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Charlamos con Carmen del Puerto Varela, autora de “Memorias de una hetaira”, obra publicada con Círculo Rojo.

Charlamos con Carmen del Puerto Varela, autora de “Memorias de una hetaira”, obra publicada con Círculo Rojo.

1.¿Cómo surgió la idea de fusionar dos historias separadas por siglos en tu obra?

Me gusta enfrentar perspectivas históricas sobre un mismo tema y ver cómo difieren o se asemejan. A veces nos sorprenden o escandalizan actitudes, comportamientos o hechos del pasado. En cambio, otras veces descubrimos que nada ha cambiado con respecto al presente a pesar del tiempo transcurrido. Memorias de una hetaira se desarrolla en dos contextos espacio-temporales que conozco por haberlos estudiado, como es el caso de la trama en la Grecia antigua -un relato que tiene lugar en Corinto en el siglo IV antes de nuestra era-, o por haberlos vivido, como es el caso del relato de época contemporánea, que se sitúa en San Cristóbal de La Laguna, en Tenerife, en las primeras décadas del siglo XXI.

2.¿Qué te inspiró a explorar la temática de las hetairas y la presencia de las mujeres en contextos históricos en tu obra literaria?

Como explico en ella, mi novela está basada en un trabajo académico titulado «La mujer en los sympósia: más allá del sexo», que inicié en 2002 y que acabé cuatro años después. Un estudio realizado en la Universidad de La Laguna, en el marco de una asignatura de Historia temida por muchos y conocida por su forma apocopada: «Métodos», gracias a la cual creo que aprendí a investigar y a documentarme. Y lo hice buscando erotismo y sexualidad en el mundo antiguo. Desde que me interesé por el tema, concebí su plasmación en una novela o en una obra de teatro. Opté por la primera opción y enseguida tomó forma. Sin embargo, distintos avatares en todos estos años, como mis obligaciones profesionales, la producción de otros libros intercalados en medio y la atención a mi familia, me obligaron a enterrarla en muchas ocasiones sin lograr acabarla de forma mínimamente satisfactoria… hasta ahora. 

3.¿Podrías hablarnos sobre el proceso de investigación que llevaste a cabo para desarrollar las tramas históricas de tus protagonistas?

En primer lugar, me ha ayudado mucho haber tenido buenos profesores de Historia Antigua en la Universidad de La Laguna. Creo que, por sus enseñanzas, es el periodo histórico que más me fascina y que conozco mejor. Además, siempre me atrajeron los mitos clásicos y la filosofía, contenido muy presente en Memorias de una hetaira. Más difícil me ha resultado documentar ciertos aspectos del relato de época reciente… Como resultado final, mi novela podría encajar en tres categorías tipológicas diferentes, de modo que ofrezco a los lectores una novela histórica, una novela feminista y una novela erótica a la vez. Historia, literatura, mitología, filosofía, astronomía, cine y música -mi novela tiene su propia banda sonora- me sirven de apoyo, son los pilares imprescindibles donde asiento las vicisitudes de mis personajes y sus conflictos éticos y morales.

4.La novela aborda temas complejos como el amor, la prostitución y la perfidia. ¿Cómo abordaste estos temas desde una perspectiva histórica y contemporánea?

Hay temas que son universales y atemporales, como los sentimientos, pero también “relativos”, lo que puede constatarse en Memorias de una hetaira. Un ejemplo claro es el tema de la prostitución, que se aborda con toda su complejidad, analizándose en dos épocas históricas muy distintas y espaciadas en el tiempo, pero con elementos comunes.

Carmen del Puerto Varela. Autora de la obra.

5.¿Cuál fue tu enfoque al crear personajes femeninos fuertes y complejos como Helena de Corinto y Elena Sanmarino Chinea?

Mis dos personajes femeninos protagonistas -Helena (con h) y Elena (sin h)- son aparentemente mujeres fuertes, pero no idealizadas. He querido presentarlas con sus defectos y sus debilidades humanas, como si fueran reales. Así que no son heroínas en absoluto, pero sí espejos donde se pueden ver reflejadas muchas mujeres. Como se recoge en el Proemio, muchos siglos las separan, pero Helena de Corinto y Elena Sanmarino Chinea comparten algo más que nombre y género. Hacen suya la máxima atribuida a Marguerite Yourcenar: «Más allá del dolor y la alegría, la dignidad de ser», la libertad individual frente al poder que nos esclaviza. Memorias de una hetaira cuenta sus vidas en el marco de los sympósia griegos, pasiones entre cráteras y triclinios, mera ficción dentro de la Historia con mayúsculas, con el objetivo de aclarar el verdadero estatus de las hetairas en particular y de las mujeres en general como sujetos históricos. Coincido con la investigadora estadounidense Sarah Pomeroy en la necesidad de escribir sobre ellas, «no solo porque es un aspecto legítimo de la Historia social, sino porque el pasado ilumina problemas contemporáneos en las relaciones entre hombres y mujeres».

6.La novela incluye elementos académicos y de ficción. ¿Cómo lograste equilibrar estas dos vertientes para mantener la cohesión narrativa?

Realmente no sé si lo he logrado, aunque quiero pensar que sí. Fue mi propósito desde el primer momento. Aprovechar toda una base histórica que tenía bien documentada para construir un relato de ficción, dos en verdad, siendo uno de ellos más académico en correspondencia con el personaje central, precisamente alguien que está haciendo una tesis doctoral. Sin embargo, quise que la narración ambientada en la Grecia antigua fuera más literaria y retórica, aunque igualmente con mucha carga documental. En ambos casos, son relatos muy visuales y sinestésicos. 

7.Mencionas la utilización de tipografías diferenciadas para las historias que pueden leerse de forma independiente. ¿Qué motivó esta elección y qué esperas que los lectores saquen de esta estructura?

Julio Cortázar es uno de mis referentes literarios y Memorias de una hetaira le debe mucho a Rayuela, que puede leerse de varias maneras, según la libre elección de los lectores. Yo copié parte de esa idea al escritor argentino. Mi novela puede leerse secuencialmente, de principio a fin, donde se van alternando las dos historias que contiene, independientes entre sí, aunque compartiendo temas afines. Pero también se pueden leer por separado, incluso optar por solo uno de los dos relatos, y para ello ayuda la tipografía diferenciada, que en sí misma es un guiño a los lectores para identificar la época histórica en la que se está desarrollando la narración. La idea de la diferente tipografía me la dio la edición impresa bicolor de La historia interminable, de Michael Ende, otro referente, sin duda.

Cerámica ática de figuras rojas, kýlix BASEL KÄ 415. Diámetro: 34,3 cm. Decoración: el Pintor de Tarquinia. Período clásico temprano: ca. 470-460 a.n.e. Antikenmuseum Basel (Suiza). Bibliografía: EVANS, Peter & EVEILLE, Lyle. Symposia and Women of Greek Vases: A Filmstrip with Commentary (Guía de CD)Old Vicarage Publications. Reino Unido, 1988. núm. 17, p. 20. Cortesía de los autores para el trabajo de investigación previo a esta novela.

8.¿Cuál fue el mayor desafío que enfrentaste al escribir esta obra y cómo lo superaste?

Uno de los mayores retos fue precisamente convertir un trabajo académico en una obra de ficción. No ofrecer un volumen ingente de información, sino hacerlo de forma atractiva para los potenciales lectores. Me he preocupado mucho de respetar las cronologías, de que no hubiera anacronismos, sobre todo con hechos y personajes históricos reales, y que los dos relatos, aunque ficticios, fueran verosímiles. El griego, que lamentablemente nunca estudié, me ha dado quebraderos de cabeza, y le he dado muchas vueltas a la grafía de numerosos términos. Otro problema ha sido actualizar o no la trama contemporánea, dado que empecé a escribirla hace casi dos décadas y en este intervalo han cambiado, por ejemplo, los planes de los estudios universitarios. Finalmente decidí situarla en los años en que empecé a escribirla y no exactamente en el presente. Definir el papel del narrador y su punto de vista tampoco ha sido fácil.

9.Tu trabajo está fuertemente vinculado con la ciencia y la divulgación. ¿Cómo se refleja esta conexión en tu obra?

Durante casi cuatro décadas me he dedicado profesionalmente al periodismo científico y a la divulgación de la ciencia y la tecnología, especialmente los años que he trabajado en el Instituto de Astrofísica de Canarias. También he sido docente en el Máster de Astrofísica de la Universidad de La Laguna y he contribuido a la formación de más de doscientos periodistas y divulgadores científicos. Además, soy hija de un maestro de escuela vocacional que enseñaba a sus alumnos más contenidos de los que eran obligatorios. Creo que, por todo ello, siento una necesidad imperiosa de compartir los conocimientos que adquiero cuando me documento sobre un tema y eso es notorio en mi novela, con frecuentes digresiones narrativas a las que me cuesta renunciar. Por otra parte, no entiendo por qué no hay más contenido científico en la literatura contemporánea, cuando la ciencia está tan vinculada a nuestras vidas. Siempre me he opuesto al divorcio entre ciencia y humanidades e intento que la primera esté presente en mis obras de alguna manera. Así, en Memorias de una hetaira, la astronomía en concreto tiene un papel protagonista. Las estrellas me inspiran.

10. Para finalizar, ¿qué tal ha sido la experiencia publicando tu obra con Círculo Rojo?

Con Círculo Rojo edité mi novela El finlandés errante. La vida ilícita de Jan Salakari. Por tanto, esta es mi segunda experiencia literaria con Círculo Rojo. Y, como entonces, el resultado ha sido hasta ahora muy satisfactorio. Es probable que repita.


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