Charlamos con Ana Gomila, la «madre» del célebre comisario Caravaggio, protagonista de sus cuatro novelas
Para quién no te conozca, ¿quién es Ana Gomila?
Una Lo(r)ca. Principalmente cantante y escritora, aunque enamorada de todas las manifestaciones del Arte.
¿Cómo nace tu vena escritora?
¡Ni lo sé! Simplemente necesito expresarme y, además, disfruto muchísimo haciéndolo. Por otro lado, imaginación no me falta…
¿Cuántos libros has publicado ya?
Dos de texto (sobre Literatura), una recopilación de artículos de prensa y, lo mejor, las cuatro novelas protagonizadas por el comisario Caravaggio: UN ACTO REFLEJO, CORAZÓN TAN NEGRO, LA MUERTE EN VACACIONES y ASÍ ES.
¿Qué es lo que más destacarías de cada uno de ellos?
Que son falsas novelas policíacas. Lo que más me interesa, aunque haya un crimen de fondo, es el desarrollo de personajes, cómo interactúan entre sí, y la creación de ambientes. Son novelas de evasión inteligente, que puedes releer una y otra vez. Yo las definiría como «novelas de amor, humor y muerte», jeje, porque estos tres elementos aparecen muy equilibrados en mis ficciones.
Nos consta que viajas mucho para documentarte, ¿no es así?
Todo lo que puedo, que no es mucho, ya quisiera… Mi último viaje largo ha sido a Estambul, para preparar la quinta entrega de los casos de mi comisario, dado que casi toda la acción de dicha novela transcurre allí.
¿Cuánto tiempo te ha llevado escribir cada obra? ¿Los has escrito en lugares diferentes?
Las tres primeras, que son muy breves, solo un par de meses. La cuarta -mucho más larga y ambiciosa- casi medio año. La quinta, ya veremos lleva camino de eternizarse…
¿Alguna anécdota que puedas contarnos?
Cuando redacto el primer borrador de mis novelas, me meto tanto en mis personajes, me identifico con ellos tan a lo bestia, que acabo haciendo cosas raras como echar de menos fumar… ¡Cuando yo nunca he fumado! Aunque Croydon -el nuevo compañero de Caravaggio- sí lo hacía, y «tiene mono».
¿Qué opinas de la sociedad actual para el trabajo del escritor?
Que estamos en un momento muy loco en que se juntan factores contrapuestos: el coronavirus ha favorecido el auge de la lectura, pero de escasa calidad; las editoriales no publican más que a los grandes o ya directamente basurilla comercial; los agentes literarios, salvo honrosas excepciones, ni contestan; los premios están amañados; la autoedición crece sin parar y cualquiera se cree capaz de pergeñar un libro… En fin, que no hay quien se oriente en esa selva y se están perdiendo valores fundamentales como culturizar al lector.
¿Qué consejo te gustaría darle como escritor a tu yo de hace unos años?
¡Bueno está lo bueno, no me arrepiento de nada! Lo único que me duele es no tener más de una vida para experimentar todo lo que me he perdido tomando determinadas decisiones, pero… para esto está la Literatura, ¿no? Quien lee, igual que quien escribe, vive muchas vidas gracias a los personajes de ficción.
¿Qué autores te han inspirado más a la hora de escribir?
Aparte de Agatha Christie, de la cual soy deudora y fan entusiasta, me gustan mucho Mercè Rodoreda y un montón de anglosajones: Tennyson, Thomas Hardy, D.H. Lawrence, Graham Greene, Joseph Conrad, Virginia Woolf… En cuanto a novela policíaca, que al fin y al cabo es lo que yo escribo: Donna Leon, Batya Gur, Petros Márkaris.
¿Dónde se puede conseguir tu libro?
¡En Amazon! Tooodos ellos. Tanto en versión digital como encuadernados, y además a muy buen precio: gratis para usuarios de Kindle Unlimited, 3-4€ los ebooks, 5-7€ en papel. Desde casi cualquier país.
¿Estás trabajando en algún nuevo proyecto?
Estoy revisando los cuatro casos ya publicados para reeditarlos con las magníficas portadas que me ha diseñado Marta Mirada, que también es la autora de la ilustración adjunta, y en cuanto termine eso me pondré a trabajar en el segundo borrador de «Caravaggio 5» (título provisional, claro).
Para terminar, ¿nos recomiendas alguna lectura?
¿Aparte de mis novelas? Pues un gran clásico: «Lejos del mundanal ruido». Y para los amantes de lo breve, el relato «Y tú me acariciaste», de D.H. Lawrence. Ahí quedan esos regalos. ¡Feliz lectura!
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