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Charlamos con la fabulosa escritora Lucía Rodríguez Hermida, sobre su obra “AETERNUM”

Charlamos con la fabulosa escritora Lucía Rodríguez Hermida, sobre su obra “AETERNUM”

Inicio en el Arte: ¿Cómo descubriste tu interés por el arte desde pequeña y qué te llevó a explorar formas de expresión como la escritura y la fotografía?

No recuerdo un momento en mi infancia que pueda señalar y decir “aquí es donde empezó todo”. Si echo un vistazo a las fotos de mi niñez suelo tener un papel y colores en la mano o una cámara digital del tamaño de mi cabeza. En los vídeos también soy muy teatral, y a medida que pasaba el tiempo, a la pintura y la fotografía se le sumaban la escritura y la música, así que pienso que ya desde muy pequeña mi inclinación hacia lo artístico era más que evidente. No dudo que mi padre tiene algo que ver: él siempre ha dibujado muy bien, tiene un gusto musical amplísimo y es capaz de convertir cuatro trozos de madera en pequeñas esculturas como barcos o submarinos. El caso es que siempre me ha gustado contar y expresar lo que fuera a través de estos medios. Si por ejemplo sentía algo en concreto que me costaba plasmar en papel, entonces podía aprenderme una canción que lo expresara del mismo modo e interpretarla a mi manera con una guitarra, un piano o cantando.

En el caso de la fotografía, más que expresar algo concreto, es mi forma de enseñar el mundo a través de mis ojos: los detalles en los que me fijo, los rasgos o cuerpos de las personas (aunque puede que lo que para mí es súper bonito para otros es un defecto), la naturaleza sobre todo y en mi Instagram se deduce rápidamente,… También creo que hay determinadas fotografías, quizá por la luz o el momento exacto en que se toma la foto, que tienen la peculiaridad de generarme cierta nostalgia o algo parecido, como si me recordara a un momento de mi pasado o de mi imaginación en el que todo está en calma y capto ese momento para intentar que dure un poquito más. Desconozco si alguien más lo ha experimentado pero suelen ser los momentos de más quietud: un atardecer o amanecer, el mar, un bosque o algo tan raro como una cortina que se mueve despacio por la brisa que entra por la ventana; que al fin y al cabo es un momento. A eso lo llamo “fotografía silenciosa”.

Experiencia en Wattpad: ¿Cómo fue compartir tus primeras historias en Wattpad en 2012?

Al principio solo utilizaba Wattpad para leer. En aquel momento la grandísima mayoría de novelas y relatos eran fanfics pero acabé encontrando un par de libros de temática gótica, romance y misterio que me engancharon desde el principio y además estaban estupendamente escritos. Lamento no recordar el nombre de la autora pero, si a día de hoy sigue escribiendo, estoy segura de que lo está haciendo genial.

Aunque yo ya tenía varias historias en cuadernos, quise probar y fui publicando. Primero muchos relatos cortos y poemas y después dos novelas súper influenciadas, como no, por Crepúsculo. Precisamente, tal vez por eso tuvieron mayor visibilidad.

¿Cómo influyó el feedback de los lectores y otros escritores en tu desarrollo como escritora?

Pienso que a pesar de que aún tenía mucho que aprender en cuanto a la propia narrativa, a los lectores/as les gustaba la historia; comentaban que los tenía intrigados o que subiera otro capítulo pronto e incluso recibía algún que otro mensaje en el que, simplemente, me decían que les gustaba cómo escribía y lo que les hacía sentir con ello. Concretamente eso era lo que más me gustaba y me sigue gustando: poder remover algo en alguien sin siquiera conocerlo personalmente me parece mágico. Es como cuando lees un libro o ves una película en la que hay un personaje con el que te identificas tanto, por ejemplo en sus rarezas o algo que en ti te avergüenza pero en él o ella admiras, que te hace sentir menos solo/a o que incluso te inspira a aceptarte tal y como eres. Por eso (entre muchas otras razones) al tener tantas ideas, tantas historias que contar y tantas formas de expresarlas, me motivó a seguir creando incluso fuera de Wattpad. Aunque las inseguridades acabaron llegando y me hicieron esconder mucho de mí por si no era lo suficientemente bueno o me juzgaban por lo que fuera (con la ansiedad presente todo lo malo es posible), esa pasión nunca desapareció.

Carrera en Psicología: ¿Cómo influyó tu carrera en psicología en tu enfoque hacia la escritura?

Lo cierto es que en ningún momento pensé que me fuera a influir o servir para nada artístico en sí, principalmente porque todo lo creativo pasó a un segundo plano: una sale del instituto y tiene que elegir de entre un catálogo de futuras profesiones sin tener ni idea de lo que quiere hacer y todo es profundamente agobiante, sientes que no tienes tiempo y, en mi caso, la creatividad se enfrió. Durante la carrera sentía que me faltaba algo e intenté retomar la lectura, de libros que no fueran los de la universidad. No me considero muy buena lectora porque me cuesta muchísimo concentrarme en algo, pero esa hiperactividad tiene su lado positivo: cuando algo me engancha, puede caer un avión a mi lado que no lo voy ni a escuchar. En aquel momento me sentí muy inclinada a leer The Secret History de Donna Tartt (universitarios, humanidades, arrogantes, bacanales, todo se convierte en una locura… me pareció perfecto). Fui devorando el libro y por esa estética Dark Academia de tener libretas y diarios escritos, volví a tener el impulso de escribir. Mi creatividad seguía estando un poco seca pero vi que lo que escribía en cuanto a cómo me sentía era muchísimo más preciso y profundo por lo que aprendía en la carrera, y seguí tirando de ese hilo. Creo que esa visión más profunda de mí misma me permite profundizar más en los personajes.

¿De qué manera utilizas tus conocimientos psicológicos para dar profundidad a tus personajes y tratar temas como el trauma y el dolor en tus historias?

Aunque muchas de mis historias (públicas o no) toquen temas tan crudos como esos y pueda retratar de una manera más o menos específica según qué rasgos psicológicos, en ningún momento pretendo que se romanticen. Sí que creo que las emociones fuertes e intensas pueden disparar la creatividad y la imaginación: cuando estamos enamorados nos imaginamos cientos de escenarios con nuestro crush antes de dormir, cuando estamos asustados y ansiosos pensamos en todas las cosas que podrían salir mal (por poco probables que sean), cuando estamos tristes o deprimidos escuchamos las canciones con la letra más desgarradora posible… Tengo una parte muy romántica y soñadora pero también una muy lógica y realista. Lo que aprendí de psicología, si quiero incluirlo de una manera u otra en una historia, siempre intento que sea artístico, sí. Pero también realista y empático: no he escrito nunca al típico bad boy con problemas de ira que de repente se enamora y sigue dando golpes y manipulando pero se excusa con que su infancia fue muy dura (es trágico pero no son unos rasgos que admirar; el trauma explica pero no justifica). Para mí, el dolor no es bonito pero tampoco tiene por qué ser horrendo y puede ser horrendo pero no por eso no puede tener una parte pura. Por poner un ejemplo relacionado con la fotografía: un cielo con tormenta puede ser igual de espectacular que un atardecer despejado; una iglesia en perfecto estado puede ser igual de sobrecogedora que una en ruinas… En Aeternum, el trauma y el dolor hacen de las personas tan bondadosas como malvadas, y no es algo que desaparezca tan fácilmente con un “vivieron felices para siempre”. Pienso que al final todo depende de tu enfoque y de cuánto quieras o puedas enfocar.

Aeternum: Cuéntanos sobre el proceso creativo detrás de “Aeternum” ¿Cómo nació la idea y qué aspectos de tu vida personal influyeron en la narrativa de la novela?

Suelo decir, como broma, que mi proceso creativo es tocar fondo (lo vi en un meme, me reí durante diez minutos y desde entonces no lo olvido). Lo cierto es que tiene su parte de verdad: me he fijado en que cuanto más feliz estoy menos escribo, aunque muchos relatos que considero muy buenos los escribí estando perfectamente. Intento no apoyarme únicamente en mi motivación sino en tener una rutina y la disciplina para seguirla.

Aeternum nació de un texto de mi app de notas del móvil (porque ahí ponemos cosas íntimas como si fuera un diario, la respuesta a un mensaje de WhatsApp o la lista de la compra). Fue en plena pandemia. En ese texto expresé lo que sentía un determinado día durante la cuarentena en el que todo se me hacía cuesta arriba; había mucha tristeza en mí por la angustia y la incertidumbre (no solo por la pandemia, también una de las varias crisis que muchos/as tenemos a partir de los 20). Y lo dejé ahí, olvidado. Meses después lo volví a encontrar y al releerlo pensé: “dramatiquísimo, pero interesantísimo”. La inspiración de crear una historia en base a eso me agarró por el cuello de la camiseta y me zarandeó, impaciente, para que creara algo, lo que fuera. Ahora pienso que acumulé durante mucho tiempo muchas cosas que no encontraron la manera de salir porque no supe o pude expresarlas. Se convirtió en la actual introducción de Aeternum, aunque por supuesto hice los cambios necesarios para que encajara con la historia de principio a fin y ahora tiene poco o nada de mí en ese momento tan agobiante. Pero se podría decir, y no es ningún spoiler, que especialmente los monstruos de Aeternum nacieron de una parte de mí que se sintió de una manera similar.

Catarsis a través de la Escritura: Mencionas que “Aeternum” es catártico para ti. ¿Cómo encuentras el equilibrio entre la ficción y tus propias experiencias personales al escribir sobre temas como la muerte, el dolor y la esperanza?

Como mencionaba antes, intento ser lo más realista posible y, al mismo tiempo, escribo de lo que sé. No me refiero a que si escribo sobre un detective privado yo soy detective en mi vida privada (sí es cierto que hay que investigar mucho y algunas de las búsquedas en Google que hice para según qué situaciones de Aeternum tendrían al FBI en mi puerta). Si a través de mi historia consigo retorcerte un poco el estómago, el corazón, asustarte o sacarte una sonrisa, tal vez he conseguido expresar algo que experimenté de tal manera que tú puedas sentirlo de una manera similar. Mi equilibro está en que soy consciente de que mis personajes nacen de mí pero ni yo soy ellos, ni ellos son yo. Tienen su propia historia, personalidad y moral y una parte de mi trabajo como escritora es también el de ser actriz: actuar y pensar en cómo lo harían ellos, no yo. Es como desdoblarme: sé que este tipo de procesos creativos son como un conflicto entre lo consciente y lo inconsciente, nos proyectamos a través de los personajes que creamos o con los que nos identificamos, fragmentamos nuestra identidad porque es imposible cogerla con las manos o darle una sola forma porque tiene cientos y todas son cambiantes. El inconsciente siempre encuentra la forma de expresarse (y eso lo comprobé en una de mis doscientas lecturas de Aeternum en busca de erratas que corregir). Lo mismo sucede con mis personajes que, en cierto modo, tenían una vida antes de que yo los pusiera en una historia en concreto.

Por ejemplo, en Aeternum los personajes principales son hombres (lo vi como una especie de “reto” ya que normalmente escribía un personaje principal femenino en mis obras), y los monstruos no pueden morir. Yo no soy inmortal pero cuento cómo uno podría sentirse desde distintos puntos de vista. Tal vez, el sentimiento más parecido a sentirse inmortal es estar enamorado. No lo sé. Pero explorar todas esas ideas es interesante.

Por otro lado, también me marco ciertos límites. Suelo decir que hay cosas que solo pueden contarse a través de la ficción, y aunque a mí me sirva como un método para exorcizar mis miedos, mi tristeza o lo que sea, hay historias que creo que no me corresponde contar. En Aeternum la libertad en cuanto a la orientación sexual es recurrente: si soy bisexual, ¿por qué no detenerme en los momentos cruciales de X personaje que también lo es? Sin embargo, no creo que deba ser yo la que cuente la alegría o el dolor de un personaje transexual. No por incomodidad o falta de imaginación sino porque pienso que merece su propia voz.

Inspiraciones Literarias y Cinematográficas:

¿Cómo han influido autores/as como Poe, Mary Shelley y directores como Tim Burton y Guillermo del Toro en tu estilo y enfoque creativo?

Todos comparten esa atmósfera gótica y romántica que en cierto modo también se refleja en mi estilo narrativo. Probablemente, si fuera guionista o directora de una película, también tendría ese ambiente oscuro en algún sentido. Aunque mi fotografía no comparte estos mismos rasgos (porque en comparación es muy luminosa y enfocada en los detalles y momentos concretos), creo que es más cómodo para mí expresar y ambientar mis historias de ese modo: me siento “cómoda” con la oscuridad, y eso que me daba mucho miedo de pequeña. Al fin y al cabo, el terror y lo conmovedor comparten un pequeño punto en el que se mezclan, y mi terror favorito es aquel que esperas que te asuste y acabas llorando porque mueve algo en tu interior o reconoces algo de ti en su historia. Aquí incluyo a Mike Flanagan, por supuesto, por la forma en que convierte sus historias o sus obras favoritas en esa especie de poesía audiovisual: te llevarás algún que otro susto pero encima te irás con el corazón roto. Para mí, lo que ocurre en Aeternum es similar.

El terror que todos ellos (y muchos otros/as más) llevan a la pantalla o describen en sus libros, y me incluyo, es un tipo de terror que te muestra un mundo entero de situaciones o criaturas (más allá del típico screamer o la típica mujer de pelo negro largo y camisón blanco) que tienen su propio miedo y su propio dolor. Este terror viene a decir que ser imperfecto está bien; que tu tristeza, tu ira o tu pasado no te hacen un monstruo y que aun así hay más en tu historia que sólo eso. Esto tiene mucho peso en Aeternum. Al final del día todos podemos ser muy buenos como el héroe y muy malos como el villano, con otros y con nosotros mismos/as. Existe una sombra que perturba, avergüenza y duele pero es parte de quienes somos. Una vez más, depende de adónde mires.

Influencia de Juegos: Hablas de tu interés en juegos, especialmente mencionas “Alan Wake”. ¿Cómo influyen los videojuegos en tu escritura y qué elementos de los juegos encuentras inspiradores para tus historias?

Los videojuegos muchas veces se sienten como películas interactivas, especialmente cuando la historia y el ambiente atrapan de verdad, y la oportunidad de vivir ciertas experiencias a través de un personaje es verdaderamente inmersivo. Para mí, el caso de Alan Wake, que muy en resumen es un escritor que queda atrapado en su propia novela, es inspirador y a la vez le encuentro una utilidad: la de ser a la vez creadora y espectadora de mi propia novela. Ser como Alan y meterte de verdad en lo que sea que estes contando (si lo que escribes o creas no te engancha ni te gusta a ti mismo/a, mal vamos). De hecho, para poder describir y ambientar de forma concisa pero detallada los lugares en los que se desarrolla una determinada situación, me ayuda muchísimo imaginarlo como una película o un videojuego y ser yo el personaje principal. La música también es como un generador de ideas. Muchas de las mejores escenas o frases que se me han ocurrido vienen de playlists o BSO con un género que represente más o menos ese momento. Es más, pensar en hacer o colaborar en algo tan elaborado me hace subir a las nubes, por lo que no ignoraría esa oportunidad si se diera.

Todo en conjunto tiene la capacidad de hacerte viajar a otro cuerpo, permitirte no ser tú durante un rato: saltas del susto si agarran a tu personaje por la espalda como si te hubieran agarrado a ti; tensas tu cuerpo si tienes que huir de algo como si te prepararas para salir corriendo en la vida real, te conviertes en un policía que debe resolver un caso,… Lo que sea pero, en cierto modo, lo vives.

Sueños Cinematográficos: Expresas el deseo de ver tus historias convertidas en guiones de películas o series. ¿Tienes alguna visión específica de cómo te gustaría que se representaran visualmente tus obras?

¿Qué escritor/a no ha soñado con algo así alguna vez? Alguno habrá, claro. La manera en que yo imagino mis obras, entre ellas Aeternum, es de un modo similar a los directores/as que más me gustan: hay sustos pero también hay ternura.

Tengo ciertas diapositivas que incluyen paletas de colores, escenarios y BSO  similares e iluminación que representan visualmente lo que hay en mi novela. ¡Hasta creé la mansión en Los Sims! Creo que mi creatividad (habrá quien diga “obsesión”) es como un collar de perlas que se ha roto y todas las perlas se han desperdigado y ahora están por todas partes.

Experiencia en Periodismo: Además de la escritura creativa, has incursionado en el periodismo con textos en blogs. ¿Cómo ha influido esta experiencia en tu estilo de escritura y has considerado dedicarte profesionalmente al periodismo?

Lo cierto es que sí y no sabría señalar qué es exactamente lo que me lo ha impedido. Ya en su día disfrutaba mucho haciendo unos trabajos del instituto que consistían en hacer reseñas de películas, como si fuera la columna de un periódico y fuera una auténtica crítica de cine, también me encantaba hacer ese contenido u otros del estilo en los blogs. Además, la forma de escribir es completamente diferente ya que mis obras no tienen un tono periodístico en absoluto, por lo que aprender y experimentar, para mí, es súper necesario. Pienso que para seguir mejorando debo expandirme. Por eso, si se diera la oportunidad de poder colaborar o dedicarme a eso, tampoco la desaprovecharía.

Expresión y Comunicación: Hablas de tu amor por la expresión y la comunicación. ¿Cómo encuentras el balance entre la necesidad de expresar tus propias ideas y la comunicación efectiva con tu audiencia?

Creo que todos tenemos el derecho a expresar nuestras opiniones pero no son automáticamente respetables. En redes sociales, compartir tu opinión puede salir muy bien o muy mal, pero es un lugar en el que por poder, puedes hacerlo: es un espacio social. Sin embargo, si por ejemplo fuera periodista y mi labor fuera informar, mi opinión no debería verse reflejada en el artículo o noticia. Algo así me ocurre con mis obras: es mi espacio porque lo creo yo y no deja de ser, de una forma u otra, un reflejo de mí o mis experiencias. Soy libre para hacer o decir lo que me plazca pero procuro que mis juicios no interfieran ni dominen la imaginación. Esto no quiere decir que no pueda escribir sobre algo que sea absolutamente opuesto a mí o algo que va en contra de mi moral o mis creencias, ni que considere que las obras de los escritores/as que sí lo hacen no tengan calidad (por ejemplo, en Los Juegos del Hambre la crítica se representa llevando la historia a algo extremo pero en el fondo refleja muchos problemas sociales). Puedo criticar algo sin hacerlo expresamente a través de una novela o un relato pero intentaría no sobreponer toda mi opinión a lo que la historia necesita contar.  

Futuros Proyectos: ¿Puedes compartir algo sobre tus proyectos futuros? ¿Hay alguna temática o género que estés ansiosa por explorar en tus próximas obras?

Me explotaría la cabeza de la cantidad de ideas que vienen y van. Por el momento diré que es posible que el mundo dentro de Aeternum se amplíe y también tengo entre manos algunos relatos que tal vez vean la luz pronto. Soy un culo inquieto así que tengo en mente explorar tanto otros géneros como diferentes formas de expresarlos (por ejemplo, guiones).

Consejo para Aspirantes a Escritores: Para aquellos que están empezando en el mundo de la escritura, ¿qué consejo les darías basándote en tu propia experiencia y aprendizajes?

Ya sé que he dicho que no me considero muy buena lectora pero leer (de todo) es, probablemente, de las cosas que más ayudan cuando eres escritor. Encuentras nuevas formas de expresarte, obviamente aprendes ortografía y mucho vocabulario y puede inspirarte. También diría que la disciplina es más o igual de importante que la creatividad. A mí aún me cuesta seguir ciertas rutinas pero es cierto que lo hacen todo mucho más fácil a largo plazo. No puedes esperar que la motivación sea tu único motor porque cuando se vaya, aunque luego pueda volver, ¿cómo sigues avanzando? Y esto es algo que me recuerdo a mí misma a menudo. Si no pregúntale a Stephen King cómo escribe ochocientas novelas en un año… Si eres tan cambiante como yo su respuesta te hará arrugar la cara como si te hubieras comido un caramelo ácido y rancio. Pero la verdad es que sin constancia no llegas muy lejos.

También me gustaría destacar que si es algo que realmente te apasiona (ya sea escribir novelas, guiones para películas o videojuegos…), intenta no dejarlo. Conozco muy pero que muy bien el sentimiento apenas tener tiempo o energía para lo que realmente te gusta y te llena de ilusión y sé que es más fácil decirlo que hacerlo y que el camino está repleto de dudas y miedos, pero si realmente te apasiona no lo dejes. Probablemente lo que tienes para contar y crear es más necesario de lo que crees y tienes la enorme capacidad de inspirar y, a veces, incluso curar, a muchísimas personas.

Lucía Rodríguez Hermida "Aeternum"
Lucía Rodríguez Hermida “Aeternum”

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