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Charlamos con Carlos Babot, que nos cuenta todo sobre “La realidad de una decadencia”, obra que ha publicado con la editorial Círculo Rojo.

Charlamos con Carlos Babot, que nos cuenta todo sobre “La realidad de una decadencia”, obra que ha publicado con la editorial Círculo Rojo.

CARLOS BABOT GUTIÉRREZ

Es investigador del siglo XIX en la Biblioteca Nacional de España (BNE) y Enquêteur en los Archives Nationales de France (Révolution, Consulat, Empire). También forma parte de la Asociación de Historia Contemporánea (AHC) y es miembro lector en la Fondation Napoleon. Ha escrito varios artículos de divulgación histórica (en línea) como Los nombres de la Guerra o Los últimos días de la Humanidad, así como también el libro Compendio de Documentos (1808 – 1946). Y actualmente acaba de publicar en Círculo Rojo su segundo libro, La realidad de una decadencia 1750 – 1939

¿Cómo surgió la inspiración para escribir La realidad de una decadencia (1750 – 1939) y qué aspectos del periodo histórico le motivaron a abordar esta obra?

Tanto a nivel académico como profesional, me he centrado en el siglo XIX, un siglo bastante complejo que da pie a todos los procesos históricos del XX. 

Todo historiador o amante de la historia necesita a su personaje histórico para que este le introduzca en el periodo que más le interese. En mi caso, soy un amante de Napoleón Bonaparte y de la época napoleónica. He leído muchas obras sobre su biografía, como la más completa de Andrew Roberts o la de Arthur Chevallier, donde no solo hablan de Napoleón, sino que también tratan acerca del bonapartismo; asimismo, amplié mi investigación con bibliografías referentes a la guerra y el arte de Napoleón, como la de David Chandler y su maravilloso libro sobre las campañas napoleónicas, o bien los textos de la guerra de Bruno Colson. 

Entonces, ¿qué relación hay entre la España del siglo XIX y Napoleón Bonaparte? Pues que España fue la úlcera de Napoleón. Desde el tratado de San Ildefonso (1796) hasta el retorno de Fernando VII (Tratado de Valençay, 1813), la península ibérica se convirtió en el “bloqueo” del expansionismo francés. Durante ese periodo marcado entre un tratado y otro, España sufrió una dramática coyuntura. Es esa coyuntura la que yo analizo en este libro. 

Dada su formación como investigador del siglo XIX, ¿cómo influyó su experiencia en la Biblioteca Nacional de España y en los Archives Nationales de France con respecto a la creación de este libro?

Los documentos de época son esenciales. No puedes escribir un libro de Historia leyendo solo unos cuantos libros. Es imprescindible ir a los archivos, beber de las fuentes primarias y aprovechar su riqueza histórica. 

Tanto la Biblioteca Nacional de España como los Archives Nationales de France han sido mi mayor recurso para elaborar mi libro. Los archivos franceses me sirvieron para entender el periodo revolucionario y las relaciones diplomáticas entre la Monarquía Española y la Francia revolucionaria, siendo los tratados de paz (como el de san Ildefonso) o de cooperación (el de Fontainebleau) mi principal fuente de investigación. Y la Biblioteca Nacional de España me ofreció una amplia colección de periódicos de época (muy numerosos y diversos a partir de la libertad de prensa en el Trienio Liberal, 1820 – 1823) que utilicé para “meterme” dentro de la sociedad de la época, conocer las opiniones, las realidades y la censura.

En la obra, mencionas la visión eurocentrista del Largo siglo XIX. ¿Cómo ha intentado equilibrar la perspectiva en su análisis histórico y qué desafíos enfrentó al hacerlo?

Menciono el eurocentrismo porque el grueso de mi libro hace referencia a la Historia Contemporánea Europea y en algunos casos (en muy pocos, de hecho) trato la Historia de América o la Historia de Asia. No obstante, doy un cierto protagonismo a las mal llamadas emancipaciones de América Latina, al expansionismo americano durante la pérdida de las últimas colonias de ultramar de España y a los intervencionismos americanos en la Europa del siglo XX; asimismo, hago hincapié en el imperialismo británico y la destrucción de la sociedad china durante las Guerras del Opio (1839 – 1860), así como tampoco podría olvidar la Revolución Rusa y la aparición de ese miedo al “fantasma comunista” (tal como se presentaba en algún periódico de época y discurso político) que estalla por toda Europa, incluyendo España.

Todo lo sucedido en España es un reflejo “tímido” de los cambios en Europa, por lo que ha sido necesario explicar brevemente algunos acontecimientos cruciales de la Historia europea. ¿Cómo he intentado ceñirme al tema principal? Pues catapultando los sucesos de Europa al inicio de cada capítulo comparándolos con la “agenda” española. 

El título La realidad de una decadencia sugiere un enfoque crítico hacia la historia de España en el periodo mencionado. ¿Cuáles fueron los aspectos más impactantes o sorprendentes que descubrió durante su investigación? 

En la España del siglo XIX se viven varios procesos históricos, pero siempre siguen un mismo patrón: evolución e involución. 

Un ejemplo claro es la economía española. Mientras que en Europa están ya en su segunda industrialización y han dejado atrás prácticamente el sector primario para abrazar el capitalismo del siglo XIX, en España el principal motor económico seguirá siendo la agricultura. Las ciudades, escenarios donde nace la industria, no crecen hasta finales de siglo; la burguesía, por su parte, se arraiga al capitalismo sin tener en cuenta los factores necesarios para evolucionar (como bien diría Manuel Tuñón de Lara).

Y otro ejemplo sería la corrupción política. El caciquismo fue el motor del bipartidismo y a la vez el impulso del progreso en España. ¿Por qué? Con palabras de Carmelo Romero Salvador, «por los intercambios de favores o las concesiones a nivel local». Es decir, intercambiaban un voto por una carretera. 

El libro se estructura en doce capítulos, seis abarcan el siglo XIX y otros seis, el XX. ¿Cómo seleccionó los eventos y periodos específicos para representar la evolución y decadencia de España a lo largo de estos siglos?

Aunque el libro esté dividido en doce capítulos, el contenido de este es bastante complejo tanto en lo referente al texto como a las notas a pie. Cabe remarcar que el lector es quien, después de leer el libro, tiene que llegar a una conclusión a la hora de enfocar esa decadencia. Escogí los temas que a mi parecer son fundamentales en la Historia Contemporánea de España: el absolutismo, el Trienio Liberal, el Triunfo del Liberalismo, la Economía del XIX, la Gloriosa, Cánovas del Castillo, la Europa de entre guerras, Marruecos, 1917, la dictadura de Primo de Rivera, la Segunda República y la Cuarta Guerra Civil. Y, a partir de ello, elaboré el contenido del libro. Eso sí, siempre respetando una linealidad cronológica, porque en Historia es la base (y los que me conocen bien saben de mi obsesión por las fechas y la cronología). 

Obra de Carlos Babot Gutiérrez.

Su obra aborda el papel de España frente al cambio y la oportunidad perdida de evolucionar. ¿Cómo describe la interacción entre los factores internos y externos que contribuyeron a la situación de España en ese periodo?

Lo primero que debemos tener claro es que la España de finales del XVIII fue una monarquía absoluta y, a la vez, una de las principales potencias coloniales a nivel mundial. El estallido de la Revolución Francesa (1789) puso en riesgo la “estabilidad” de España; durante casi veinte años esta luchó contra el “cambio”, y lo consiguió. Cuando cayó Napoleón Bonaparte (Waterloo, 1815) y se restableció el Antiguo Régimen (Congreso de Viena, 1814 – 1815), España se hundió. El retorno de Fernando VII (Tratado de Valençay, 1813) significó la principal involución española. ¿Motivo? La sed de venganza del monarca contra algunos sectores de la sociedad española que sí estaban dispuestos a aceptar el reto del cambio a través de algunas reformas.

A mi juicio, ese fue uno de los principales motivos. A pesar de que hubo momentos concretos en los que se intentó “modernizar” España, ya llegaban tarde en comparación con el resto de Europa. 

Habla sobre el imperialismo y sus causas en la obra. ¿Cómo ve la conexión entre el imperialismo y la decadencia de las potencias coloniales, en particular, de España?

El Imperialismo fue la ambición de Europa desde la Conquista y Colonización de América en el siglo XV. En el XIX, todas las potencias europeas se lanzaron a esa carrera imperialista para convertirse en la principal potencia colonial, arrasando con las sociedades que colonizaban (como por ejemplo ocurrió durante las Guerras del Opio, 1839 – 1860)

En España, una vez terminada la Guerra Peninsular y restaurado Fernando VII, se vivió el desmantelamiento del Imperio Español: los virreinatos se levantaron e iniciaron su independencia contra España. Cabe enfatizar que en los documentos de época que aluden a estos sucesos, no se habla de independencia, sino de emancipación; es decir, de una estrategia mediática por parte del gobierno español para suavizar la situación. Argentina (1816), Chile (1818) y Gran Colombia (1819) fueron los primeros en dar el paso hacia la independencia; ¿Su héroe? Simón Bolívar. 

A mediados del siglo XIX y coincidiendo con el expansionismo americano (Doctrina Monroe: «América para los americanos»), España vivió otra crisis colonial: Cuba y Filipinas. Finalmente, el conflicto se sosegó hasta que en 1882 se aprobó la Ley de Relaciones Comerciales con las Antillas, hecho por el cual se volvió a abrir una disputa entre la burguesía colonial y la metrópolis. Y, no hay que olvidar, el interés de los estadounidenses hacia Cuba y Filipinas. El desastre es bien conocido, y sus consecuencias repercutieron en la política española del siglo XX.  

Con respecto a sus artículos de divulgación histórica, ¿cómo ha adaptado su estilo de escritura para llegar a un público más amplio y qué aprendizajes ha obtenido de esa experiencia?

Indudablemente este es un libro escrito hacia un lector de ámbito académico, no obstante, cualquier persona que esté interesado en estos siglos podrá seguirlo a la perfección. Y complementarlo con toda la información dada en mi libro: bibliografía, cronología, notas a pie y documentos de época. 

¿Y qué aprendizaje saco de todo esto? Que lo duro de escribir un libro es repasarlo y tener que cambiarlo, en este caso, para adaptarlo a un público más amplio. 

Finalmente, ¿podría compartir su experiencia trabajando con la editorial Círculo Rojo? ¿Cómo ha sido el proceso de publicación y qué consejos daría a otros escritores que estén considerando colaborar con esta editorial?

Realmente me he sentido muy a gusto con Círculo Rojo. Tanto mi editora, Nazaret, como mi corrector de estilo, Sergio, han sido muy pacientes conmigo y me han ayudado a concluir este proyecto que tanto me ha costado llevar a cabo. 

Lo más duro que he vivido con este libro son los trámites burocráticos para publicar un libro hoy en día: que si un ISBN, que si el ISNI, que si el Registro de la Propiedad Intelectual o el Depósito Legal… Pero por suerte ya no hay más burocracia y Círculo Rojo me ha facilitado los otros procesos (la corrección, la maquetación y la distribución) y estoy muy satisfecho. 

Y para los amantes de la escritura que tienen dudas como yo las tuve para seleccionar una editorial: ¡que escojan Círculo Rojo! 


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