Risa, rebeldía y ternura: el secreto de Diario de un jubilado alternativo
La jubilación suele inspirar silencio o nostalgia. Pero Emilio J. Izquierdo Pedra, periodista, poeta y escritor valenciano, le da la vuelta al tópico: convierte la vida después del trabajo en una comedia humana repleta de lucidez y humor. En Diario de un jubilado alternativo, su primera novela en solitario, se atreve a narrar lo que pocos cuentan: la aventura cotidiana de un jubilado que no se resigna a la rutina. Estas son cinco razones por las que hay que leerlo.
1. Porque demuestra que la jubilación puede ser una revolución
Lejos de los retratos melancólicos, el protagonista de Diario de un jubilado alternativo vive su retiro como un segundo nacimiento. El autor muestra que dejar de trabajar no significa dejar de vivir, sino empezar a mirar el mundo con humor y rebeldía. Con ironía fina y un pulso narrativo ágil, convierte la vida diaria —una peluquería, un viaje en autobús, una visita médica— en pequeños manifiestos de libertad.
2. Porque el humor es su mejor herramienta de crítica social
Izquierdo Pedra maneja el sarcasmo como un bisturí. A través del humor, retrata la burocracia, los clichés políticos y las contradicciones de la vida moderna. Su jubilado es un cronista de lo absurdo, heredero del mejor esperpento, que observa al país con una sonrisa entre cínica y tierna. Pocas veces el envejecimiento se ha contado con tanta inteligencia y tan poco dramatismo.
3. Porque hay verdad detrás de cada carcajada
El autor no solo escribe desde la imaginación: escribe desde la experiencia. Periodista de larga trayectoria, fundador del primer periódico en valenciano (El Periòdic de l’Horta), Izquierdo Pedra conoce la vida de cerca. En su prosa se nota la voz del cronista que ha visto pasar las modas, los gobiernos y los sueños, pero aún conserva la ironía como defensa ante la realidad.
4. Porque convierte lo cotidiano en literatura
En Diario de un jubilado alternativo, las pequeñas escenas —el desayuno, el autobús, la conversación con un peluquero o con otros jubilados— se transforman en relatos universales. Cada capítulo parece un cuento independiente, donde el humor convive con la reflexión. Su lenguaje, directo y brillante, recuerda que lo literario no está en la grandilocuencia, sino en la mirada.
5. Porque combina la poesía, el periodismo y la ternura
Emilio J. Izquierdo Pedra no se limita a narrar: poetiza la vida común. Detrás del sarcasmo late una sensibilidad profunda, un amor por las palabras y por la gente anónima que llena las calles de Valencia. Su estilo —entre lo periodístico y lo lírico— nos recuerda que la madurez puede ser también un acto de creatividad. Diario de un jubilado alternativo es, en el fondo, un poema disfrazado de diario.

En definitiva, leer a Emilio J. Izquierdo Pedra es reconciliarse con la inteligencia y la risa. Su Diario de un jubilado alternativo nos enseña que la vida, incluso después del trabajo, sigue siendo un oficio que exige humor, curiosidad y ganas de seguir contando. Porque jubilarse, en sus páginas, no es rendirse: es empezar otra historia.
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