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Charlamos con Antonio Albalá, que nos contará mucho más de “Caso resuelto. El sitio de su recreo”, su obra publicada con Círculo Rojo.

Charlamos con Antonio Albalá, que nos contará mucho más de “Caso resuelto. El sitio de su recreo”, su obra publicada con Círculo Rojo.

Tu carrera como escritor se ha centrado principalmente en el género del relato, ¿qué es lo que más te atrae de este formato literario y qué te inspira a escribir relatos?

Hasta que comencé con la escritura del género de novela, me dediqué únicamente al relato y no descarto algún día publicar una antología con una selección de ellos. Lo que más me atrae de ese género literario es la facilidad, quizás, de una escritura más sencilla y rápida que puede impactar al lector si el relato está bien trabajado. Para ello suelo buscar temas que me apasionen y una vez que tengo las emociones muy maduradas en mi interior las traslado al papel. Para satisfacer las expectativas del lector y también las mías propias suelo buscar un final atractivo. Ese final se puede vislumbrar a medida que vas escribiendo, no es necesario sorprender con él. Sí es importante la manera que llegas a él. 

La inspiración creo que es fruto de la acumulación de trabajo, aunque es cierto que a mi me ha venido muy bien marcarme un determinado número de palabras clave que deben aparecer en el relato. Todo esto y trabajarlo muchas veces. La mayoría de los relatos que he escrito son de suspense o terror. La manera clásica de realizar una lluvia de ideas o brainstorming no la suelo llevar a cabo, pero reescribo mucho todo lo que hago.

En tu trayectoria, has participado en numerosas antologías y libros colectivos en diferentes países. ¿Cómo ha influido esta experiencia internacional en tu estilo de escritura? 

Lo importante es escribir, reescribir, corregir, volver a escribir y así hasta que el texto esté lo suficientemente pulido y apto para su lectura. En mi estilo de escritura no creo que hayan influido estas experiencias, las cuales han sido puntuales, sin embargo, sí lo ha hecho ser constante y humilde a la hora de trabajar. Hay que estar en un continuo proceso de aprendizaje que no solo llevo a cabo en la escritura, también en las distintas facetas de mi vida. Mi experiencia internacional ha sido con países de habla hispana con los que tenemos un extenso patrimonio común que nos une, entre el que se encuentra nuestra lengua española.

Uno de tus logros notables es haber sido finalista en el certamen internacional de relatos de terror organizado por la editorial Círculo Rojo con tu relato “La Llamada”. ¿Puedes compartir cómo fue la experiencia de participar en este certamen y cómo influyó en tu carrera?

He de decir que en ese certamen nunca pensé que mi relato fuese elegido, de hecho, me olvidé de él hasta que una tarde recibí un correo que tuve que releer muchas veces y miré la web de la editorial infinidad de ocasiones para darme cuenta que era real. Que era mi relato y yo, fue una sensación única.

El relato en cuestión forma parte de una antología de terror que publicó Círculo Rojo, con prólogo de Javier Pérez Campos, para conmemorar el segundo centenario del primer relato en el que apareció el personaje de Frankenstein, de Mary Shelley, denominado “Frankenstein o el moderno Prometeo”. Con el tiempo se ha convertido en un clásico y Frankenstein es, por méritos propios, uno de los monstruos más famosos de la literatura. Era una edición con un formato pequeño, pero muy bien editado, del que conservo varios ejemplares con mucho cariño. 

Participar en este certamen y haber sido elegido me dio ánimo para continuar escribiendo. Poco a poco quería conseguir metas más altas por lo que continué formándome y aprendiendo en talleres de escritura.

Obra de Antonio Albalá. Caso resuelto. El sitio de su recreo.

En 2020, ganaste la convocatoria de relatos de terror organizada por la editorial mexicana Librerío con tu relato “El Hospital”. ¿Qué puedes contarnos sobre la inspiración detrás de este relato y cómo te sentiste al ser reconocido como ganador?

Este hospital lo enclavé junto a un valle que denominé de Ayarza, pero en realidad está situado en plena Sierra Morena, a escasos kilómetros del valle del Guadalquivir. Hace escasos meses visité, por asuntos privados, este centro médico y no pude resistirme al fotografiar sus oscuros y decadentes pasillos. “El Hospital” forma parte de una antología de diez relatos seleccionados, con una temática común de terror. Se denominaba “PM Perturbaciones”, fue publicado por Amazon en varios países. Por internet todavía se puede encontrar el vídeo de agradecimiento que les envié.

Me sentí muy bien por el reconocimiento, eso me ha animado a continuar escribiendo. Lo cierto es que a mí no se me sube ni los premios ni los reconocimientos a la cabeza, tengo los pies en el suelo y lo tomo como otra experiencia más de aprendizaje. Aunque siempre es mejor recibir un premio o un reconocimiento que no recibirlo, desde luego.

En 2022, fuiste finalista del V Premio Internacional Café Español de relato corto con “Marzo”, una historia basada en el atentado del 11-M en Atocha. ¿Cómo abordaste la escritura de una historia tan impactante y emocionalmente cargada?

Con toda la sensibilidad y emoción que me producen, todavía hoy, los hechos que ocurrieron. Ese día me dirigía a Madrid por motivos profesionales, cuando el tren se detuvo entre la provincia de Toledo y la Comunidad de Madrid. Se paró en algún lugar donde no había nada, con las puertas cerradas para evitar que los pasajeros saltasen de los coches. Me enteré del atentado en la cafetería del tren. Fueron sensaciones muy extrañas, no había suficiente información y claro, la que había era confusa. El tren regresó al origen y ese día no llegué a mi destino. Una vez en casa puse la televisión y me quedaron para siempre grabadas esas horribles imágenes.

Por lo tanto, abordé esa escritura sacando de mi interior esa experiencia vital y todos los sentimientos de rabia. “Marzo” es un homenaje a las víctimas anónimas, las que salieron una mañana de casa y nunca llegaron a su destino. En ese relato hablo de un chico que, durante mucho tiempo, coincidía con una chica en los mismos tramos horarios del tren de cercanías. Él se enamoró poco a poco de ella y nunca se lo dijo, ambos fallecieron en ese atentado. El espíritu de él quedó en Atocha esperándola para decirle lo que no se atrevió a declararle en vida. Me salió de muy adentro.

“Caso Resuelto” es tu primera novela, y parece combinar tu conocimiento en ciencias forenses y grafopatología forense. ¿Qué te llevó a dar el salto de la escritura de relatos a la escritura de una novela y cómo aplicaste tu experiencia en estas áreas en la trama?

Tras participar en varios talleres de novela, decidí aplicar lo aprendido sobre una estructura que poco a poco construí, le añadí una trama y un resumen argumental que hice por capítulos, además de los personajes.

Quise iniciar una empresa mayor escribiendo una novela, al principio lo veía casi imposible pero poco a poco aquello iba tomando forma y me divertí de lo lindo. Nunca había sentido esa sensación de libertad como cuando me sumergí en el proceso creativo de la obra. ¡Fue fantástico!

Mi experiencia del conocimiento en esas áreas las he plasmado en la novela con total rigurosidad. Al lector hay que decirle verdades y las pistas han de estar en el interior de la novela, él tiene que construir el puzle que le entregas. No vale contar fantasías poco creíbles ni mentiras, eso para mí es una falta de respeto al lector que no se puede consentir. Los autores nos debemos a los lectores, por lo tanto, hay que darle realismo, veracidad y rigor. 

Has participado como profesor y ponente en cursos sobre ciencias forenses y grafología. ¿De qué manera enseñar y compartir tus conocimientos influye en tu propia escritura?

Escribo ficción, por lo tanto, cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia. Lo académico suele ser teórico y estandarizado, la realidad a veces supera a la ficción, aunque afortunadamente solo son en casos muy contados.

 En ocasiones los alumnos me han preguntado acerca de supuestos difíciles, inverosímiles e imposibles. Esos mismos supuestos o preguntas las he visto reflejadas en algunas lecturas, incluso editadas por editoriales muy conocidas de este país. Nunca me he explicado cómo se le puede dar pábulo a algo que resulta imposible, salvo en la ciencia ficción. En mi escritura solo influye la rigurosidad y huyo, por sistema, de clichés.

La trama de “Caso Resuelto” se inicia con un asesinato y sigue una investigación intensa. ¿Qué desafíos enfrentaste al escribir una novela de suspense y cómo mantuviste a los lectores en vilo hasta el final?

En un primer momento fue un desafío total. Tras iniciar con un asesinato tenía por delante, nada más y nada menos, que veintiún capítulos que se convirtieron al final en uno más, veintidós, para esclarecerlo. En la estructura argumental que construí, introduje varias subtramas que se relacionaban con la trama principal. Introduje pistas, unas buenas y otras no y las aderecé con varios giros para mantener la tensión narrativa. Creo que esto lo he logrado porque los lectores me lo recuerdan tras finalizar la lectura. 

Mi pretensión como escritor no es otra que entretener y divertir a quien me lea, con eso soy feliz.

Madrid es un escenario importante en tu novela. ¿Cómo elegiste esta ciudad como telón de fondo y cómo influye en la historia y los personajes?

Es “el escenario”. Esta novela es un homenaje a Madrid. Quien conoce esa ciudad sabe que tiene un potencial extraordinario en todos los sentidos. Resulta obvio que quien va de vacaciones, puente o fines de semana no logra conocer su idiosincrasia. Viví una década en ella que para mí fue una experiencia vital, la ciudad me dio más de lo que yo le aporté y con esta novela creo que he saldado parcialmente una deuda que tenía conmigo mismo. 

Retrato un Madrid de diferencias sociales, auténtico, retrato sus tascas y restaurantes, así como algunos de los lugares más conocidos y desconocidos para un turista. El Madrid que se sale de los circuitos turísticos es auténtico y eso lo he utilizado para poner a los personajes. Una ciudad acomodada y opulenta contrasta con otro Madrid popular, el de Carabanchel o Usera, dos de los distritos que aparecen en el libro. La interdependencia de unos sobre otros es latente en la novela, pero no siempre necesita el que más tiene, como dice la sinopsis. 

Antonio Albalá, autor de la obra, posando para Elescritor.es.

En tu obra, el detective Rohan y el inspector Lope García colaboran en la resolución del caso. ¿Puedes hablar más sobre la dinámica entre estos personajes y cómo los desarrollaste a lo largo de la novela?

El detective Rohan es el personaje principal. Aferrándome a la rigurosidad de la que ya he hablado, es obvio que un investigador privado no puede investigar algunos delitos públicos que son competencia de las fuerzas y cuerpos de seguridad. Por lo tanto, establecí un nexo entre ambos. Ese punto de unión fue el personaje de Custodio, lugarteniente del detective en la agencia. Este personaje es uno de los que más me han gustado tanto por su crecimiento en la novela como por su cercanía y simpatía. 

Rohan colabora con Lope García y muestra una fidelidad que en ocasiones no es correspondida por el inspector. Aún así entre ambos se hacen favores de forma mutua. El inspector relanza, indirectamente, la agencia y el detective le salva, casi al final, de un cese en su puesto de trabajo por no obtener resultados positivos en la investigación. 

Ambos tienen una gran capacidad de trabajo, el detective le aventaja en inteligencia y Lope García le iguala gracias a las herramientas de las que dispone a su alcance como investigador público.

¿Qué mensaje o temas importantes esperas transmitir a los lectores a través de “Caso Resuelto”?

  • La importancia de la colaboración mutua entre profesionales siempre redundará en mejoras para la sociedad. 
  • La relación entre personas de clases sociales distintas. Como dice la sinopsis, no siempre necesita el que menos tiene. 
  • Hablo muy de paso de algunos lobbies, con influencia suficiente como para hacer cambiar alguna que otra ley al gobierno de turno. Muchas veces los lobbies son influyentes, pero en otras son víctima de su dogmatismo e ineficiencia.
  • El control social preestablecido en nuestra sociedad son unos límites que nos autoimponen y coartan nuestra libertad, más visible en ciudades pequeñas.

Por último, ¿puedes compartir tu experiencia trabajando con la editorial Círculo Rojo en la publicación de “Caso Resuelto”? ¿Qué aprendizajes has obtenido de esta colaboración?

En general la experiencia ha sido y continúa siendo muy positiva. 

En la fase de edición me ayudaron mucho y dieron respuestas a todas mis dudas, saqué un aprendizaje del que siempre estaré agradecido e hicieron que me resultara menos tediosa, de lo que ya me resultaba. Pero, mi experiencia con la editorial Círculo Rojo no ha acabado, sigue en marcha. Continúo pendiente de algunos servicios de promoción y también de una futura reimpresión de ejemplares de la novela, que se está vendiendo bien.


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