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“Lúcida oscuridad”, nueva novela de Juan Cruz Lara

“Lúcida oscuridad”, nueva novela de Juan Cruz Lara

Lúcida Oscuridad, una novela escrita para hacer pensar que hay personas en este mundo que viven en otra realidad, en otro mundo; su mundo, y que dependen de otros para soportar a su propia mente, que, en muchas, muchísimas ocasiones, les revela lo más profundo de su universo. Ese universo en el que están inmersos sin posibilidad de nadar hasta la existencia, la nuestra, la de todos nosotros, y que con la ayuda necesaria es probable que muchas vidas puedan ser rescatadas del pozo adonde sus mentes les han llevado. En esta novela no encontraréis soluciones ni compendios llenos de verborrea médica ni nada de eso, solo una historia y una vivencia diaria de una mujer presa de sus propios pensamientos, a los que he denominado, fantasmas.

Un prólogo impecable del escritor, Manuel Avilés, invita al lector a adentrarse en sus páginas y caminar al lado de su protagonista, imaginando lo que quiera imaginar en cada paso que va dando.

PRÓLOGO

Juan, el autor, se mete con éxito que todo hay que decirlo, en el cuerpo de una mujer para crear esta novela introspectiva, intimista y clínica.

Me ha pedido que le haga el prólogo, creo, porque alguien le ha dicho que fui durante un tiempo, mucho más del que hubiera deseado, Director de un Hospital Psiquiátrico Penitenciario. Un cóctel explosivo: enfermos mentales, delitos generalmente muy graves y funcionarios – la mayoría- con escasa o nula vocación de tratar con este tipo de enfermos. El peor destino que he tenido en mi vida, cuarenta años justos en una o en otra cárcel y este el peor. Eso me llevó a afirmar – no por los enfermos, los locos que había por allí, sino por otra gente que también pululaba- que “cuando no te quieren ni te soportan en ningún sitio, tienes muchas probabilidades de acabar  en un hospital psiquiátrico”.

Juan Cruz, consigue meterse en el cuerpo de una mujer  – cosa dificilísima para un hombre que no acabamos de entenderlas nunca- que reúne dos características definitivas. Ha sido testigo de un crimen y, trabajadora de la justicia, es una enferma mental.

He ahí un revuelto difícil de digerir. El autor se ha documentado exhaustivamente y, se ve en su relato que la conoce a fondo, sobre la enfermedad mental. La enfermedad mental, ese desequilibrio incómodo, íntimo, profundo, incapacitante para el que la sufre y molesto e insufrible para quienes comparten vida y espacio con el enfermo. El enfermo mental vive en una realidad distinta y la convivencia con esa postura ante la existencia es muy difícil o casi imposible.

El autor conoce, y por eso los describe bien, los pensamientos que se imponen, las obsesiones, los miedos a no saber reaccionar cuando el monstruo se instala en la cabeza, la dificultad de vivir con,  el pánico a que vuelva lo que nos desorganizó la vida.

La enferma que protagoniza esta novela lo dice claro: la medicación me ayuda a pasar las fatalidades que mi mente me hace pasar, pero no es la solución definitiva…posiblemente solo hasta la siguiente toma.

¿Han visto u oído a algún psiquiatra que afirme, como un traumatólogo o un médico de digestivo o un urólogo, o un… que fulanito se ha curado? Yo no lo he oído nunca y creo que no lo oiré. Lo más que he escuchado en no sé cuántas sesiones clínicas y equipos de tratamiento es: está compensado. Lo cual no quiere decir que no se pueda descompensar en los próximos días o las próximas horas…posiblemente hasta la siguiente toma.

Cuenta, esta mujer enferma y muchas veces delirante, historias crudas, dolorosas e incluso desconcertantes para el que no ha conocido ni sabe del mundo de los delirios. Habla hasta de  una violación como causa de su locura de su salto a la irrealidad. ¡Qué duda cabe que una experiencia traumática puede ser y de hecho lo es a veces el desencadenante de cualquier patología psíquica que hasta ese momento no había dado la cara!

Las novelas no se cuentan. Se leen y luego se comentan, se critican, se discute sobre ellas y hasta se las manda bien lejos, arrumbadas en la última estantería de un desván,  si uno no termina satisfecho. Esa es la cruz del escritor que, cuando acaba un libro y lo suelta, el libro ya no es suyo sino de quien lo está leyendo. Tienes en tus manos la “Lúcida oscuridad” de Juan Cruz. Disfrútala y luego hablamos.

Manuel Avilés Gómez

Sinopsis

La protagonista comienza a experimentar que algo dentro de su mente no está bien, pues sus fantasmas interiores no le dejan vivir con normalidad. Se ve obligada a tratarse con un psiquiatra y una psicóloga con la que empezará una relación sentimental. Al mismo tiempo presencia un asesinato, pero lo que más le preocupa es si el mal que padece se debe a una incómoda situación sufrida en el pasado o ya estaba instalado dentro de su cabeza mucho tiempo atrás.

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