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Hablamos con Juan Francisco Sánchez Hernández, autor del poemario “Al faro de mis días: 200 haikus”, publicado con Círculo Rojo.

Hablamos con Juan Francisco Sánchez Hernández, autor del poemario “Al faro de mis días: 200 haikus”, publicado con Círculo Rojo.

La literatura parece haber sido una parte esencial de tu vida desde muy joven, ya que además de ser docente, te has dedicado a la escritura y te has especializado en distintas áreas como Filología Clásica e Hispánica, Historia e Historia del Arte. ¿Cómo ha influido tu formación académica en tu pasión por la escritura y en la creación de tus obras literarias?

Mi formación académica ha influido de manera decisiva en mi pasión por escribir. También soy un gran lector y tengo mucha curiosidad por entender el mundo y al ser humano. En Macotera (Salamanca), mi querido pueblo, tuve excelentes maestros que despertaron mi pasión por la lectura, la historia, el arte, la ciencia, etc. Después cursé bachillerato y COU en Peñaranda de Bracamonte, donde seguí creciendo como persona gracias a mis profesores, y finalmente en la Universidad de Salamanca cursé Filología Clásica, carrera que me hizo ser gran parte de lo que soy. El mundo grecolatino se abrió ante mis ojos, y mis amados clásicos, tristemente cada vez menos conocidos, se convirtieron en mi referente fundamental. Tenemos que acercarnos a los clásicos, leerlos y disfrutarlos. En ellos está todo: la filosofía, tan importante para hacer ciudadanos de bien y con sentido crítico, la literatura, el arte, la historia, el teatro, el origen de la democracia, tan en peligro en este mundo convulso en el que vivimos, el arte, la ciencia, etc.

Todas las traducciones y lecturas de clásicos grecolatinos como Homero, Esquilo, Aristófanes, Platón, Aristóteles, César, Séneca, Catulo, Virgilio, entre otros, más las lecturas de clásicos hispanos y universales despertaron mi deseo de ser escritor. Siempre fue mi gran sueño. Y todo lo que uno vive y lee es clave en su obra literaria, en cómo percibe el mundo y al ser humano.

“Al faro de mis días: 200 haikus” es una obra dedicada a tu madre, quien ha sido tu faro y tu guía. ¿Cómo fue el proceso de escribir estos haikus para honrar su memoria y qué significado especial tiene este poemario para ti?

Es una obra muy especial porque mi añorada madre María Teresa ha sido y sigue siendo mi faro, mi luz, mi guía. Me ilumina en los días nublados y en los más claros. Me acompaña desde el alba hasta el ocaso. Todo lo que soy se lo debo a su ingente corazón de paciencia infinita y bondad sin límite. Fue y será siempre un ejemplo como madre y como persona. Inimitable. Única.

Obra de Juan Francisco Sánchez Hernández. Al faro de mis días:200 haikus.

La dedicatoria del poemario es un haiku dedicado a su memoria:

Mi eterna madre

 El faro de mis días.

Estrella siempre.

Juan Francisco Sánchez Hernández.

El proceso de creación de esta bandada de haikus ha sido largo y complejo, pero muy gratificante. Cuando descubrí el haiku como composición poética me pareció algo maravilloso. Me encanta su acercamiento a la Naturaleza y su filosofía. Captar ese instante fugaz, esa pincelada. Luego leí y aprendí mucho de los maestros japoneses y, por último, me aventuré a escribir mis propios haikus. Cuando mi madre vivía yo le enviaba haikus y otros poemas. Me gustaba saber su opinión y me decía cuáles le gustaban más. Escribí bastante durante la pandemia, porque trabajaba desde casa y tenía más tiempo. Murió en julio de 2020 y me pareció muy hermoso dedicarle el poemario para honrar su memoria. 

Los haikus, con su estructura y brevedad característica, capturan momentos precisos de la observación de la Naturaleza. ¿Qué te inspiró a adentrarte en la creación de haikus y cómo seleccionaste los temas y estaciones que abordas en este poemario?

Me gustó mucho la brevedad del haiku, lo que obliga al poeta a significar mucho diciendo lo mínimo. Normalmente tiene una estructura 5-7-5 sílabas o moras, pero esto no se cumple en muchos casos como se comenta en el prólogo. Y, sobre todo, me encantó su relación con la Naturaleza, su capacidad de seducción, el asombro que produce o sugiere. El haiku pinta el instante de los fenómenos naturales (un amanecer, una tormenta, un rayo, el ocaso, la lluvia, etc.), el cambio de las estaciones y la vida cotidiana. La piedra angular del haiku es el aware, una emoción profunda provocada por la percepción de la naturaleza. En definitiva, lo natural y lo sencillo, que muchas veces no valoramos como debiéramos, y que es muy importante para tener una vida plena.

En la selección de temas y estaciones tengo que dar las gracias a José Antonio Rodríguez Alva, excelente poeta y mejor persona, autor del prólogo, y artífice muy importante de este proyecto tan satisfactorio.

Además de la dedicatoria a tu madre, el libro abarca temáticas diversas como reflexiones, lo místico, lo amoroso y otras. ¿Qué buscaba trasmitirte el haiku como forma poética para expresar estas experiencias y emociones?

Como he comentado, del haiku me gustó mucho la capacidad que tiene de sugerir o pintar un instante y decir bastante más de lo que aparentemente se lee. De cada haiku hay que hacer una lectura profunda, no quedarse en lo aparente y llegar al fondo, a la esencia del ser. Me encanta su brevedad, pero especialmente su profundidad. La clave de la vida está en lo que no se ve, en lo que sentimos, añoramos, deseamos, amamos. El haiku se basa en capturar lo visible en un instante de la Naturaleza: una noche estrellada, el alba, el rocío sobre una flor, la caída de una hoja, etc. No obstante, lo más importante es lo que ese instante te aporta: captar la belleza en un momento oportuno, la soledad o la desgracia. En un mundo cargado de prisas, la observación y respeto a la madre Naturaleza me aporta paz interior, me permite ser mejor observador de lo sencillo y lo cotidiano, admirar el espectáculo de las estaciones, cada una con su encanto, disfrutar del ciclo de los días y las noches, de lo maravilloso que es el mundo animal y vegetal, de ser consciente del cambio climático y las terribles consecuencias que puede ocasionar. Y saber que nosotros, los seres humanos, somos una pequeña parte de este universo.

Tu obra está ilustrada con imágenes japonesas, lo que complementa y enriquece la experiencia de lectura. ¿Cómo se relacionan estas ilustraciones con los haikus y qué importancia crees que tienen en la obra?

Las ilustraciones abren cada uno de los apartados del poemario y sirven para relacionar la imagen con el contenido de los haikus. También sirven de referente al lector y la lectura puede resultar más atractiva. Tienen gran importancia en la obra, ya que sirven para estructurar y ordenar los haikus. En la obra se han anotado infinidad de impresiones con haikus dedicados al paso de las estaciones, otros se desarrollan en los campos, en las montañas, ante los poderosos e inesperados elementos de la Naturaleza, la reflexión, lo místico, lo amoroso. Como poeta abro mi casa-alma para revivir esto con mi mirada atenta, para hacer eterno el instante. 

En tu índice se pueden apreciar distintas clasificaciones temáticas de los haikus: los relacionados con las estaciones, campos y montañas, pensamientos y templos, entre otros. ¿Cómo organizaste y seleccionaste estos haikus para crear un flujo armonioso en el poemario?

En esta labor he contado con la inestimable colaboración de José Antonio Rodríguez Alva. Hemos trabajado juntos en la organización del poemario y en la distribución de los haikus según su temática. Esta distribución hace que el poemario fluya con armonía y el lector lo pueda disfrutar con mayor deleite.

El haiku es una forma poética que requiere precisión y habilidad para significar mucho con pocas palabras. ¿Cuál es el mayor desafío que enfrentaste al escribir estos haikus y cómo lograste transmitir tanto en tan breve espacio?

La estructura clásica del haiku es 5-7-5 sílabas, aunque esto no se cumple ni en la mitad de los haikus clásicos. Es cierto que es muy difícil decir mucho con pocas palabras. Por eso, precisamente, me gusta el haiku, sugiere mucho con muy poco. Como el haiku está relacionado con la Naturaleza y sus elementos, el mayor desafío es encontrar instantes que te permitan crear un haiku. Por tanto, es necesario que volvamos nuestros ojos a lo prodigioso que es la vida en la Tierra. Ese ciclo eterno de días y noches, de estaciones, etc. Me ha ayudado mucho para superar este reto leer y disfrutar de los maestros japoneses del haiku: Matshuo Bashô, Buson, Kobayashi, Santoka, entre otros. También he leído haikus de autores españoles como Luis Alberto de Cuenca e hispanoamericanos como Borges y Octavio Paz. 

Además, me encanta viajar para conocer otros lugares y costumbres, pasear por entornos naturales, observar con atención a los distintos animales, cosa que aprendí de mi querido padre Mateo, disfrutar de un bello amanecer o del ocaso, de una suave brisa o de una tormenta, del viento o la lluvia en tu rostro. Todo puede ser poesía, lo difícil es encontrar las palabras adecuadas en el instante preciso teniendo en cuenta su brevedad y las limitaciones que supone para el poeta. Sin embargo, si lo consigues en cierta medida es maravilloso y placentero.

Además de “Al faro de mis días: 200 haikus”, mencionaste tener un poemario ya escrito y otros proyectos en marcha. ¿Qué podemos esperar de tus próximas obras literarias y cómo mantienes la inspiración y la creatividad en tus escritos?

Tengo un poemario escrito que tengo que revisar para intentar mejorarlo. Creo que va a ser una obra que va a gustar mucho a los futuros lectores. Toca temas universales relacionados con los pecados capitales, el dinero, la guerra, el amor, el destino, el desamor, la vida y el paso inexorable del tiempo, la muerte, etc. Hay también una sección dedicada a mi infancia y a Macotera, mi querido pueblo. Los lectores encontrarán sonetos, sextinas, algún haiku, verso libre, entre otras estrofas. 

También tengo bastantes relatos escritos que deseo releer para mejorarlos, ya que fueron escritos hace unos años y que pueden ser un libro interesante.

Por último, tengo una novela empezada a la que me quiero dedicar a partir de otoño con el fin de acabarla al año que viene. Y otros proyectos relacionados con la mitología y el arte. Me gusta mucho la filosofía y me gustaría escribir algún libro con el fin de dar una visión optimista de la vida.

Como docente defiendes la importancia de la educación y la cultura. ¿Cómo intentas transmitir tu pasión por la literatura y las humanidades a tus alumnos, y qué consejos les darías para adentrarse en el mundo de la escritura y la lectura?

Teognis, poeta griego del siglo VI a.C., decía que la naturaleza y la educación poseen cierta similitud, pues la educación transforma al ser humano y, al transformarlo, produce su naturaleza. Nuccio Ordine, tristemente fallecido hace poco, nos recuerda que, si no salvamos los clásicos y la escuela, los clásicos y la escuela no podrán salvarnos. Y Marguerite Yourcenar dijo en Memorias de Adriano que casi todo lo mejor que los hombres han dicho lo han dicho en griego.

La Filología Clásica estudiada en la Universidad de Salamanca, y conocer y disfrutar a mis amados clásicos han sido la piedra angular de mi vida. Ellos me han dado todo, mi manera de ser y de pensar. Todo está en los clásicos. Lo demás es evolución de los tiempos y la historia. Las grandes preocupaciones del ser humano: el amor, el destino, la búsqueda de la felicidad, la muerte, etc. están en ellos y además escritas en un lenguaje sublime y culto. Todo esto se lo intento trasmitir a mis alumnos cada día en cada clase. Como además de latín, imparto historia y geografía, siempre que explico estas materias les intento hacer ver la relación del pasado con el presente, les comento el origen etimológico de muchos términos, les recomiendo libros, películas, canciones, poemas y documentales relacionados con los hechos históricos. Les hago saber la importancia de la cultura y de la relación que tienen todas las materias, sean de la rama que sean.

Juan Francisco, posando con su obra para Elescritor.es.

Siempre animo a mis alumnos a que sean curiosos, que busquen las relaciones de los distintos saberes, a que lean todo lo que puedan y disfruten del aprendizaje. Les digo que está en juego su vida, su futuro y su felicidad, que tienen que luchar por ser mejores, que con esfuerzo y voluntad los sueños se pueden cumplir. Les animo también a que escriban, que hagan sus relatos o poemas. Yo, a veces, les he leído algunos haikus y otros poemas, me gusta que sean mis primeros críticos.  

  1. ¿Cuál ha sido tu experiencia publicando con Círculo Rojo?

Publicar con Círculo Rojo ha sido una experiencia muy gratificante, pues el trabajo realizado entre el autor y la editorial ha sido excelente. Estoy muy agradecido a la editorial Círculo Rojo con Alberto Cerezuela a la cabeza. Tienen a verdaderos profesionales de la edición.  Doy las gracias al equipo de corrección, maquetación, edición, promoción y distribución de Al faro de mis días: 200 haikus. Probablemente, en un futuro no muy lejano, publique con Círculo Rojo el poemario Las moradas y los días.

  1. Finalmente, ¿cómo te sientes al haber publicado “Al faro de mis días: 200 haikus” y qué mensaje te gustaría compartir con los lectores que se acerquen a tu obra?

Me siento satisfecho por todo el trabajo realizado, desde el descubrimiento del haiku como hecho poético hasta la publicación del libro. El placer del trabajo realizado, el disfrute que suponía cada haiku y su corrección, la selección de los haikus y su clasificación y disposición, la elección de las ilustraciones y la portada del libro, en definitiva, todo el proceso literario, desde la página en blanco al libro magníficamente editado por Círculo Rojo.

Lo que me gustaría es que Al faro de mis días: 200 haikus, deleite en gran medida a los lectores. Es fundamental que un poeta sea leído y para ello necesita del lector, así la obra se hace más grande por la riqueza que aporta cada lector. Eso sería mi mayor satisfacción. Que el libro sirva para acercarnos a la Naturaleza y disfrutemos de todo su esplendor y del espectáculo que nos brinda cada día. Y, por favor, cuidemos de nuestro planeta azul, que nos da la vida. Carpe diem.


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