Descubriendo los misterios de la vida: Una entrevista con Alberto Lafuente Ruiz, autor de «Pensar, la clave de vivir».
¿Qué te inspiró a escribir “Pensar, la clave de vivir” y por qué decidiste abordar diferentes temas de la vida cotidiana en tus relatos?
Fundamentalmente me inspiró las situaciones mismas de la vida diaria. Son demasiados temas a los cuales nos enfrentamos a diario y bien por miedo, falta de tiempo o ambas, nos cuesta mucho analizar y hablar sobre ello. En esta obra planteo de manera elegante y concisa una invitación a la reflexión personal sobre cada uno de ellos.
¿Cuál es el mensaje central que deseas transmitir a los lectores a través de tus relatos y cómo esperas que influyan en su forma de pensar y actuar?
El mensaje principal es disfrutar de lectura y conseguir que cada lector extraiga y analice cada uno de los relatos para aplicarlos en su propia vida. Creo conveniente que todo tiene un valor y cuando hablas de temas que muchas veces podrían ser tabú o que muchos consideran que solamente deberían tratarse de puertas para adentro; como puede ser la religión, el exceso de digitalización, los problemas medioambientales a los que nos enfrentamos…es atractivo y da menos miedo a enfrentarse a ello si alguien te ayuda. Cada ser humano es un ser preparado para pensar, y de esa subjetividad nace la riqueza común que da lugar a actuar.
Mencionas que como maestro, has observado los efectos negativos de la era digital. ¿Podrías profundizar en esa afirmación?
Por supuesto. La era digital es un aspecto precioso y útil en la actualidad siempre y cuando pueda llevarse con control y moderación. El problema existente es que en una alta proporción de la sociedad eso no ocurre así y por ende afecta a ese niño/a ya desde la etapa escolar. Muchos de ellos pueden disponer todo tipo de facilidades tecnológicas (tablets, consolas, móviles…) para las que no está preparado a gestionar solo de una manera eficaz. Ahí empieza el caos. Cuando alguien prefiere jugar por ejemplo al “Fortnite” que un partido en el parque, hay un problema de dimensiones considerables que afectan además al rendimiento escolar; por no hablar por supuesto del peligrosísimo mecanismo de las redes sociales, donde muchos de ellos creen tener inmunidad y vía libre en ellas. Creo que el cerebro de cualquier humano no está preparado para recibir tanta información y menos la de un chico/a en edad de crecimiento que está configurando su cuerpo, mente y vida.
¿Cómo seleccionaste los 20 relatos que componen la obra y qué criterios tuviste en cuenta para abordar los diferentes temas tratados en ellos?
Fueron seleccionados porque creo que los temas que se tratan en ella son aquellos que más pueden influir en la persona: Era digital, familia, salud mental, capitalismo desmedido, la debacle medioambiental…
Aunque es una obra corta y tenía mucho más material preparado, considero que llegar al corazón con los puntos clave es más efectivo en la sociedad tan acelerada en que vivimos o al. “Lo bueno, si es breve, dos veces bueno”
¿Cuál fue el mayor desafío al escribir este libro y cómo lograste mantener el interés del lector en cada uno de los relatos breves?
El mayor desafío creo que fue elaborar textos concisos e interesantes para todo el mundo con un toque elegante. Con ello me refiero: utilizando comparaciones, metáforas y otras figuras literarias que seduzcan de alguna manera al lector que tiene la obra entre sus manos, la disfrute y quiera volver a leerla si le puede ayudar.
¿Cómo describirías tu estilo de escritura y qué elementos literarios utilizas para cautivar al lector y fomentar la reflexión?
Mi estilo de escritura yo lo considero un poco peculiar, porque igual empiezo con una descripción y en el siguiente párrafo puedes encontrar todo tipo de comparaciones, oxímoron y otras figuras literarias que le dan dinamismo, giros al texto y un toque personal. Creo que el que mejor puede definirlo son los lectores/as.
¿Qué esperas lograr al hacer que los lectores se cuestionen y reflexionen sobre las situaciones que abordas en tus relatos?
Al menos dos cosas: espero con ello que sirva de guía o ayuda para su propia vida, tanto personal como social, y la segunda y no menos importante, crear un interrogante en mayúsculas para que ellos mismo puedan plantearse cómo podrían actuar para mejorar un poco más todo esto.
¿Has recibido algún tipo de retroalimentación significativa de los lectores de “Pensar, la clave de vivir”? ¿Qué impacto crees que ha tenido tu libro en ellos?
La verdad que sí. Lleva poco tiempo publicado, pero he recibido opiniones diversas y no puedo quejarme en absoluto. Creo que en las personas que ya lo han leído, bastantes de ellas han quedado marcadas con sensaciones que les han removido por dentro, frases que me han pedido poder utilizar para ellos mismos…En definitiva un buen sabor de boca que volverían a repetir.
¿Cuál es tu perspectiva sobre el papel de la literatura en la sociedad actual y cómo crees que tus relatos pueden contribuir a mejorarla?
Creo que el papel de la literatura actual en cada uno de sus géneros juega un papel crucial en el tiempo en que nos encontramos. En un panorama donde la inteligencia artificial comienza a adquirir protagonismo, más que nunca, deberíamos de impregnarnos con el aroma de las letras, páginas, de un libro, al fin y al cabo. En mis relatos creo puedes encontrar valiosos tesoros y enseñanzas, si sabes buscar bien,
Además de este libro, ¿tienes planes para futuras publicaciones o proyectos literarios? ¿Nos puedes adelantar algo sobre ellos?
Por supuesto. Estoy ahora mismo trabajando en un proyecto de novela, pero solamente puedo adelantar que tiene una mezcla de género “thriller-policíaco”, con toque de futuro distópico. Habrá que esperar un poquito para descubrir ese mundo
¿Qué te motiva a seguir escribiendo y explorando diferentes temas en tu escritura?
La motivación yo creo que surge cuando de verdad sientes que puedes contribuir a ser feliz y a hacer feliz a la gente escribiendo. Aunque yo soy maestro de profesión y estoy enamorado de ello, cuando surgen las ideas y se amontonan de golpe es muy difícil pararlas todas, así que el mejor método es coger papel y boli y lanzarse a la aventura. Una aventura que por cierto recomiendo, porque nunca sabes a qué puerto te llevará.
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