Entrevistamos a John Sullivan, autor de «Tú mataste a Dumpivampi»
- Has construido una carrera en la narrativa erótica y de misterio. ¿Qué te llevó a salir de tu zona de confort con ‘Tú mataste a Dumpivampi’?
La necesidad de demostrarme y demostrar que podía hacer algo diferente, unida a eventos personales que me pedían algo atrevido y no precisamente en la línea habitual.
- El protagonista, Marcos Lacalle, investiga el asesinato de un personaje infantil. ¿Cómo surgió la idea de mezclar una trama detectivesca con la nostalgia de la infancia?
Me gusta que las cosas no tengan por qué ser lo que parecen. Del mismo modo que Nombres de Mujer es un libro con un erotismo muy explícito pero esconde un alegato feminista, aquí quería hacer algo del estilo: una historia detectivesca que fuera algo más que resolver un caso.
- Mencionas que la infancia es clave en la evolución del personaje. ¿Es un reflejo de tu propia experiencia o de algo que has querido explorar como autor?
Ambas cosas. Creo, por mi vivencia personal, que la infancia es clave a la hora de moldear nuestra personalidad, nuestros miedos, nuestros deseos… Del mismo modo, escribir sobre ello estaba en mis antípodas literarias. Necesitaba experimentar en ese terreno. No obstante, no es un libro infantil.
- Sigues manteniendo tu estilo de mensajes ocultos en la narración. ¿Qué significado crees que descubrirán los lectores en esta historia?
Creo que una premisa que se trata de soslayo pero con importancia es la de que los niños tienen que ser niños para llegar de una forma sana a la adolescencia y la edad adulta. Vivimos en un contexto histórico y social donde parecen querer cocinar adultos útiles para el sistema a fuego rápido. Sin embargo, los guisos de las abuelas a fuego lento salían mejor, no sé si me explico.
- La novela tiene una premisa original y arriesgada. ¿Cómo ha sido la reacción de tus lectores habituales al verte en un género diferente?
Aún es pronto para evaluarla, hace poco que ha salido al mercado y todavía ha habido más preguntas que reseñas para poder valorar esa reacción. Pero estoy seguro de que va a gustar a quienes conocen mi estilo más allá de la superficie, más allá del erotismo marca de la casa.

- Dumpivampi es un personaje de televisión infantil dentro de la historia. ¿Te inspiraste en algún programa real de tu infancia para crearlo?
Obviamente, por mi edad, es fácil suponer que me inspiré en Espinete y en Yupi. Pero también en un peluche del hijo de una persona que conozco.
- Tu protagonista, Marcos Lacalle, parece estar marcado por su pasado. ¿Cómo ha sido el proceso de construcción de este personaje?
Ha sido un proceso más simple de lo que esperaba en un principio. Es el verdadero protagonista, el que porta ese mensaje sobre la infancia que decía hace un momento. Sin embargo, su herida y su proceso me resultaban fáciles de entender y enseguida podía empatizar con Marcos para que su evolución fuera la lógica y no algo forzado por tal o cual necesidad narrativa.
- Ganaste los Premios Pimienta en dos ocasiones y has participado en múltiples antologías. ¿Cómo ha evolucionado tu escritura desde tus primeros relatos hasta esta nueva novela?
Creo que he aprendido a moderar las descripciones, que me salían muy bien pero a veces interrumpían en exceso el ritmo narrativo; también, a equilibrar el lenguaje más popular con otro más simple; y perder el miedo a escribir diálogos (al principio los resumía en estilo indirecto). Estas tres cositas han enriquecido sobremanera mi escritura, sin perder esa fama de pluma cuidada que siempre he tenido.
- Más allá del misterio y la introspección, ¿qué crees que hace única a ‘Tú mataste a Dumpivampi’ en comparación con otras novelas del género?
Creo que el tema de la infancia que trata, aún haciéndolo desde una perspectiva adulta, aporta un componente de ternura que modera y mesura los componentes de la historia. Al darle ese toque tierno, pierden sentido los detalles escabrosos que un asesinato a tiros podría tener, se da la información al lector pero sin regodearse en detalles truculentos. Del mismo modo, la introspección y la evolución en del contexto personal entre Marcos y Alba encuentran una mesura paradójica: se habla sin filtros, como lo hacen los niños, pero sin abundar en detalles que nos desvían de lo que queremos contar.
- ¿Sientes que este cambio de registro es un experimento puntual o te gustaría seguir explorando otros géneros en el futuro?
Creo que nada es para siempre ni tiene por qué ser puntual. Cualquier cosa que diga ahora mismo es susceptible de no ser cierta… del todo. Pero sí puedo decirte que soy atrevido y me gusta experimentar. Todo es posible, excepto decir «siempre» o «nunca».
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