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Lama Trinlé, autor de “Despertar la plenitud” nos concede una entrevista por la publicación de su obra con Círculo Rojo.

Lama Trinlé, autor de “Despertar la plenitud” nos concede una entrevista por la publicación de su obra con Círculo Rojo.

¿Cómo fue la transición de ser un ingeniero en informática a convertirse en un practicante y maestro de meditación budista? ¿Qué motivó ese cambio en su vida?

En el fondo, toda la vida es una sucesión de transiciones. En algunos momentos parece que el cambio se precipita, pero sólo es la culminación del proceso.

Queramos o no, vivir es cambiar, y eso está muy bien porque nos da la oportunidad de evolucionar. En ese proceso evolutivo, cada cual toma sus decisiones. Puedes dejarte arrastrar por la corriente dominante o puedes tomar las riendas de tu vida y poner tu granito de arena para orientar tu devenir. En mi caso, llegó un momento en el que fui muy consciente de que mi vida, aparentemente perfecta, en el fondo era profundamente insatisfactoria. Me di cuenta que el rumbo de mi vida me llevaba a un lugar que, a pesar de las comodidades exteriores, en realidad no me ofrecía una verdadera ‘calidad de vida’. Entonces decidí que no iba a desperdiciar mi vida y busqué el modo de que mi vida tuviera sentido en términos de armonía, lucidez y consciencia. Ese modo lo encontré siguiendo las huellas del príncipe Sidarta que dejó constancia de los pasos que le sirvieron a él para despertar de esta pesadilla. Desde entonces, sigo aplicando y compartiendo lo que el Buda enseñó porque estoy convencido de que es lo mejor que podemos hacer con nuestras vidas.

Su libro “Despertar la Plenitud” combina la metodología búdica tibetana con formas culturales occidentales. ¿Podría hablarnos sobre cómo logró esta integración y qué espera que los lectores occidentales obtengan de su obra?

Bueno, yo no considero que he logrado esa integración. De hecho esa no es la tarea de un individuo, sino de varias generaciones, pero estamos en ello. Lo cierto es que esa integración comenzó a evidenciarse con la diáspora tibetana tras la invasión China del Tíbet en la segunda mitad del siglo 20. A mí me llegó gracias a la infatigable labor de mi venerado maestro Bokar Rinpoché que tuvo la generosidad de brindar a los occidentales una metodología práctica diseñada durante décadas para que un occidental laico pueda experimentar en carne propia todos los frutos del legado búdico.

Las sociedades occidentales tenemos ahora la oportunidad y el reto de asimilar las enseñanzas búdicas acorde con nuestro tiempo y nuestra cultura, tal como hicieron en el Tíbet, en China, en Japón, en Tailandia o en Vietnam, por ejemplo.

El Dharma que el Buda enseñó no tiene una forma propia y por eso mismo ha podido adoptar tantas formas aparentemente distintas, aunque iguales en lo esencial.

Este libro nace con el propósito de exponer todo el proceso de maduración espiritual tal como lo suelo compartir, expresado en términos actuales, asequibles, coloquiales y sencillos, guardando fielmente la esencia de la metodología búdica tibetana, pero con las formas culturales occidentales, adecuadas a las características del siglo 21, tal como lo practicamos en la Escuela de Meditación y de vida de la Comunidad Dhyāna.

Lama Trinlé, autor de la obra, posando para Elescritor.es.

Ha pasado tiempo en retiros de meditación intensivos. ¿Cómo han influido estos retiros en su propio camino espiritual y en su capacidad para transmitir la enseñanza a otros?

El Buda nos ha legado un camino práctico, un camino de experiencias, no un camino de creencias. Esa experiencia no se puede transmitir desde un conocimiento abstracto, conceptual, teórico. Uno debe tener la experiencia directa para poder transmitirla, y esa experiencia se adquiere aplicándose en la puesta en práctica efectiva en primera persona. Los retiros tradicionales se diseñaron precisamente con esa finalidad, para darnos el tiempo y las circunstancias óptimas que nos permitan llevar a cabo esa tarea.

A partir de ahí, la capacidad para transmitir esa experiencia depende mucho de las capacidades individuales para comunicar, para inspirar y acompañar en el proceso. También es verdad que esas capacidades se van puliendo con la experiencia, como todo.

En su biografía, menciona que no se considera maestro de nada ni de nadie. ¿Cómo aborda el proceso de enseñar y compartir su sabiduría mientras mantiene esta perspectiva humilde?

La humildad es una cualidad muy importante en la vida en general y más aún para cualquier docente. En este caso en el que no se transmiten conocimientos sino experiencia, es absolutamente imprescindible. Por otra parte, considerando que la experiencia del Dharma no consiste en adquirir nada exterior sino en liberarnos de obstáculos interiores, la noción misma de ‘maestría’ y de ‘enseñanza’ carecen de fundamento.

Ha tomado votos y recibido enseñanzas de varios maestros budistas. ¿Podría compartir alguna experiencia significativa que haya tenido con alguno de sus maestros y cómo eso ha impactado su práctica?

Han sido muchos años en los que he vivido un sinfín de acontecimientos. Podría señalar uno que podría encajar bastante con la pregunta porque sucedió precisamente en la primera ocasión en que tomé unos votos, fueron los votos de fiel laico, ni siquiera eran los de novicio, pero varios lamas del templo me dieron cada cual distintos elementos de sus propios hábitos para que los vistiese para la ocasión. Tras la ceremonia, feliz y pletórico, luciendo esos hábitos recién bendecidos, fui directamente a ofrecer mis respetos a mi lama que se encontraba en retiro. Cuando me vió llegar a su cabaña con esos atuendos, me miró con extrañeza y me dijo “¿Dónde crees que vas con esa ropa?”. En ese momento sentí como si me arrojasen un jarrón de agua fría en la cara, lo cual me dejó atónito, pero fue una excelente advertencia para prevenirme del orgullo espiritual y comprender de verdad que el hábito no hace el monje. Tardé varios días en comprender la profunda enseñanza que encerraban esas palabras, pero siempre le estaré agradecido por esa generosa lección.

Describe el proceso de autoliberación en su libro. ¿Podría dar a nuestros lectores una idea de cómo este proceso se aplica en la práctica cotidiana y cómo puede transformar la vida de las personas?

Efectivamente, se trata de un proceso gradual y por lo tanto no debemos esperar rápidas transformaciones radicales en nuestra vida cotidiana. De hecho, puesto que el proceso es puramente interior, nuestra vida no tiene por qué ser distinta en su aspecto exterior. Esto no consiste en cambiar las circunstancias exteriores (que, por cierto, no dependen sólo de nosotros), sino en cambiar la manera en que nos afectan las circunstancias, consiste en liberarnos, en autoliberarnos del poder que nuestros ‘enemigos’ interiores tienen para hacernos sufrir a nosotros mismos y a los demás. La autotransformación interior cambia radicalmente nuestra percepción de los acontecimientos, pero la vida sigue transcurriendo bajo los efectos de un sinfín de circunstancias que no dependen de nosotros. Lo que cambia es nuestra percepción y eso, lógicamente, también acaba afectando nuestra participación en los acontecimientos. En esa medida, aunque sin pretenderlo, nuestra libertad y bienestar interiores también acaban produciendo efectos beneficiosos en las circunstancias exteriores, tanto las propias como las de aquellos con los que nos relacionamos.

Lama Trinlé y sus compañeros en la naturaleza.

Su enfoque parece ser tanto en la paz interior como en la auténtica práctica espiritual. ¿Cómo equilibra estos aspectos en su propia vida y cómo sugiere que los demás puedan lograrlo?

En realidad, se trata de dos aspectos íntimamente relacionados. La práctica espiritual alimenta la paz interior que, a su vez madura la práctica espiritual. No es muy útil darles vueltas a estos conceptos, lo mejor es aplicarse en la puesta en práctica del Dharma, tanto sobre el cojín como en todos los ámbitos de nuestra vida. La paz interior, la armonía, son los frutos sabrosos de una espiritualidad auténtica aplicada con sabiduría.

Ha compartido su práctica del Dharma con alumnos en España. ¿Podría compartir alguna anécdota inspiradora sobre cómo ha visto que su enseñanza ha impactado positivamente las vidas de las personas?

También hay alumnos hispanohablantes fuera de España. Ahora disponemos de medios técnicos que permiten nuevas maneras de comunicar y estamos aprendiendo a incorporar esas circunstancias en la forma de transmitir el Dharma. Con la pandemia, tuvimos que incorporar aceleradamente estas tecnologías pues esas circunstancias hacían especialmente necesarias las prácticas orientadas a combatir los efectos de la enfermedad y la muerte. Durante casi dos años, gracias a estas tecnologías, estas enseñanzas y prácticas especiales resultaron muy beneficiosas para numerosas personas en distintos continentes, unidos en el propósito de servir al bienestar personal y colectivo, que dieron lugar a muchas circunstancias emotivas y sanadoras. Más allá de estos casos específicos, el Dharma tiene precisamente por función liberarnos del sufrimiento. ¿Qué impacto puede ser más positivo que ese?

En su vida ha buscado vivir sin confusión ni máscaras. ¿Cómo aborda los desafíos cotidianos manteniendo esta perspectiva de autenticidad y simplicidad?

Las máscaras, los personajes tras los cuales nos escondemos de nosotros mismos, y también los unos de los otros, son un importante elemento de confusión. Más allá de la confusión, en la serena lucidez, los acontecimientos cotidianos ya no resultan tan desafiantes como nos parecen ahora. La confusión, la opacidad, genera múltiples sufrimientos así que cuando constatamos lo dañina que es para nosotros mismos y para los demás, vivir sin confusión ni máscaras es simplemente un acto de inteligencia ¿no cree?

¿Qué tal ha sido la experiencia publicando con la editorial Círculo Rojo? ¿Cómo ha sido trabajar con ellos para llevar su mensaje y enseñanzas a un público más amplio?

La experiencia todavía es muy reciente y seguramente la percepción será más objetiva con el tiempo. Sin embargo, aún en pleno proceso, ya se aprecia la influencia positiva que tiene una organización cualificada y profesionalizada, cuya experiencia está resultando muy beneficiosa para la calidad del ‘producto’ que, como soporte vehicular del mensaje, es indudablemente muy importante.


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