El poemario que nació como un regalo secreto y terminó desnudando el alma de su autor
Poemas para Elena nació como un regalo personal y terminó convertido en un libro publicado. ¿Qué te hizo dar el paso de compartir algo tan íntimo con el público?
He de admitir que, aunque nació como un regalo para ella, también lo es para mí. Es un recordatorio íntimo y personal de lo hermoso que es entregarse a sentir.
La obra mezcla poemas y reflexiones, con un estilo cercano e íntimo. ¿Cómo encontraste el tono adecuado para que el lector sintiera que estabas hablándole directamente?
Tuve que readaptar la estructura para que alguien que no conociera el contexto pudiera entrar en la obra sin perderse. Por eso añadí notas, no solo para explicar, sino para acompañar. Mi idea es que el lector se sienta un verdadero invitado.
El amor y el desamor son ejes centrales del poemario. ¿Cuál de los dos fue más fácil de plasmar en palabras y por qué?
Para mí, el desamor siempre ha sido más fácil de escribir que el amor. El amor lo siento como algo simple —en el mejor de los sentidos—: la felicidad hay que disfrutarla y no analizarla tanto. En cambio, el desamor es más profundo, tiene capas y recovecos infinitos que me sirven como material. Dolor, tristeza, soledad, culpabilidad… hasta el propio lenguaje se vuelve más elaborado cuando intento describir esas experiencias.
Mencionas que algunas composiciones son pares que forman un todo, aunque se presentan separadas. ¿Qué buscabas con ese recurso narrativo y visual?
Me divertía mucho jugar con esos paralelismos y poemas complementarios. Le dan dinamismo a la obra, porque invitan al lector a seguir leyendo para descubrir cómo se contrapone el siguiente texto o cómo se cierra la idea. Creo que aporta un punto de curiosidad extra, y sin duda es un recurso que quiero seguir explorando en futuros escritos.
Incorporaste notas a pie de página e imágenes para complementar la lectura. ¿Cómo fue el proceso de decidir qué añadir y qué dejar a la imaginación del lector?
Las imágenes cumplen sobre todo una función estética: hacen la lectura más ligera y le aportan un complemento visual a la obra. En cambio, las notas a pie de página buscaban dar un poco más de contexto, para que el lector no se sintiera un cotilla espiando una relación, sino un verdadero invitado. Aun así, trato con respeto la inteligencia: no creo necesario explicarlo todo. El objetivo no era contar mi historia de forma cerrada, sino invitar a que cada lector se mire en mis versos y explore sus propios sentimientos.
En el prólogo dices que no intentas contar la historia completa de tu relación, sino invitar al lector a identificarse con sentimientos universales. ¿Cuál de esos sentimientos crees que es el más poderoso en tu obra?
Me gusta pensar que corresponde a cada lector decidir dónde está el valor. Sentir es circunstancial, no condicional. Por eso, el mismo lector puede encontrar más fuerza en un poema triste, melancólico o culposo en un momento de su vida, y en otro sentirse más identificado con uno juguetón o sencillo.
Llevas escribiendo desde los 15 años y publicando en un blog desde los 18. ¿En qué crees que más has evolucionado como escritor desde tus primeros textos hasta este poemario?
Creo que, afortunadamente, mi mayor evolución ha sido perder la vergüenza a compartir lo que escribo. Pasé por varias fases: primero guardarlo bajo llave, después publicarlo de forma anónima, luego atreverme a mostrarlo a mi círculo cercano… y finalmente dar el paso de publicarlo en un regalo tan especial como este poemario.
Has escrito también novelas, guiones y reflexiones filosóficas. ¿Qué te aporta la poesía que no encuentras en otros géneros?
La escritura en general es pasión, pero la poesía para mí es refugio. Es el espacio donde puedo volcar lo que siento sin filtros ni necesidad de involucrar a nadie más. Cuando escribo un relato o un guion, pienso en cómo contárselo a un lector; en cambio, los poemas se abren paso solos y me permiten transcribir directamente mis sentimientos. Esto es lo que los hace tan valiosos para mí.
En la contraportada animas a no tener miedo a amar y sentir. ¿Por qué crees que hoy en día muchas personas tienen ese miedo y cómo esperas que tu libro ayude a superarlo?
Exacto, la conclusión después de elaborar mi obra es tan simple como férrea: no tener miedo a amar y sentir. La sociedad —y muchas veces nosotros mismos— tendemos a sabotear lo que sentimos. Poemas para Elena quiere ser una invitación a que cada lector valide esas emociones y las reconozca como reales, con valentía. Sin importar lo que opine el resto.

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