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El autor de “Memoria póstuma de un cautivo de la República”, José Antonio Guillén Marco, nos habla de su obra publicada con Círculo Rojo.

El autor de “Memoria póstuma de un cautivo de la República”, José Antonio Guillén Marco, nos habla de su obra publicada con Círculo Rojo.

Tu libro “Memoria póstuma de un cautivo de la República” es una biografía novelada de tu padre, un soldado del bando nacional. ¿Qué te motivó a escribir la historia de tu padre y su experiencia durante la Guerra Civil?

Mi padre no acostumbraba a contar «batallitas», era una persona que vivía el presente y que hizo lo posible por dejar atrás ese triste periodo de nuestra Historia.

No obstante, con motivo de algún viaje en familia, desgranó alguno de sus recuerdos sobre el frente de combate de Teruel y de su paso por las prisiones de San Miguel de los Reyes en Valencia, Cardona en Barcelona y por el «campo de trabajo» de Artesa de Segre en Lérida.

Aquellos recuerdos eran muy duros y dramáticos, pero de todos ellos, el que más me impresionó fue cuando me contó que, al término de la guerra, estando hospitalizado en Zaragoza, recibió la visita de su madre y esta no lo reconoció por lo demacrado que estaba.

Me pareció de justicia y un homenaje a su memoria reunir todos esos recuerdos y con ellos, con su hoja de servicios y con las investigaciones que he realizado, escribir esta narración.  

El prólogo de tu libro menciona las razones que te llevaron a escribirlo. ¿Puedes compartir un poco más sobre esas razones y qué esperas lograr con esta obra?

Inicialmente pasó por mi cabeza escribir un texto con una difusión limitada al ámbito familiar que abordara la guerra civil como un capítulo más del libro.

La Ley de Memoria Histórica y su variante de Memoria Democrática me convenció de que era necesario dejar constancia pública de que existía una «verdad» diferente a la de estas leyes. Eso he intentado hacer con las evidencias que permiten demostrarlo, en los capítulos del libro que tratan del periodo republicano y de la guerra civil.

Al escribir este libro he cumplido con lo que consideraba una obligación personal con la memoria de mi padre. Espero que sirva para hacer reflexionar al que lo lea sobre la atrocidad que supone reescribir la historia 80 años después y pretender imponerla como versión oficial. La «Memoria Democrática» es como la Causa General de 1939. Es decir, una visión parcial de los hechos, aunque con mucho menos fundamento documental.

Tu libro aborda la historia de la Segunda República y la Guerra Civil desde la perspectiva de un adolescente que vivió en un pequeño pueblo zaragozano. ¿Qué desafíos enfrentaste al tratar de capturar ese período de la historia de España?

Fue relativamente sencillo. En el ámbito nacional hay abundante información histórica. Las hemerotecas de los periódicos, el diario de sesiones, el portal de archivos españoles (PARES) y las más importantes obras históricas han sido mis fuentes de consulta. Se citan a lo largo del texto. En el municipal las actas de los plenos del ayuntamiento y el DARA (documentos y archivos de Aragón) me han permitido obtener datos de la vida en su municipio natal. A ellos he añadido los testimonios familiares que he podido recoger.  

Foto del protagonista en los años 20.

Además de ser una biografía, tu libro también incluye un repaso de los acontecimientos que condujeron al conflicto y la guerra civil. ¿Qué eventos históricos destacarías como los más influyentes en ese contexto?

En el momento en que advino la República en España creo que no existía un ambiente contrario a ella. Hubo gente que la recibió con entusiasmo y, por lo que he leído, la gran mayoría, con indiferencia.

Puede que el desorden, las sublevaciones anarquistas, la revolución socialista e independentista de octubre de 1934, las irregularidades electorales y la violencia en general, ayudaron a alinear a las gentes en bandos irreconciliables, pero todos estos sucesos no eran más que el resultado de políticos sectarios y cortos de miras, soberbios e incapaces de gobernar un pueblo de escasa cultura democrática y, en buena medida, sumido en la pobreza.

Se crearon expectativas que no fueron satisfechas y se atacó a la Iglesia sin necesidad, irritando a buena parte de la población que profesaba el catolicismo. 

La narración comienza con la infancia del protagonista en un entorno humilde y bucólico. ¿Cómo lograste evocar ese entorno y qué aspectos de la infancia del personaje son más importantes en la historia?

Mi abuelo paterno murió cuando mi padre tenía 3 años. La figura paterna en una familia de agricultores humildes era indispensable para mantener la economía doméstica porque al desaparecer se desvanecía el soporte principal que era el trabajo en el campo y, por tanto, la fuente de ingresos. 

No obstante, la solidaridad era una práctica habitual en su pueblo y gracias a la ayuda de los vecinos y al esfuerzo de la viuda y de los hermanos mayores, la familia consiguió salir adelante. 

La educación recibida del Mosén, adicional a la del Maestro de Escuela, influyó en su visión positiva y cristiana respecto al prójimo.  

¿Qué desafíos enfrentó el protagonista durante su breve participación en la batalla de Teruel y su posterior cautiverio?

Su participación en la batalla tuvo lugar en los primeros momentos de la misma, en un pueblo próximo a Teruel que quedó aislado y tomado por el ejército republicano después de una defensa tenaz. Una idea clara de lo que debió ser aquel combate la proporciona que de la docena de oficiales que comandaban las posiciones de El Campillo, solo sobrevivieron dos y uno de los supervivientes fue muerto posteriormente.

Después de la toma de El Campillo el 16 de diciembre de 1937 comenzó el cautiverio de los apresados, muchos del último reemplazo de 1918, cuyo desafío principal a partir de aquel momento fue la supervivencia, afrontando marchas y trabajos agotadores, desnutrición, sin atención médica y sometidos a palizas y a ejecuciones arbitrarias. 

El protagonista en Zaragoza. Noviembre de 1937.

¿Puedes hablar un poco sobre tu elección de narrar las barbaridades cometidas sobre los prisioneros por el régimen republicano y cómo esperas que esta perspectiva se perciba en la narrativa?

Mi elección no tiene como objetivo narrar hechos morbosos. Es consecuencia del relato transmitido en su día por mi padre sobre las penalidades que padeció y que he comprobado que fueron tal y como él me las contó en diversos testimonios de otros prisioneros recogidos en la Causa General.

Espero que sirva para poner un punto de duda en esa versión idílica que se ha creado en torno al régimen de la segunda república.

“Memoria póstuma de un cautivo de la República” puede clasificarse como novela histórica, aunque se basa en eventos reales. ¿Cómo abordaste la mezcla de hechos históricos y elementos de ficción en tu escritura?

El esqueleto del libro está basado en la historia personal de mi padre, en los recuerdos transmitidos por él, en los datos de su hoja de servicios y en la información obtenida de archivos públicos. Los detalles cotidianos los he imaginado intentando que las lagunas que no tuve la oportunidad de confirmar con él se ajusten a la realidad tanto como sea posible.  Los personajes son reales, algunos convivieron con él y otros pudieron hacerlo.

Tu libro parece desafiar la versión idealizada de la historia republicana. ¿Qué mensaje esperas que los lectores saquen de esta visión más cruda y realista de los acontecimientos?

No tengo una esperanza concreta sobre el mensaje que deben sacar los lectores y espero que mi libro no sirva para encrespar los ánimos de nadie. Me ha parecido que tenía la obligación de contar una historia diferente. Espero que se contemple desde una perspectiva histórica ya que son hechos que acontecieron hace más de 85 años.

Por último, ¿puedes compartir tu experiencia al publicar con la editorial Círculo Rojo y qué destacarías de trabajar con ellos en la publicación de tu obra?

Hasta el momento, el trato ha sido cordial, muy amable y profesional. El resultado de la impresión del libro, excelente y en lo que se refiere al proceso de comunicación reconozco que estoy un poco desbordado por mi inexperiencia. Destacaría la profesionalidad de la editorial.


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