Entrevista a la escritora Ana Gil Rodríguez, autora de la novela “La casa de la Daniela”
Para quién no te conozca, ¿quién es Ana Gil Rodríguez?
Me resulta difícil definirme a mí misma, pero diría que soy una mujer con muchas inquietudes y un gran amor por la cultura.
¿Cómo nace tu vena escritora?
Aprendí a leer muy pequeña y me convertí en una lectora compulsiva. No recuerdo exactamente la edad en la que empecé a escribir, pero supongo que sería de niña. Todavía guardo muchos escritos de hace bastantes años.
¿Cuántos libros has publicado ya?
Dos relatos con la editorial Bubok, otro en una antología de la Asociación nacional de escritores amateurs, a la que pertenezco, y una novela, “La casa de la Daniela” con la editorial Círculo Rojo.
¿Y ya estás escribiendo algo o tienes algún proyecto en mente?
Estoy a la espera de la publicación de mi segunda novela y terminando la tercera.
¿Qué puedes adelantarnos sobre sus argumentos?
Cuando terminé “La casa de la Daniela”, me resultó tan complejo el tema de la documentación, que pensé que la siguiente novela que escribiera sería más “sencillita” en ese aspecto. Pero, como parece que en la creación no decides tú del todo, me embarqué en un texto todavía más complicado no sólo en cuanto a la documentación, sino en cuanto a la estructura del relato. Pensé en dos líneas argumentales, una en la Sevilla de finales del siglo XIV y otra, en la misma ciudad en 2001. Cada una tiene entidad propia, pero hay algo que las relaciona. El recurrir a esta estructura fue difícil y más el hecho de decidir donde coincidirían ambas historias y se cerrarían los conflictos que se plantean en las dos.
Después de acabar esta segunda novela, pensé en cambiar de género literario. Las dos primeras se podrían encuadrar en cierto modo dentro de la novela histórica y me llamó la atención la novela negra, pero al adentrarme en este género, comenzó a resultarme muy complejo y, lo que es peor, pensé que no me gustaba y no estaba hecho para mí. Afortunadamente, más tarde me di cuenta de que lo que yo quería escribir es lo que se denomina “domestic noir”, que podría definirse como un subgénero dentro de las novelas de detectives en el que los encargados de resolver el misterio no son profesionales. Todo ello ambientado en un pequeño pueblo y con tintes costumbristas.
Tuvo que ser apasionante el proceso de documentación para escribir una novela ambientada en el siglo XIV en Sevilla. ¿Qué nos puedes contar?
Fue apasionante, pero también duro, ya que aparte de buscar información sobre la vida cotidiana de aquella época en Sevilla, los acontecimientos históricos que narro son muy desconocidos y me costó bastante encontrar las fuentes adecuadas. ¡Hasta tuve que leer buena parte de “El Código de las Partidas”! Fueron muchas horas de búsqueda e investigación.
¿Qué es lo que más destacarías de “La casa de la Daniela”?
Lo que he intentado con esta novela es llegar al corazón y a la mente y reivindicar la figura de esos héroes y heroínas que muchas veces quedan en el anonimato.
¿Qué opinas del papel del escritor en las redes sociales?
Ha supuesto un gran cambio para los escritores. En mi caso, hace años escribía sin esperanza de poder publicar, me parecía imposible acceder a una editorial. Hoy en día se han abierto otras posibilidades a través de las redes para que un escritor pueda darse a conocer. Yo, por ejemplo, estoy en cuatro: Facebook, Twitter, Goodreads y Linkedin.
¿Dónde se pueden conseguir tus libros?
En mi página web, https://anagilrodriguez.es/, en Amazon, tanto en formato físico como digital, y para los que residan en Haro o se den una vuelta por aquí, en el estanco que se encuentra en la calle Ventilla, que hace una gran labor de apoyo a los autores locales.
Para terminar, ¿nos recomiendas algún libro?
¡Uf! ¡Qué difícil! Por decir uno y, ya que acabo de visitar los paisajes que lo inspiraron, “Olvidado rey Gudú” de Ana María Matute. Aunque a primera vista pueda parecer un libro de fantasía, es mucho más que eso. Cuando lo leí, me pareció un texto muy profundo en el que se narran con total maestría todas las emociones humanas.
