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Juan Carlos Navarro Fajardo nos presenta su novela histórica, «Por qué Manila».

Juan Carlos Navarro Fajardo nos presenta su novela histórica, «Por qué Manila».

¿Cómo surgió la idea de escribir “Por qué Manila” y qué te motivó a explorar la historia de las Filipinas como territorio español?

Ya desde pequeño supe que mi abuelo había estado en la guerra en Filipinas. En casa de mis padres había algunos recuerdos que rememoraban su estancia en aquellas lejanas islas y siempre me intrigó lo que pudo haberle sucedido allí. Además, algo me contó mi padre y algunos parientes próximos sobre aquel episodio bélico, pero sin abundar mucho en el tema. Pasó el tiempo y me olvidé de todo aquello. Hasta que hace pocos años, por el azar o la Providencia, llegó a mis manos un legajo de documentos originales de aquella época (documentación militar, cartas, manuscritos, recortes de prensa, notas y recuerdos personales, etc.). Entre todo ello, caben destacar los documentos relacionados con el Batallón de Leales Voluntarios de Manila, una unidad militar de la que apenas se tenía conocimiento. Descubrir esa documentación de primera mano, original e inédita, para un historiador es como encontrar un tesoro que no se puede quedar en el rincón del olvido. Y esa fue la motivación para emprender esta aventura literaria.


Has mencionado que la novela está basada en hechos reales y en documentación original e inédita. ¿Cómo fue tu proceso de investigación y cómo lograste materializar tu obra?

Lo cierto es que en un principio tuve dudas sobre el planteamiento del relato. Si me limitaba a materializar un ensayo o un libro biográfico sobre mi abuelo, pensé que el resultado le interesaría a muy poca gente, solo a los especialistas, y no tendría el más mínimo interés para el público en general. Y, dándole vueltas, llegué a la conclusión de que el mejor formato literario posible sería la novela histórica.

La novela histórica requiere de rigor y veracidad, y eso conduce al conocimiento profundo de los hechos que se narran. Por una parte, disponía de una fuente documental propia que tenía que ordenar, analizar y evaluar. Por otra, debía estudiar concienzudamente la historia de aquellos hechos buscando en archivos, hemerotecas y bibliotecas, y también en fuentes abiertas. Han sido numerosos los documentos consultados sobre la contienda armada, la vida social y política, las costumbres y las instituciones religiosas de finales del siglo XIX y principios del XX.

Quiero destacar que varios de los episodios del libro tratan de auténticas acciones bélicas, aquello fue una rebelión interna y después una guerra contra los Estados Unidos, y el Ejército español fue el gran protagonista. Para llegar a conocer el funcionamiento y organización de las unidades militares, de ambas partes, ha sido preciso consultar ordenanzas militares, memorias, instrucciones y otros documentos relacionados con vida castrense de la época.

Al ser una novela histórica, ¿cuál fue tu enfoque al combinar la rigurosidad histórica con la narrativa amena y cotidiana? ¿Cuáles fueron los desafíos que enfrentaste al lograr este equilibrio?

Esta es la pregunta del millón. Los hechos históricos, envueltos en una maraña de datos, descripciones y fechas pueden llegar a ser empalagosos para la mayor parte de los lectores, pero tienen que estar ahí. Bajo mi entender, y es lo que intento que prevalezca en la novela, es que deben ser los justos para que se llegue a comprender lo sucedido de manera sencilla, esta sería la primera capa de la narración: la Historia con letras mayúsculas. La segunda capa e hilo conductor, sin duda, ha sido la biografía de Carlos, también hechos reales, pero más cotidianos y amenos. Y por último cobran vida los personajes de ficción, que completan la trama y son imprescindibles para la construcción de la novela.

En definitiva, a lo largo del relato discurren y se entremezclan los acontecimientos reales con sus grandes protagonistas, el semblante biográfico de Carlos y la necesaria dosis de ficción. Al atento y perspicaz lector le corresponderá discernir unos de otros y será él quién juzgue si el equilibrio entre ellos ha sido el adecuado.


¿Podrías describirnos brevemente la trama de la novela y cómo se relaciona con los acontecimientos históricos de aquel periodo en las Filipinas?

Poco conocemos sobre la guerra de Filipinas que finalizó en 1898, hace 125 años. Cuando se habla de ello nos vienen a la cabeza varias películas sobre los “Últimos de Filipinas” y algunas novelas referidas al mismo tema. Pero aquel no fue el único episodio acaecido en aquellas lejanas islas a finales del XIX. Era territorio español y allí se sucedieron una serie de hechos y acontecimientos que se relatan con rigor y veracidad en el libro y que merece la pena conocer: la gestación de la revolución, el comienzo de la sublevación en 1896, la creación de un batallón de voluntarios, la paz de Biac na Bató, el ataque americano a Cavite, el asedio de 105 días a la ciudad de Manila, la capitulación de la plaza, la repatriación, la liberación de los prisioneros.

Todo ello bajo un hilo conductor, la vida de un joven que residió en Manila desde 1892 hasta 1898, que le imprime al relato tal carga emotiva que el lector, sin duda, se verá transportado a aquella época: sus obligaciones militares, iniciativas en los negocios, inquietudes personales, amistades y vida sentimental, en medio de la primera insurrección tagala de 1896 y el posterior asedio de Manila, con la participación activa en la defensa de la ciudad, que irremediablemente capituló en 1898.

Se podría decir que es un relato de vencedores y vencidos, de traidores y leales, de impotencia y superación, ambientado con minucioso esmero y precisión en aquellos lugares donde acontecieron los hechos. En resumen, una novela histórica que encierra acciones bélicas, viajes, aventuras, historias de amistad y amor.


El título del libro, “Por qué Manila”, parece evocar una pregunta intrigante. ¿Podrías explicarnos el significado detrás de este título y cómo se relaciona con la historia que cuentas en la novela?

Efectivamente. Esa pregunta es la que se formula Carlos a sí mismo nada más subir al tren que le llevaría a Barcelona para embarcarse en el vapor Isla de Mindanao rumbo a Manila, destino de su servicio militar. Es una pregunta con un profundo significado, llena de desamparo y angustia; acaba de despedirse por la ventanilla del vagón de su padre y de su tío. Esa inquietud que manifiesta el protagonista de la novela viene a representar el sentir de miles y miles de jóvenes que tuvieron como destino ultramar.


¿Qué aspectos o personajes de la historia de las Filipinas durante ese periodo encontraste más fascinantes e importantes de incluir en tu libro?

De una parte, en el ámbito castrense español, destacaría el complicado papel de los gobernadores y capitanes generales que se fueron sucediendo en aquellos años. En primer lugar, el general Blanco, quien constituyó el Batallón de Leales Voluntarios de Manila, donde estuvo integrado Carlos. Y también resulta interesantísimo el desempeño de Polavieja, Primo de Rivera y Augustín. Pero no podía dejar de lado al otro bando, y aquí cobra relevancia la figura de Rizal, un personaje digno de estudio y admiración. De hecho, mi abuelo conservaba varios artículos y detalles referidos a él. Y no diré más, creo que sería destapar parte de lo que sucede en uno de los capítulos. Pero el personaje que me ha dejado fascinado ha sido un tal Génova, que realizó una proeza increíble, digna de elogio y de la que tan solo se relata la punta del iceberg. Su historia al completo es tan apasionante que daría para una sola novela.


Como historiador del arte, ¿cómo influyó tu formación académica en la manera en que abordaste la escritura de esta novela histórica?

Por resumirlo, la Historia del Arte es una especialidad de la Historia centrada en los objetos artísticos. Pero no solo se miran las obras de arte, también se incluyen sus artífices y la sociedad del momento. En el fondo, estudias personajes que crean objetos y además analizas las razones que los llevan a generar esas obras artísticas dentro del contexto social. Con esta novela sobre la historia de Filipinas a finales del XIX debes hacer algo parecido: estudiar los hechos históricos, los personajes, la sociedad y las costumbres del momento. Y, al ser una obra de ficción, tan solo te restaría urdir la trama con algunos personajes que otorgarán el complemento emotivo.


¿Qué esperas que los lectores descubran o aprendan de “Por qué Manila” y de la historia que presentas en el libro?

Creo que es una historia diferente de la guerra de Filipinas y me gustaría que en primer lugar resultara un libro ameno, de fácil lectura y de los que no se dejan a medias. En segundo lugar, he intentado que el relato histórico fuera también sencillo, claro y didáctico, con lo imprescindible para que el lector asimile aquella revolución y guerra, y con la intención de que al final pueda sacar sus propias conclusiones. En definitiva, como dicen todos los escritores de novela histórica: espero que los lectores aprendan algo de la historia del crepúsculo de Filipinas, que se entretengan con su lectura y a la vez que se emocionen en la medida de lo posible.


Este año se conmemora el 125 aniversario de la pérdida de las posesiones españolas en Filipinas. ¿Cómo crees que tu libro contribuye a la reflexión y comprensión de este acontecimiento histórico?

La conmemoración de esta efeméride es una oportunidad única para volver la vista atrás en la historia de España y rememorar los últimos años del Imperio español en ultramar. A partir de aquella fatídica fecha, 1898, se perdieron las últimas posesiones coloniales (Cuba, Puerto Rico, Filipinas y otras islas del Pacífico) y nuestro país se vio inmerso en una gran crisis en todos los ámbitos. El relato es un pequeño homenaje “a los olvidados y sin gloria”. Esta es la dedicatoria plasmada en el libro con la intención de que recordemos a los miles de españoles que murieron, a los heridos y a los que tuvieron la gran suerte de mi abuelo, que consiguió salir indemne de esa contienda.

Con todo, el libro no relata una guerra maniquea entre buenos y malos. Intenta dar en todo momento un trato de respeto y consideración a los filipinos, que también resultaron humillados y perdedores en aquella guerra. Los únicos vencedores fueron los Estados Unidos de América del Norte, potencia emergente que a partir de aquel momento generaría el embrión de un gran imperio.

Juan Carlos Navarro Fajardo


Mencionaste la posibilidad de presentar el libro en el Museo Histórico Militar de Valencia. ¿Qué importancia tiene para ti la relación entre la novela y lo sucedido en las Filipinas durante aquellos años?

Para mi ha sido un honor y un placer que el Centro de Historia y Cultura Militar Centro (Valencia) incluyera la presentación del libro dentro de su programación de la efeméride principal del Ejercito de Tierra para el año 2023: “125 Aniversario del final de la Guerra en Cuba y Filipinas (1898)”. Hay que pensar que el gran protagonista de aquellos hechos fue nuestro ejército, y la estructura del relato se va pautando en razón a los hitos de la contienda. Aparecen los capitanes generales, las unidades militares, los teatros de operaciones y las acciones bélicas. Todo ello con un tratamiento holístico y no de un solo hecho aislado o circunstancial. Esto hace que tenga un valor histórico de compendio de los últimos años de Filipinas. Indudablemente que allí se sucedieron cientos de acciones bélicas que sería imposible recoger en un solo relato. En esta ocasión, he procurado describir aquellas que afectaron directamente al protagonista, mi abuelo, y por consiguiente casi todo se ha centrado en el Batallón de Leales Voluntarios de Manila, una unidad militar apenas conocida y estudiada hasta la fecha.


¿Cuál fue el momento más memorable o emocionante que experimentaste durante la creación de “Por qué Manila”?

Cuando descubrí la documentación original de Filipinas con más de 125 años de antigüedad, me quedé perplejo, tenía ante mis ojos la biografía de un joven que había pasado por mil y una peripecia en aquellas lejanas islas. Pero el momento que me puso los pelos de punta fue al terminar la novela. Un buen día, rebuscando en otros papeles de los años 40 del siglo pasado, encontré un borrador manuscrito de mi abuelo donde aseguraba que había asistido a la manifestación a favor del gobernador general, que se celebró en Manila a comienzo de la revolución. Ese episodio del libro yo tan solo lo supuse, pensé que no podía haber faltado a aquella manifestación patriótica. Y cuando se confirmó a posteriori, casi me da algo.


Después de escribir esta novela, ¿tienes planes de continuar explorando la historia de las Filipinas o de abordar otros temas históricos en futuros proyectos?

La abundante documentación de finales del siglo XIX y principio del XX que he tenido que consultar, me abre la posibilidad de emprender otra nueva novela relacionada con las consecuencias del final de la guerra de Filipinas. Y también en este momento estoy recopilando información y leyendo bastante sobre la rebelión de las Germanías en Valencia. Ya veremos donde centro la atención. Por el momento no lo tengo decidido.


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