La voz que nunca calla: el emotivo homenaje de una hija a su madre soprano
Tu libro Nadie es profeta en su tierra nace como un homenaje a tu madre, Arantza. ¿En qué momento sentiste que esa historia debía transformarse en un libro y no quedarse solo en la memoria familiar?
Durante mucho tiempo pensé que la historia de mi madre debía quedarse en casa, en el ámbito familiar. Pero un día entendí que su vida, la de una gran soprano que sigue viva y llena de luz, representaba también a muchas mujeres anónimas que merecen ser recordadas.
Sentí que escribir era una forma de preservar su voz, de evitar que se perdiera en el olvido. Así nació este libro: como un homenaje, pero también como un acto de amor y de memoria. Quise que su historia trascendiera nuestras paredes y llegara a otros corazones.
El relato está impregnado de recuerdos, sentimientos y vivencias profundamente personales. ¿Qué ha supuesto para ti revivir tantas emociones al escribir estas páginas?
Ha sido un proceso muy emocional. Escribir este libro me llevó al pasado, a lugares que creía cerrados y que han sido mi vida, mi felicidad, a mirar de frente recuerdos que duelen por la pérdida, pero que también están llenos de belleza. Volver a ellos desde la escritura fue tan doloroso como necesario. Al final, fue una forma de darles un nuevo lugar en la memoria, de hacer que sigan presentes a través de las palabras.
Revivir tantas emociones me permitió comprender mejor a mi madre y también a mí misma. Ha sido una forma de transformar la nostalgia en algo que permanece, en algo que puede compartirse.
La ópera, el bel canto y la música clásica son protagonistas silenciosos en el libro. ¿Qué papel juegan en la historia y en tu propia vida?
La música ha estado siempre presente en mi vida, como un hilo invisible que une todo. La ópera y el bel canto no son solo el contexto en el que se desarrolla la historia, sino también el lenguaje emocional con el que crecí.
En el libro, la música no es una presencia silenciosa: la ópera acompaña, consuela y da sentido. El libro es lírico, es música desde la primera hasta la última página. Es la vida de mi madre, soprano, y el reflejo de todo lo que ha significado y significa el bel canto para ella: su pasión, su manera de estar en el mundo, su forma de respirar.
Su espíritu, su sensibilidad y su influencia están presentes en todo el relato. Cada palabra está atravesada por esa música, porque escribir sobre ella es, de algún modo, seguir escuchándola. En mi propia vida ha sido eso mismo: una forma de entender el mundo y de conectar con mi madre, cuya voz fue, y sigue siendo, mi primera forma de amor.
El libro también es un viaje a tus orígenes, a tu tierra, a la historia familiar. ¿Qué enseñanzas te ha dejado volver a mirar el pasado con los ojos del presente?
Volver a mis orígenes ha sido una experiencia muy reveladora. Mirar el pasado con los ojos del presente me ha permitido comprender muchas cosas que antes solo sentía. He aprendido que la memoria no es solo un lugar al que se vuelve, sino también un espacio desde el que se crece.
Dolió, sí, pero solo por la pérdida y la ausencia. Jamás he olvidado de dónde vengo, porque mi tierra y mi familia son parte de todo lo que soy. Escribir sobre ellos fue también revivir una felicidad inmensa, una etapa luminosa que sigue dándome fuerza.
A lo largo de la obra hay un hilo constante de amor, nostalgia y gratitud. ¿Crees que escribir es también una forma de sanar o reconciliarse con lo vivido?
Sí, absolutamente. Para mí escribir ha sido una forma de sanar y de reconciliarme con lo vivido. La escritura me permitió ordenar emociones, comprender ausencias y transformar la nostalgia en algo que da paz.
En este libro hay amor, gratitud y también aceptación. Escribirlo fue una manera de decir gracias, de cerrar el círculo desde la ternura y no desde el dolor.
Tu madre aparece no solo como protagonista, sino como símbolo de lucha, talento y ternura. ¿Qué esperas que el lector descubra en ella que tal vez aún no se ha contado?
Espero que el lector descubra a la mujer que hay detrás de la artista: a la persona que luchó, que amó profundamente, que antepuso su dignidad y que nunca se rindió. Mi madre es una gran soprano, pero también una mujer llena de ternura, de fuerza y de luz.
A veces el talento puede eclipsar lo humano, y yo quería mostrar precisamente eso: que detrás de su voz hay una vida intensa, generosa y profundamente auténtica. Que su historia no es solo la de una soprano, sino la de una mujer que hizo de su pasión una forma de vivir y de amar.
Dices que “la música es un bálsamo para el alma herida”. ¿Sientes que esta obra también busca sanar heridas colectivas, más allá de tu historia personal?
Sí, lo creo. Aunque el libro nace de mi historia personal y de mi madre, siento que la música, la memoria y la emoción que atraviesan sus páginas pueden tocar a cualquier lector.
La obra habla de pérdidas, de ausencias, de amor, resiliencia y gratitud, pero también de lucha, de dignidad, de perseguir los sueños, de sacrificio y de renuncia. Espero que, al leerla, otros encuentren un pequeño bálsamo para sus propias heridas y reconozcan que recordar y honrar lo que vivimos puede ser una forma de sanar.
Al tratarse de un testimonio tan íntimo, ¿hubo algún pasaje que te costara especialmente escribir o que te removiera más de lo esperado?
Sí, hubo momentos que me removieron profundamente, sobre todo aquellos que revelan cómo mi madre antepuso siempre a los suyos antes que a su propia vida y a sus sueños. Escribir sobre su dedicación, su dignidad y los sacrificios que hizo por cuidarnos fue doloroso, pero también necesario. Agradezco enormemente que permaneciera a nuestro lado, a mi lado, y me viera crecer.
También me removieron todos aquellos ligados a la ausencia y a la pérdida. Cada pasaje difícil me obligaba a mirar de frente emociones muy intensas que llevaba tiempo guardando, y al mismo tiempo me permitía reconciliarme con ellas. Creo que esa es la fuerza de un testimonio íntimo: duele, pero también cura y fortalece. Contar su historia es, sobre todo, un homenaje a su fuerza y a su amor incondicional.
Nadie es profeta en su tierra es tu primera obra. ¿Te ves continuando en el mundo literario? ¿Tienes ya en mente un nuevo proyecto que dé continuidad a este viaje?
Sí, Nadie es profeta en su tierra ha sido mi primer acercamiento público al mundo literario, y ha sido una experiencia increíblemente enriquecedora. Sin duda, me veo continuando este camino, explorando nuevas historias y profundizando en temas que me apasionan.
De hecho, estoy preparando mi segundo libro, El ángel del primer amor, que, si Dios quiere, verá la luz en febrero de 2026. Este nuevo proyecto continúa mi viaje literario y refleja mi deseo de seguir escribiendo, creciendo como autora y conectando con los lectores a través de nuevas narrativas.

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Enlace Auñamendi Enciclopedia del País Vasco:
https://aunamendi.eusko-ikaskuntza.eus/es/mancisidor-mendizabal-arantza-/ar-91523
Enlace web autora:
Enlace editorial Circulo Rojo, libro y biografía de la autora:
https://editorialcirculorojo.com/nadie-es-profeta-en-su-tierra-2
Desde la primera página, este libro nos envuelve en una atmósfera de nostalgia, amor y una profunda pasión por la música. La autora nos transporta a nuestra propia niñez, evocando vivencias y sentimientos con los que es fácil identificarse. Una lectura altamente recomendable, que cautiva y conmueve.
Nadie es profeta en su tierra” es un libro que invita a mirar hacia dentro, a reconocer la fuerza que nace del conflicto y la identidad. Maialen Amilibia Manzisidor logra escribir con una sensibilidad profunda, donde cada palabra parece buscar su lugar entre la memoria, el desarraigo y la esperanza. Una lectura valiente, honesta y muy humana.
Maialen Amilibia Manzisidor demuestra en “Nadie es profeta en su tierra” una capacidad excepcional para transformar la experiencia personal en literatura universal. Su escritura combina ternura y crudeza, cuestionando la pertenencia, el amor y la identidad desde una mirada profundamente humana. Es una obra que deja eco, que no se lee solo con los ojos, sino también con el corazón.
Nadie es profeta en su tierra” es una obra que vibra como una ópera íntima, donde cada palabra se alza como una nota sostenida en el aire. Maialen Amilibia Manzisidor escribe con una voz profundamente lírica, capaz de convertir la memoria, la pérdida y el amor en un canto casi musical. Su prosa tiene ritmo, intensidad y silencios que recuerdan a los movimientos de una partitura emocional. Leer este libro es asistir a una ópera escrita con tinta y alma, en la que el dolor y la belleza comparten escenario y se funden en una sola melodía.
Hay en esta obra una fuerza poética que recuerda a las grandes voces líricas: intensas, vulnerables, humanas. Maialen escribe como quien interpreta una pieza que conoce de memoria, con pasión y entrega, sin miedo a desafinar en la emoción. “Nadie es profeta en su tierra” no se lee: se escucha, se siente, se vive. Es una sinfonía de identidad, amor y memoria que deja eco mucho después de la última página.
Nadie es profeta en su tierra” es una ópera escrita en palabras. Cada página parece resonar con una música interior, con esa cadencia íntima que solo se alcanza cuando la escritura nace desde lo más profundo del alma. Maialen Amilibia Manzisidor no solo cuenta una historia: la canta. Su lenguaje tiene un ritmo propio, una voz que se eleva, se quiebra y vuelve a florecer, como un aria que desnuda la emoción hasta dejarla pura.
El libro no solo se lee, se escucha: es un concierto de voces interiores. En él hay ecos de infancia, de escenario, de camerino, de ensayo. Maialen escribe con la disciplina del músico y la vulnerabilidad del intérprete, recordándonos —como decía Beethoven— que “la música es una revelación más alta que toda sabiduría y filosofía”.
Como escribió Verdi, “volver a la música es volver al corazón”; y eso hace Maialen: regresa a la raíz —aunque duela— para reconciliarse con la vida. Su prosa tiene la intensidad de Puccini y la melancolía de Chopin: una mezcla de fuerza y ternura que se eleva sobre lo cotidiano. Hay ecos de “La Bohème”, de “Madama Butterfly”, de esas tragedias donde lo humano se canta con una belleza que redime.
Ama baten ahotsa da liburu hau: bizitzaren opera bat. Urruntasunean ere, sustraiak beti kantuan daude. ZORIONAK, Maialen!.
Ederra eginnduzuna tocaya, Inor ez da profeta bere lurrean, baina hitzek bihotzaren barrua ukitzen dituzte.
Hitzak abesti bihurtzen dira, oroimenaren doinuarekin. Eskerrik asko edertasun hau oparitzeagatik.
Les mots de Maialen chantent comme une voix d’opéra, entre la douleur et la lumière. Son livre est une mélodie de mémoire, d’amour et de terre.
La voix de la mère devient la musique du cœur.
Maialen escribe como si dirigiera una orquesta invisible: hay pausas, crescendos, disonancias que se resuelven en ternura. Sus palabras evocan a Debussy cuando acaricia el misterio, a Bizet cuando la pasión estalla, a Fauré cuando la melancolía se vuelve luz. Cada capítulo tiene el ritmo de un aria íntima donde la vida se interpreta sin partitura, a pecho abierto. Felicidades por tu obra.
La figura de la madre soprano se alza en el libro como una metáfora viva de la dignidad. Su voz no es solo sonido: es herencia, resistencia, raíz. Como en las arias más desgarradoras de Verdi o Puccini, en ella el dolor se convierte en arte, y el silencio en presencia. Su canto no busca aplausos, sino sentido; no huye del sufrimiento, lo transforma. Esa es la dignidad que atraviesa el libro: la del ser humano que, pese a todo, sigue cantando. ZORIONAK MAIALEN.
Una entrevista que refleja la profundidad y la belleza de “Nadie es profeta en su tierra”. Inspiradora y muy recomendable para quienes aman la literatura con alma.
Elkarrizketa honek liburuaren bihotza argitzen du,
Elkarrizketa honek arima ukitzen du, zauritutako bihotzarentzako balsamo gisa. Hitz bakoitza arimara heltzen da, zauritutako arimari lasaitasuna emanez. Ederra liburua, ederra elkarrizketa Maialen.