Descubre la fantástica obra “Abrir el corazón es nuestro regalo”, de las escritoras Montserrat Puig Parreño y Ana Maria Torres Fornieles

¿Cómo surgió la idea de crear un libro en el que se combinan experiencias personales con la historia de un personaje ficticio?

MONTSERRAT: Yo creo que la idea surgió después de mucho hablar respecto a las emociones, al mundo, a cómo nos encontrábamos en él, cómo podíamos aportar ideas y nos vino la idea de hacerlo por escrito.

ANA: Pero queríamos que en principio no fuera tan personal como para poder llevarlo después a nuestras propias personas.

MONTSERRAT: Salir desde un personaje ficticio,  luego la opinión que tenemos del tema y como nos implica nosotras.

ANA: Sí, pensamos que de esta manera, del anonimato a la personalidad,podíamosmostrar las diversas emociones.

MONTSERRAT: Yo no diría anonimato, yo diría de lo general a lo particular. Apareció la idea de cómo y quién sería el personaje que introduciría el ficticio. Y la realidad es que en el momento en que la describimos a ella, yo creo que el libro ya tenía forma.

ANA: Sí, sí, porque además era un poquito de tu alma y un poquito de mi alma.

MONTSERRAT: Exacto, era muy «Soul». Sí, era muy «Soul» A pesar de que es un personaje que no ha tenido nada que ver de una historia a la otra, y eso es lo interesante. En un lugar es un personaje con unas características, pero viviendo una situación como podía ser un embarazo no esperado y en otra es descubrir el amor en un lugar donde no lo pensaba, que lo iba a encontrar.

ANA: Por ejemplo, para no hacer spoiler, con lo cual es interesante destacar que las 8 historias todo y que están vinculadas por el personaje no están vinculadas porque sea una continuación de la vida de ella muy bien sea perfecta.

¿Qué mensaje o valores les gustaría que los lectores se lleven después de leer su libro?

MONTSERRAT: Yo aquí describiría que. Que los valores, el primero de todos, es que todos somos perfectos-imperfectos.

ANA: Todos somos importantes.

MONTSERRAT: Todos somos humanos. Y que la vida es eso. Error y aprendizaje y que todos los valores que nos han enseñado en la teoría, de alguna manera pueden pasarse a la práctica, pero han de ser tuyos, los has de sentir tuyos.

ANA: Si no lo sientes tuyos en ningún momento los puedes llevar a la práctica. Y como decimos también, mostrar que cada uno es una persona única, exclusiva. Nosotras no pretendemos establecer una comparación sino mostrar cómo no estamos solos viviendo situaciones que se pueden asemejar en algunos momentos.

MONTSERRAT: Yo creo que también es definir que no somos raros, somos especiales. No puedes pensar que te estás equivocando. Hay una frase por ahí que cuelga en Internet que dice aquello de «Lo hiciste, cómo pudiste, porque en ese aquel momento no sabías lo que ahora sabes»

ANA: Aceptar los valores en cada momento. Sí, y cuando nos sentimos en el presente y miramos a nuestro pasado, no censurarlo, sino mostrar compasión a cómo lo vivimos en aquel momento, alejándonos de las censuras que nos lanzamos.

MONTSERRAT: Compasión en cómo lo vivimos y compasión hacia nosotros mismos. Y alejándonos también de los juicios que por eso en el libro aparece varias veces la palabra «Pre-juicios» entrecomillado.

En su opinión, ¿por qué es importante hablar sobre temas como la empatía, la tolerancia y la aceptación en la sociedad actual?

MONTSERRAT: Porqué es una sociedad muy individualizada, muy exigente con todos, exageradamente competitiva y porque la sociedad actual no nos mira. Ni nosotros mismos nos miramos. Aquí quizás faltaría no solo la empatía y la tolerancia y la aceptación, sino también la asertividad. El hecho de cuidarnos a nosotros mismos porque no nos ha educado esta sociedad.

ANA: Por supuesto, dejar de culpabilizarnos si miramos por nuestro propio ser antes o durante procesos determinados.

MONTSERRAT: Y luego darles un valor real a estas palabras porque se usa mucho, pero en la «Teoría» pero en la práctica yo creo que la sociedad no nos deja espacio para utilizarlas realmente si no te pones tú ahí y expresas que «yo quiero escucharte con el corazón».

ANA: Sí, porque quizá a veces el  mensaje que recibimos externamente es que tienes que mirar por ti y tienes que ir a lo tuyo. Tienes que estar bien. Y en determinados momentos, nos podemos permitir, nos deberíamos permitir, y aquí sí que usar el «deberíamos» estar mal y poder verbalizarlo sin ser censurados porque es nuestro camino.

MONTSERRAT: Y volvemos al tema de la aceptación y de la compasión. Y darnos tiempo. Yo creo que es una sociedad sin tiempo, lo que en mi tiempo de adolescencia le llamábamos la «sopa prisa» la sopa de sobre que se hacía rápido.

ANA: Quizá estamos demasiado pautados en todas las fases que tenemos que vivir en nuestra vida, en la sociedad occidental, por generalizarlo de alguna manera. Parece que si no cumplimos en determinadas edades determinados objetivos que no tienen por qué ser los nuestros, hemos entrado en una fase que le decimos fracaso y aquí quizá tendríamos que darle la vuelta y decir que yo necesito mi tiempo y yo decido mi éxito.

MONTSERRAT: Y ahí entraría otro valor, que es el de la coherencia, que aquí no lo hemos nombrado.

 ¿Cómo fue el proceso de colaboración para escribir este libro entre dos autoras?

ANA: Ha sido un proceso de confianza, de complicidad emocional y a la vez de diversión desde el respeto de la una hacia la otra y sin necesidad de competiciones. Cada una de nosotras mostramos nuestra identidad. Las historias de Greta han sido inventadas por una de nosotras, sin que la otra interviniera simplemente esperando ver qué encontraba y a partir de ahí desarrollar el tema que elegíamos, después gozar de nuestras experiencias y, finalmente, ofrecer dos finales desde dos miradas. Con todo el respeto de la una a  la otra.

MONTSERRAT: Claro, yo es que, además, añadiría que lo divertido ha sido la sorpresa de lo que la que empezaba ese capítulo escribiendo sobre Greta proponía como vivencia de Greta y esto era como jugar un poco a un juegos de esos de invención de sorpresa.

ANA: Sí, sí, yo creo que sí. Eso por un lado, respecto a las historias ficticias y después, respecto a nuestros procesos reales, creo que la una a la otra no nos hemos pautado en el tiempo que necesitaban  ni nos hemos limitado.

Hemos entendido que quizá uno de los temas podría afectar más interiormente a una de nosotras. Y si ha necesitado más tiempo no ha habido problema porque hemos hablado desde nuestro corazón y ahí debíamos gestionarnos, debíamos ser totalmente sinceras para nosotras mismas y después poderlo mostrar a la otra mirada.

MONTSERRAT: Para mí ha sido, de entrada dijimos que sería difícil,  por el hecho de escribir dos personas diferentes y en cambio yo creo que ha sido súper enriquecedor,  nada bloqueante, no había la tensión de pensar: «No sé si esto le va a gustar»  era volcar ahí la idea que venía con el tema y crecer en ello.

ANA:  Y crecer en ello con una base enorme de respeto y tengo muy claro que me he mostrado como soy en los temas tratados y no he sentido ningún tipo de pudor de mostrárselo, Montse considero que es lo que hay en tu mirada. Además es lo que pretendemos fomentar con este libro, que somos mentes abiertas, que no juzgamos.

MONTSERRAT: Y que el objetivo no es juzgar. El objetivo es mirarnos hacia adentro, que eso cuesta mucho, es como ese  ejercicio de mirarte en el espejo y observar tus propios ojos. Es un ejercicio que parece fácil y luego te das cuenta de que no lo es y piensas cómo puede ser que no me mire en profundidad. Pues esto ha sido un poco como ese ejercicio: mirarse en el espejo sabiendo que está la otra persona y que te lo va a respetar.

¿Podrían compartir con nosotros una de las experiencias personales que compartieron en el libro que fue particularmente significativa o difícil de compartir?

MONTSERRAT: A ver, para mí, particularmente significativa la de la amistad, que además inconscientemente, yo que escribía la historia de Greta, me pasé por el forro la estructura que hacíamos en todos los capítulos, pero es que me salió así de conectar sobre lo importante de la amistad para nuestra propia vida y lo maravilloso que fue compartir como nuestras experiencias iban en esa línea. Lo que pasa es que no fue difícil compartirlo.

ANA: No fue difícil. Es cierto que ha sido un camino súper fluido. Creo que hemos tardado 2 años más o menos en acabar la obra. Y han sido 2 años de crecimiento, de pensar en el momento en que poníamos la puesta en común de todo ello. Yo creo que, si he de destacar algún momento de todo el libro, o sea para mí todos son muy significativos porque realmente han sido muy nuestros y además nos hemos implicado, pero yo destacaría el diálogo final con Greta, si.

MONTSERRAT: Como significativo, como difícil más que un tema, yo creo que diría que en momentos en los que escribíamos y la parte esa bloqueaba algo que hemos vivido con mucha intensidad y que necesitábamos más tiempo o que la otra persona dijera quizás una frase que te abriera a decir: «bueno, aquí exploto, lo suelto y ya está». Yo diría que más que temas difíciles de compartir han sido momentos difíciles de compartir o puntos concretos difíciles de compartir.

ANA: Seamos sinceras, ha habido momentos que cuando nos hemos leído justo lo propio o ha habido momentos en los cuales surgían un cúmulo de emociones o cuando has leído lo de la otra persona también lo has visto desde su mirada  y has dicho «madre mía» o sea ha sido una explosión emocional.

MONTSERRAT: Porque además han sido experiencias reales, vitales,  hablar de enfermedades, hablar de pérdidas o hablar de experiencias que nos han marcado son momentos de sinceridad pero también de dureza.

ANA: Bueno, es que aparte yo creo que si decimos que estamos sanas mentalmente, después de ver nuestros recorridos, es para quitarnos nuestro propio sombrero. Y de felicitarnos aunque nos hayamos equivocado en muchos momentos.

¿Cómo esperan que este libro pueda ayudar a los lectores a “abrir sus corazones” y a marcar la diferencia en sus propias vidas y en la de los demás?

MONTSERRAT: La idea es que el que nos hayamos abierto nosotras haga de puente o de llave para que las personas puedan mirarse sin miedo al monstruo, porque no hay un monstruo dentro. Hay alguien con alegrías, con tristezas, con heridas, porque la vida es así y entonces a aceptar nuestro interior como algo fabuloso.

ANA: Que no hay que sentir vergüenza alguna a nuestra montaña emocional de vida porque es lo más natural que podemos interiorizar. Entonces que sobre todo nos dejemos, nos podamos quitar de encima algún tipo de estereotipo que nos enseñaron en la niñez y ha ido viviendo con nosotros de por vida y nos ha marcado que podamos hablar abiertamente de quiénes somos simplemente sin sentir aquellos ojos incipientes, diciéndote, no, no, no, no.

MONTSERRAT: Y aceptarlo, porque ahí es lo que dices, marcar la diferencia es que yo acepto lo que he hecho, lo que he vivido, cómo lo he hecho, cómo lo he vivido en su momento y a partir de ahí aceptarnos como alguien completo. Ni media naranja, ni media manzana, ni la piña.

ANA: Que quizá ahora lo podríamos hacer de otra manera. Quizá sí, quizá no, pero estamos en otro momento.

MONTSERRAT: Y en el momento que entramos en la coherencia de aceptar, estamos marcando la diferencia en nuestras propias vidas. Siendo conscientes que no siempre se puede mantener esa coherencia. Nosotras, en esa coherencia y en  esa aceptación, es donde creemos que podemos marcar la diferencia, en el hecho de que en el ejemplo,  cuando tú aceptas lo bueno y lo no tan bueno estás dando a los demás la libertad de hacerlo también.

ANA: Sí, por supuesto, y entrar ya de una vez en la idea de que la felicidad eterna, para toda la vida no existe, sino que es, como hemos dicho, arriba y abajo, sino saborearnos en los momentos que podemos y en los que no podemos también intentar hacerlo.

MONTSERRAT: Saborear también en la derrota, porque en el error es donde se aprende.

ANA: Somos imperfectos y es una maravilla que sea así. Que no hay nada más bonito que poder aprender del error, poder volver a crecer o decir que esto no es para mí simplemente, y no tiene por qué ser un fracaso. Es un proceso, un proceso.

Ana María Torres Fornieles, como Maestra de Primaria y con formación en Inteligencia Emocional y Mediación, ¿cómo cree que estos conocimientos han influido en su estilo de escritura y en la elección de temas que aborda en sus libros?

ANA: Realmente soy una persona que vive muy intensamente las emociones, me regalan un camino más intenso, me siento muy viva e intento no ignorar todo lo que se genera en mi interior. De igual manera respeto las emociones de los demás y recibo el regalo de sentirlas a mi lado, nos aceptamos abiertamente y no sentimos miedo a mostrarnos . A partir de mostrarlo a través de la escritura, en temas tan significativos para mí, he dado un paso más grande, he ido viendo que a lo largo de mi vida el compartirme emocionalmente, desde la honestidad de mi corazón, me ha aportado un gran «feedback» de las personas de los entornos por los que camino. ¿Por qué no compartirlo a otras miradas a través de la escritura? Imaginando esas miradas que nos leen y que muestran su propio sentir respecto a lo que compartimos. El papel es un gran aliado para mostrar las emociones de nuestros corazones sin miedo y muchas dosis de honestidad.

Podríamos decir que ha influido también de manera creativa, de manera de hacer una gran introspección pero a la vez gozar de nuestras historias, de lo que hablamos sobre el tema y de cómo Greta tiene opciones diferentes de vida.

¿Cómo cree que su blog y su libro “Mochila Lila a Paso Violeta” se relacionan con su última publicación, “Abrir el corazón es nuestro regalo”? ¿Hay algún mensaje común que intenta transmitir a los lectores?

ANA: La verdad, son mis palabras significativas, de aquellas que te atraen, que reflejan mis emociones desde mi corazón directamente, sin reparo alguno a lo que piensen de mí, incluso me desenfocan de aquellas censuras ajenas que no calzan tus zapatos. Por supuesto que hay un mensaje común, mostrarnos tal cual somos, aceptándonos incondicionalmente, con lo bueno y lo no tan bueno, intentando caminar a nuestra mejor versión y sin atender en todo momento las opiniones ajenas, lo cual no es sinónimo de individualismo ya que simultáneamente quiero acompañar desde mi corazón y mi raciocinio, desde mi mente más sabia donde se combinan ambos. Marcar la diferencia mostrándonos imperfectas o en crecimiento, depende del punto de mira. Lo importante es poder dormir bien con una misma.

En su blog, usted habla sobre la importancia de ofrecer “abrazos emocionales” y apoyo a quienes lo necesitan. ¿Cómo cree que su libro puede ayudar a las personas a sentirse más conectadas y acompañadas en su camino personal?

ANA: Creo que cuando percibimos que los demás también han pasado por momentos muy parecidos a los que nos vamos encontrando levantamos la mirada y sentimos que no estamos solos ante ellos. Sobre todo si percibimos que nos lo cuentan honestamente sin falacias ni ostentosidades, desde el corazón. Quizás encontremos alguna opción que podamos validar para nosotros mismos. A mí me ha sucedido con determinados escritos en los cuales he percibido un camino similar y he podido saborear un más allá de mis encrucijadas personales a través de la mirada de otra persona.

Abrazar, para mí, es sinónimo de proximidad y mostrar que estamos presentes, que no giramos la cabeza a las necesidades ajenas y ponemos nombre a nuestras emociones: sí, nos acompañamos desde el corazón en determinados momentos que nos pueden azorar y sentirnos mal… También nos abrazamos en momentos de boom emocional. Quizás si encontramos esa complicidad podemos suavizar un poquito esa carga que llevamos, aligerar un poco nuestra mochila y calmar a nuestra persona. A mí me sucede que cuando me siento acompañada puedo respirar mejor y renovar mi energía; por ejemplo las esencias de Montserrat o de mi hijo causan dicho efecto en mí ¿Y a ti? ¿Te ha pasado?

Montserrat Puig Parreño, ¿cómo ha influido su experiencia en el ámbito educativo en su escritura y en la temática de sus obras?

MONTSERRAT: Yo creo que desde un concepto educativo,  la experiencia de trabajar con niños desde pequeños ha sido para mí el aprender de ellos desde la naturalidad y la franqueza que ellos tienen. ¿no? Entonces, el hecho de los años que llevo en este mundo profesional me ha servido para ir dándome cuenta de que la educación que teníamos estaba basada en la distancia y para mí el ámbito educativo es uno de los más importantes de la vida porque estamos educando al futuro de todo nuestro entorno.

Yo creo que ha implicado entrar, no tanto en el concepto único de emociones, sino de sensibilidad, de mirar desde la ingenuidad, desde  la sorpresa, del abrazo espontáneo de un niño a otro cuando lo ven llorando o de ponerse a reír simplemente porque otro ríe. Y con los adolescentes me ha hecho descubrir que los adultos olvidamos con mucha facilidad nuestra fragilidad.  Y el mundo que nos rodea nos ha obligado, sobre todo a nuestras generaciones, a hacernos fuertes a costa de todo y los adolescentes de hoy nos están enseñando lo contrario. Nos están enseñando a ser sensibles a costa de todo. Para mí esto ha sido una gran influencia estar compartiendo muchísimas horas en grupos de adolescentes y de niños para reconstruir mi vida. Y la temática de las historias del libro están vinculadas a ello, a todo lo que he descubierto.

¿Qué le ha motivado a colaborar en el proyecto “Abrir el corazón es nuestro regalo” junto a Ana María Torres Fornieles?

MONTSERRAT: La experiencia que vivimos durante todo el proceso del COVID fue un proceso que a nosotras dos nos descubrió, porque teníamos tiempo, de parar, de vivir todo lo que nos trajo, que no necesariamente fue negativo. Precisamente hubo cosas duras, pero hubo cosas muy reconstituyentes, a pesar de tristezas, de mucho dolor, de sensaciones, pero para mí fue estimulante y enriquecedor. Yo diría sobre todo enriquecedor.

Entonces el hecho de compartir con Ana todo este bagaje que estábamos viendo ante nuestros ojos. Fue como «¡Ostras! tenemos tiempo para abrirnos, vamos a hacerlo, venga va» y en aquel momento el objetivo no era el libro, era vamos a escribirlo. Y en escribir y en reflexionar nos aportó una gran riqueza, por tanto, ¿Por qué me motivó? Pues me motivó el hecho de acercarme con alguien a algo que me daba mucha fuerza, mucho brío, y que me acercaba al corazón y entonces, pues por eso fue.

ANA: Y yo creo personalmente que colaborar en este proyecto ha sido creer la una en la otra también y, en momentos determinados, nos hemos aportado la una a la otra la fuerza. El ímpetu para seguir, para no dejarlo a medias o sin acabar, como a veces hemos hecho, yo como mínimo he empezado un proyecto pero he acabado priorizando otros temas y ese proyecto se queda ahí parado. Porque en este proyecto marcamos «nuestro tiempo» y priorizar el proyecto ha hecho que no nos dejemos, que nos respetemos porque ese tiempo era respetarnos a nosotras mismas y lo hemos conseguido, dos años respetándonos a nosotras mismas,  ante toda nuestra vida. Ha sido brutal, para mí,  un proceso de ayudar a seguir camino hacia adelante.

MONTSERRAT: Para mí, ha sido esa priorización del proyecto, el no cambiarlo en la agenda. Es el cambio entre lo prioritario y lo urgente, y entonces no pasar lo urgente por delante de lo prioritario. Exacto, era nuestro tiempo y me lo he respetado y me ha dado mucha, mucha fuerza.

ANA: Sí, De hecho, yo creo que he aprendido a trasladar este concepto a otras facetas de mi vida porque he visto el bienestar que me aportaba el respetarme.

En su opinión, ¿cómo puede la escritura y la expresión de emociones ayudar a las personas a mejorar su bienestar emocional y su autoestima?

MONTSERRAT: Desde mi punto de vista, expresar las emociones a través de la escritura es importantísimo, es algo en lo  que yo ya creía y explico en el libro que mis lágrimas eran mis libretas, donde yo expresaba sobre todo emociones.  Ayudan a que tú recoloques y aceptes tu vida tal cual. Y  eso ya te da bienestar emocional, eso ya te sitúa en la habitación del amor hacia ti mismo, eso ya mejora la autoestima, lo cual no quiere decir que yo no tenga momentos de debilidad o de tristeza, pero aceptarlos… yo soy que, por ejemplo, me boicoteo y cuando no estoy bien no escribo.

Entonces el querer hacerlo, el respetar el hábito de hacerlo ya da bienestar emocional. Claro, alguien puede decir: es que yo no escribo, pues es igual grábalo, pero exprésalo y escúchate después, porque eso hace que, si tú te conoces a ti mismo, en lo bueno y en lo malo, reconozcas en ti toda la energía y toda la fuerza que tienes en el bienestar propio y en tu propia autoestima.

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