“Bandada: El origen”, la novela que empieza con un salto al vacío y termina rompiendo todos los esquemas

El primer latido de Bandada: El origen es un golpe directo al corazón: Maya, quince años, diagnosticada de esquizofrenia, se lanza al vacío desde el ventanal del hospital psiquiátrico de Zamudio. Ese instante brutal no es solo el punto de partida de la historia, sino la declaración de intenciones de Esther Puertas: aquí no habrá concesiones, solo un viaje literario que explora los límites de la mente, la fragilidad de la adolescencia y el misterio de lo que aún no podemos comprender.

Mientras la vida de Maya pende de un hilo y el equipo médico lucha contra el tiempo, el lector se convierte en testigo de una contrarreloj que se transforma en un laberinto narrativo. Ni los padres de la protagonista ni su psiquiatra, Julio, logran descifrar la raíz de su acto. Pero lo que parecía un caso clínico pronto desborda las paredes del hospital y se convierte en un terremoto emocional y existencial que sacude a todos los implicados.

Esther Puertas maneja el pulso narrativo con destreza: cada página es un desafío, cada capítulo una curva inesperada. El resultado es un thriller psicológico que se desliza hacia territorios insospechados, donde el desenlace —imposible de adivinar desde el inicio— deja al lector con la sensación de haber atravesado no solo una historia, sino un enigma vital.

Con Bandada: El origen, la autora irrumpe en la escena literaria española con una propuesta valiente, capaz de atrapar tanto al amante del suspense como al lector que busca una narrativa con hondura psicológica y emocional. Porque esta novela no solo cuenta lo que le sucede a Maya: cuestiona lo que creemos saber sobre la mente, la familia y los secretos que nos definen.

Esther Puertas no ha escrito solo un debut; ha lanzado un reto. Uno que obliga a mirar más allá del espejo de la cordura.

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