En tiempos donde el deseo se celebra y se comercializa, donde seducir parece más importante que amar, urge preguntarnos: ¿qué hemos hecho con nuestra sexualidad? Lo que un día fue comunión hoy se ha vuelto consumo. Hemos convertido el cuerpo en moneda de cambio, y al deseo, en disfraz de nuestras carencias. Pero el alma no se engaña: el vacío sigue ahí, más frío, más solo. Recuperar el amor exige despertar, mirar de frente la herida, y recordar que el verdadero paraíso no está fuera, sino en la entrega sincera, consciente, sagrada.
Etiqueta: Itziar Torrecilla Gorbea
Cuando evitamos sentir nuestro malestar y lo proyectamos en otros, bloqueamos la posibilidad de cambiar. Este autoengaño nos aleja de la verdad, nos enferma y nos convierte en esclavos de nuestras propias mentiras. Solo enfrentando lo que duele podemos sanar y ser verdaderamente libres.