La escritora María Campillo nos habla de su última novela, «Tiempo perdido», continuación de «La ciudad que me estremeció».
¿Qué te inspiró a escribir “Tiempo perdido”? ¿Hay alguna experiencia personal detrás de la historia?
Quería escribir una historia de amor. En la primera novela, recibí muchos comentarios que la identificaban así, para mí no lo era. Era una historia de superación personal, cotidiana y realista, en el que el amor, como en la vida, estaba presente. Está sí lo es. Pero me apetecía volver a provocar emociones saliendo un poquito de las historias más convencionales, porque los sentimientos, independientemente de hacia quien se sientan, son los mismos.
En tu biografía mencionas que te consideras principalmente poetisa, ¿cómo influye esta perspectiva en tu escritura de novelas?
No lo hago conscientemente, o no siempre; pero cuando me leo en voz alta me parece que hay frases que riman. Utilizo un lenguaje lleno de metáforas, intento crear imágenes sobre sentimientos con las palabras. Creo que eso me viene de la poesía, o de los cuentos que también escribo. Quizás por eso, esta también sea una novela corta, no se me da bien las descripciones detalladas ni capítulos dilatados. Soy demasiado emotiva.
¿Por qué decidiste continuar la historia de tu primera novela en “Tiempo perdido”? ¿Hay algún motivo en particular por el que sentiste la necesidad de seguir explorando esos personajes?
Tras la publicación de La Ciudad que me estremeció, casi todos los lectores coincidían en dos aspectos: en que se les había hecho muy corta, necesitaban saber más; y en que era imposible no empatizar con la protagonista. Me pareció bonito continuar con esos personajes, aprovechar el cariño que los lectores les tienen para reflexionar sobre las relaciones personales y sus complejidades.
La música es un elemento importante en la novela, ¿cómo utilizas la música para enfatizar los sentimientos y construir puentes entre diferentes lugares y culturas?
Es que la música me inspira, ayuda a dibujar una escena concreta, a trasladar un sentimiento con citar una canción concreta. Esto ya lo utilicé en la primera novela, y debía de utilizarlo en esta, la continuidad en Tiempo perdido, va más allá de sus protagonistas. Repite estructura, voz, repite estilo, intento que parezca que sigo hablando de lo mismo, cuando quizás estoy contando algo distinto.
¿Cuál es el mensaje principal que intentas transmitir a través de “Tiempo perdido”?
Que no hay un tiempo igual para todos. Que es importante saber dónde invertirlo y que cada uno tiene su modo de entenderlo y de vivirlo.
La protagonista de la novela narra la historia en primera persona, ¿por qué elegiste este enfoque narrativo y cómo afecta a la forma en que los lectores se conectan con ella?
Es mucho más fácil empatizar con alguien que se está sincerando, casi confesando con el lector. Es más íntimo.
A pesar de no ser autobiográfico, mencionas que la novela puede parecerlo, ¿por qué decidiste explorar temas y emociones cercanas a tu propia experiencia sin basarte en ella directamente?
Son temas cercanos a mi experiencia, es cierto, pero creo que a las experiencias de cualquiera. Al final hablo de la vida real, de sentimientos comunes, de experiencias compartidas. Pero la protagonista guarda similitudes conmigo, tales como el nombre. Me arrepiento de haberla llamado María, no lo pensé bien…Pero ahora ya no imagino que se llame de otra manera.
¿Cómo equilibras el uso de metáforas y expresiones cotidianas en tu escritura para crear un mundo envolvente para la protagonista?
Las metáforas me permiten dibujar emociones, las expresiones ubicarla en un mundo real, más cercano. En ocasiones el ambiente que describo se mimetiza con los sentimientos de María, confluyen, se funden. Con estas dos fórmulas vamos saliendo de un mundo a otro y me parece que funciona bien.
¿Qué desafíos enfrentaste al escribir “Tiempo perdido” en comparación con tu primera novela?
La primera la escribí sin saber que vería la luz, en cambio Tiempo perdido la imaginé para agradecer a mis lectores la buena acogida de la anterior. Me he sentido igual de libre en ambas para contar lo que quisiera, pero sé que voy a sorprender y que la protagonista en un principio será juzgada e incomprendida, esto es algo atrevido porque ella es mi heroína.
¿Qué papel juega la ciudad en la novela? ¿Por qué eliges diferentes ciudades y entornos para situar la historia?
Universalizar las emociones, quizás. Son tan distintos como los estados de ánimo en los personajes que deambulan por ellas. Reflejan ese viaje que hacemos todos al crecer.
¿Cuál es tu proceso creativo al escribir? ¿Tienes alguna rutina o ritual específico?
El principio siempre es recuperar alguna inquietud por tratar un tema concreto, diría que es una necesidad; tengo varios temas apilados en cuadernos, de hecho. Luego soy bastante intuitiva, y espero el momento en el que la idea cobre forma, en ese momento, casi me obsesiono imaginando la historia. Y cuando lo tengo claro, me siento a dibujar cómo lo voy a contar, cómo son los protagonistas, el ritmo, la estructura, la voz… Y luego escribo los capítulos según mi estado de ánimo. Soy algo caótica.
¿Cuáles son tus planes o proyectos futuros como escritora? ¿Tienes alguna idea o tema en mente para tu próxima obra?
Hay varios trabajos casi acabados, muy distintos a lo que publico y entre sí, pendientes de editor. Tengo muchísima ilusión por publicar un cuento infantil, que espero pueda ver la luz el próximo Sant Jordi, estoy escribiendo mi tercera novela con la que cerraría esta saga y hay una colaboración con la que estoy muy ilusionada que será el próximo proyecto al que dedique mi esfuerzo, una vez acabe con todo lo anterior. Todo es cuestión de tiempo.
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