¿Te atreverías a enamorarte con solo tres preguntas al día? La novela que está conquistando a lectoras por su mezcla perfecta de humor, amor y verdad
Carmen Martín irrumpe en la narrativa contemporánea con una historia que, como su protagonista, llega tarde… pero cuando más se la necesita. Solo tres preguntas es una comedia romántica con alma, chispa y fondo, que mezcla risas, deseo, heridas pasadas y conversaciones que parecen inocentes, pero acaban desnudando mucho más que el cuerpo.
Íngrid es la antítesis de la heroína perfecta: llega tarde, dice lo que piensa y no tiene ningún interés en ser rescatada. Lo suyo es meterse en líos, reírse a carcajadas y rodearse de amigas que incendiarían el mundo por ella. Las Cerdis —ese trío de amistad inquebrantable— son un personaje en sí mismo, tan memorables como necesarios. Frente a ella, Óscar: una caja fuerte cerrada con siete candados emocionales, un hombre que esconde más de lo que muestra, y cuya aparente frialdad esconde un pasado lleno de cicatrices.
Entre ellos nace un juego: solo tres preguntas al día para ir descubriéndose. Pero ese trato simple se convierte en el hilo con el que la autora va tejiendo una relación que mezcla tensión, ternura, deseo y vulnerabilidad. Porque en esta novela, el amor no irrumpe con fuegos artificiales, sino que se construye a fuego lento, entre silencios incómodos, confidencias inesperadas y decisiones difíciles.
Solo tres preguntas no es solo una historia de amor. Es también un retrato generacional, una reflexión ligera pero honesta sobre cómo nos enfrentamos a nuestras inseguridades, cómo nos relacionamos con el pasado y cómo nos atrevemos —o no— a construir algo en medio del caos cotidiano. Carmen Martín lo hace con una prosa ágil, natural, con diálogos que respiran verdad y personajes que no piden permiso para quedarse en la memoria del lector.
En su novela, la autora logra lo que muchos escritores persiguen durante años: crear un universo reconocible, con personajes imperfectos y entrañables, que se enfrentan a la vida con miedo, sí, pero también con humor, amor y mucha cerveza. Hay romance, sí, pero también hay amistad, deseo, culpa, preguntas incómodas y, sobre todo, humanidad.
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