En un mundo donde los dioses exigen sangre, los templos dictan la ley y el destino parece estar trazado en las constelaciones, una voz —apenas un susurro— se atreve a decir “no”. Esa voz pertenece a Anunit, protagonista de la nueva novela de Miguel Ángel Pozo Plumed, Anunit y el dios sin rostro, una obra que se atreve a mirar de frente los grandes temas de la fe, la identidad y la libertad sin el filtro de los dogmas ni el refugio de las respuestas fáciles.
La historia nos transporta a Babilonia en el siglo VI a.C., un imperio en el que los dioses gobiernan a través del miedo y las ceremonias son tan sagradas como crueles. Anunit, joven sacerdotisa consagrada a Ishtar, ha sido marcada para el sacrificio: su muerte será ofrenda y espectáculo, una pieza más en el engranaje de un orden divino incuestionable. Pero en el silencio de la noche, un sueño cambia el rumbo de su vida: la voz de un padre —no de un dios con nombre, sino de una presencia sin rostro— le ofrece algo más peligroso que el poder… la libertad.
Desde ese instante comienza una huida que no es solo física, sino profundamente espiritual. Anunit escapa de los sacerdotes, de las cadenas impuestas por otros y de un mundo que pretende poseer su alma. Su viaje es también una confrontación con lo invisible: con el miedo, con la culpa, con el anhelo de sentido. Y, sobre todo, con un Dios que no siempre habla, pero que siempre se hace sentir.
Miguel Ángel Pozo Plumed construye aquí una obra ambiciosa y valiente. Lejos de los clichés religiosos o las doctrinas disfrazadas de narrativa, Anunit y el dios sin rostro propone una espiritualidad desnuda, incómoda y luminosa. Su prosa tensa y poética se mueve entre la historia y el mito, entre la teología y la aventura, tejiendo una trama que no busca enseñar, sino hacer preguntas que arden más que las respuestas.
La novela se inscribe en la tradición de autores como Frank Peretti o Brian Godawa, pero con una voz propia que combina el rigor histórico con la intensidad existencial. Es una lectura para quienes buscan algo más que entretenimiento: para quienes se atreven a mirar al cielo y preguntarse si el destino puede reescribirse.
En tiempos en que el pensamiento parece rendirse ante lo establecido, Anunit y el dios sin rostro es un recordatorio de que la libertad —aunque peligrosa— sigue siendo el mayor de los dones. Y que incluso en la sombra de los templos más antiguos, hay una voz que susurra: “Tu alma te pertenece”.
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