“Los sellos coloniales” | Por Martín Isidro Vázquez León
En el año 1972 me tocó hacer el servicio militar en la provincia española del Sahara. Me inquietó en un principio, como les sucedía a muchos quintos, pero después me resigné porque no me quedaba otro remedio, y hasta me animé a ver qué tal me iba esta nueva experiencia que viviría tan alejado de mi ciudad, de mi familia, de mi novia y de mis amigos. Yo que apenas había salido de mi Valladolid natal, ahora iba a recorrer muchos lugares de España. Después del larguísimo viaje en tren primero y en barco después, puse los pies en el desierto del Sahara con el deseo de que me fuera bien y superara sin problemas graves esta dura y sacrificada realidad que se había presentado en mi vida. Cuando llevaba varios días de mili eN este desierto, nos dieron tiempo libre para descansar y yo aproveché para escribir cartas a mis padres y hermanos, a mi novia y a mis amigos, que desde que llegué no tenían noticias mías. Fui a una tienda del Aaiún y compré sobres y sellos de correos del Sahara. Desde un primer momento, me gustaron mucho los sellos de esta colonia española; yo nunca los había visto en Valladolid: no conocía ni estos ni los de otras antiguas colonias como Ifni, Guinea española, Fernando Poo, Río Muni, Marruecos, etc. Esta información de los otros sellos coloniales me la dio Javier, un compañero que era filatélico y que me comentó que tenía en Sevilla una buena colección de sellos de colonias, que había comprado en su ciudad en el mercado filatélico de la plaza de Santa Marta. Me gustaron más estos sellos que los que había visto anteriormente de España y otros países extranjeros. Me recorrí en los ratos libres que nos daban, todas las tiendas del Aaiún en busca de todos los sellos que tuvieran e hice un buen acopio, porque en una de ellas, al comentarle a la dependienta que me gustaban los sellos del Sahara y que me había decidido a coleccionarlos, me vendió una buena cantidad de otros que se emitieron muchos años atrás y que ya no se utilizaban para el franqueo. Javier los tenía casi todos, pero le compró a esta mujer algunos que le faltaban. Estos sellos son todos preciosos y muy originales: de dromedarios, indígenas, músicos, peces, fauna indígena, deportes, personajes, escritores como Miguel de Cervantes, Lope de Vega y Francisco de Quevedo –estos me llamaron mucho la atención–, carteros saharauis, aves, plantas y flores y un largo etcétera. Pero hubo una serie de sellos nueva que se emitió estando yo allí que es de tipos indígenas: Pinturas de la Dirección General de Promoción del Sahara. Esta emisión me dejó maravillado y es la que más me ha gustado siempre de todos los sellos de colonias españolas. Les escribí en las cartas que envié a mi familia, novia y amigos que me guardaran todos los sellos que les franqueaba porque deseaba coleccionarlos. Después de licenciarme fui completando mi colección de sellos del Sahara y compré también los de las otras colonias españolas. Años después amplié mi colección adquiriendo series coloniales inglesas, francesas, portuguesas…
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