientes que vuelves a nacer y ves el mundo con ojos nuevos. Esta novela es el resultado de ese nuevo nacimiento. Y si pude volver a nacer fue gracias a mi voluntad, al amor de mi gente, al apoyo de terapeutas y maestros. También gracias a Selva, mi gata, a otros animales que me rodean y a la naturaleza, con la que me siento muy conectada. De algún modo, esta historia es un homenaje al amor, que es lo que al final nos sana de cualquier herida o dolor. Y también es un homenaje a todos los que nos apoyan en ese proceso de sanación y reconstrucción interior. Es cierto que ese renacer y volver a la vida lo tiene que hacer uno por sí mismo; pero con ayuda, es más fácil. Esta novela habla de eso.
· Has mencionado que siempre encontraste en la escritura una compañera de juegos. ¿Cómo ha evolucionado tu relación con la escritura a lo largo de los años?
Mirando atrás, veo que la escritura siempre ha supuesto para mí un recurso de supervivencia. La escritura es un espacio seguro, un refugio. Allí puedes volcar lo que sea que lleves dentro. Al sacarlo comprendes mejor y puedes incluso encontrar soluciones, respuestas o nuevas posibilidades a lo que te preocupa, a lo que no entiendes o necesitas ver de otra manera. Siempre he recurrido a esta corriente de escritura llamada escritura terapéutica por pura necesidad, por el alivio que supone sentarse a escribir y liberar, y el beneficio que siempre te aporta. Es como tumbarte en el diván de un terapeuta solo que el terapeuta es la hoja en blanco. Ese sería un modo en el que vivo la escritura y el cual agradezco muchísimo.
El otro, es el de la creación por el puro placer de crear. Forma parte de nuestra naturaleza humana, estamos constantemente creando desde que nos levantamos y supone un gozo el crear si lo haces con intención y consciencia. Da igual que estés haciendo un bizcocho, montando un centro de flores o escribiendo una novela. Crear tiene siempre un algo de aventura, de dejarte llevar, de disfrutar del proceso, de sorprenderte con el resultado. En mi caso, es cierto que cuando escribo me gusta que haya un contenido, un mensaje detrás de lo que cuento. Soy una persona introspectiva, observadora, y al final eso se refleja en mi forma de escribir.
En cuanto a mi relación con la escritura a lo largo del tiempo, quizás lo que más destacaría es que se ha convertido en una relación consolidada donde me muevo con más confianza y soltura. Conoces tus puntos fuertes, tus puntos débiles. Aprendes a fluir mejor con lo que tienes, a exigirte menos, a disfrutar más. Y también, como en cualquier relación que amas, te abres a seguir creciendo, a seguir aprendiendo, a no ponerte límites y dejarte sorprender. Escribir es como leer, o como cualquier otra actividad que uno realiza, siempre se puede seguir adquiriendo más nivel; aunque no sea ese el propósito principal en mi forma de vivir la escritura. Mi propósito principal es disfrutar cuando escribo, sentir el gozo de escribir y fluir en el proceso creativo.
· ¿Qué experiencias personales o profesionales influyeron en la creación de los personajes de tu novela?
Yo creo que el escritor para crear a sus personajes cuenta primero con su propia materia prima, el conocimiento de sí mismo, sus propias vivencias y formas de entender el mundo; y luego con la observación y el conocimiento de la vida de otros. Es decir, puede haber mucho de mí en algunos de los personajes que creo y poco o nada en otros de los caracteres. Al final, te inspiras en lo que conoces, tanto de ti misma como de las personas con las que te relacionas o las que te llaman la atención por alguna razón, aunque solo coincidas con ellas un momento, pero que se convierten en detonantes de un nuevo personaje repleto de características propias. Es un ejercicio fascinante esto de crear personajes. Aprendes mucho sobre ti y sobre los que te sirven de inspiración.
Por otro lado, está el tema de las inquietudes, lo que a cada uno le conmueve, le preocupa o le atrae de la vida, y eso también se refleja en lo que escribimos los que escribimos y en los personajes que creamos. En el caso de esta historia aparecen muchas cuestiones que ponen de manifiesto lo que me interesa. Como la comunicación interespecies, cómo nos relacionamos con los animales, los animales con nosotros y qué nos aportamos mutuamente. Me interesa el mundo del niño en un mundo de adultos, es decir, las relaciones intergeneracionales, y especialmente esa entre el niño y el adulto donde la brecha es más grande. El mundo de la infancia y la educación que me parece un desafío gigantesco y nada fácil, la integración social de las personas con necesidades especiales, el colaboracionismo como forma de superviviencia y evolución… muchos temas que se van desarrollando a lo largo de la obra y que son temas que me tocan la fibra.
· El concepto de karma es central en tu libro. ¿Cómo llegaste a elegir este tema y qué importancia tiene para ti?
La pregunta es curiosa porque muchas veces en el proceso creativo, yo misma como escritora, siento que no controlo nada, como si fuera un mero canal al servicio de la historia y los personajes. Y esta historia surgió un poco así, el personaje apareció de repente en mi cabeza, empezó a hablarme y yo, pues me puse a escucharle y a escribir su historia. Y el nombre también lo eligió él, vino sin proponerme buscar un nombre como hago otras veces con otros personajes, que los pienso conscientemente hasta encontrar el que me parece adecuado. Al principio, yo misma tenía cierta resistencia a ponerle ese nombre al perro, tiene una fonética un poco dura y la propia palabra karma abarca un concepto demasiado amplio y complejo. Tal vez lo que me decidió a continuar con ese nombre, aparte de que el personaje no aceptaba otro, fue precisamente el tratar de romper con ese cliché, esa constricción de significado que parece tener la palabra karma en muchos contextos. Y por eso trato de explicarlo en la sinopsis del libro, aunque solo tenga una vaga noción del alcance real de esa palabra tan profunda. Pero, al menos, sí quería apuntar que el karma es algo que nos condiciona solo hasta cierto punto. Es un concepto vivo, que se transforma a cada momento porque contamos con nuestra libertad para decidir sobre nuestros actos, sobre las palabras que empleamos al hablar, los pensamientos que tenemos. Y esa es la forma de transformar el karma a nuestro favor y el de todos, poniendo consciencia en lo que hacemos, decimos y pensamos. Y es lo que hace el personaje. Al principio no tanto, es un cachorro, se mete en líos y enreda; pero a medida que se hace adulto y va encontrando su propósito de vida, pone toda su empeño, buena intención y voluntad de corazón para llevarlo a cabo.
· «La misión de Karma» presenta una relación especial entre un perro y un niño. ¿Podrías contarnos más sobre cómo se desarrolla esta relación y qué deseas transmitir a los lectores a través de ella?
La relación entre Karma y Gael es una relación de amor incondicional y confianza plena, que es lo que nos dan muchos animales, y concretamente, los perros como es el caso de esta historia. Los animales nos pueden ayudar a sanar nuestras heridas porque nos ponen en contacto con algo más grande y puro. Ellos aman a corazón abierto, en entrega absoluta, sin egos ni corazas, y eso es algo que tiene un gran valor y que los humanos todavía estamos en el camino de aprender, según yo lo veo. Con esta relación entre Karma y Gael simplemente he querido poner en valor el servicio de amor que prestan los animales a la humanidad y cómo nos pueden ayudar a abrir el corazón y ser más felices. En esta historia se da una situación de resiliencia de un niño adoptado, Gael, que ha perdido la confianza en sí mismo y en su especie como consecuencia de un pasado traumático en sus primeros años de vida. Será gracias al amor y la atención de Karma que Gael empiece de nuevo a confiar. A veces, ese proceso de resiliencia puede llegar a través de la ayuda de otro ser humano, pero otras veces, llega a través de la ayuda de un animal, como ocurre en la novela. Además de con Gael, Karma se relacionará con otros niños que también tienen sus problemas, aunque no sean tan graves como los de Gael. Todos acaban conociéndose y haciendo piña, y es entre todos que se apoyan y ayudan, como consiguen ir superando sus historias.
· Como experta en Literatura Infantil y Juvenil, ¿cómo crees que la literatura puede influir en los niños y jóvenes?
De múltiples maneras y, siempre que se elija literatura de calidad, para mejor. Por eso es tan importante la labor de los bibliotecarios, los libreros y demás expertos que saben aconsejar con criterio y conocimiento. Un niño que ha crecido leyendo, un joven lector se convertirá en un adulto mucho más libre, con mayor capacidad de discernimiento, más difícil de manipular, con más conciencia de sí mismo y del mundo. Tendrá ideas propias, más claros sus objetivos y sentido de vida porque tendrá acceso a un abanico de conocimientos mucho más amplio y heterogéneo, y eso te da más opciones para elegir mejor. Un buen recorrido lector te expande la mente y te engrandece el corazón. Y lo mejor de todo. Buscas más. Ya no puedes vivir sin leer. Podrás tener rachas, etapas que leas más o menos por distintos motivos, pero la lectura formará parte de tu vida para siempre y te aportará mucho más de lo que puedas llegar a imaginar.
· ¿Hay algún mensaje o enseñanza particular que esperas que los lectores se lleven después de leer tu novela?
Si conectas con la historia, cada lector se llevará lo que le haya hecho sentir. Es algo muy personal lo que cada cual recoge de sus lecturas.
· Has trabajado como librera durante muchos años. ¿Cómo ha influido esa experiencia en tu manera de escribir y en tu comprensión de la literatura?
Mi experiencia como librera me ha enriquecido muchísimo en mi selección literaria, en mi placer por la lectura, en el descubrimiento de nuevos autores y obras, y en mi inmersión en el universo de la literatura infantil y juvenil. No obstante, yo ya escribía mucho antes de ser librera, llevo escribiendo desde niña y aunque me hubiese dedicado a otra cosa, dudo mucho que me hubiera apartado de la escritura. No creo que haya afectado tanto a mi escritura, sí a mi comprensión de la literatura.
· ¿Podrías compartir algún desafío que enfrentaste durante el proceso de escritura de «La misión de Karma» y cómo lo superaste?
El desafío mayor vino en la etapa final, la de corrección. Cómo pulir y sacar brillo a la historia sin perder la espontaneidad original, la naturalidad de la primera versión. Y de nuevo, quien me ayudó fue el personaje, su inocencia, su voz. Me dejé llevar por él y pude superar esa fase de tratar de perfeccionar lo escrito sin que ese juez que todos llevamos dentro tomase el mando y fuese en detrimento de la ligereza y sencillez del estilo, que es la forma en la que quería contar esta historia.
· Para finalizar, ¿qué tal ha sido la experiencia publicando con la editorial Círculo Rojo?
He aprendido mucho durante todo el proceso de autopublicación y he tomado muchas notas para el siguiente libro, que confío sea pronto. Me siento muy agradecida con la experiencia y con el trabajo de la editorial. Son muy profesionales y eficaces. Son rápidos en su trabajo, pero a la vez te dejan ir a tu ritmo, y eso se agradece. Cumplen con todo lo prometido, te asesoran y apoyan en lo que necesitas. Sin duda, volvería a repetir con ellos.
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