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Charlamos con la autora de «Elegí Vivir», Maigualida Ojeda

Charlamos con la autora de «Elegí Vivir», Maigualida Ojeda
  • En «Elegí Vivir», Maigua se enfrenta a un viaje de autodescubrimiento a través de carreras de ultra distancia. ¿Qué te inspiró a elegir este enfoque para explorar la vida y la superación personal?

Supongo que nuestras pasiones guían nuestro viaje de vida y nos llevan a cumplir nuestra misión. En mi caso, las carreras de ultra distancia son la vía para seguir aprendiendo y evolucionando, pero más allá de eso, para expandir todo el conocimiento que he ido adquiriendo, a aquellos que lo necesiten.

  • La obra refleja una fuerte conexión con la naturaleza y el deporte. ¿Cómo ha influido tu propia relación con el deporte y la naturaleza en la construcción del personaje de Maigua?

No existe ningún personaje. Esta obra es una autobiografía y todo lo que he contado que sucedió, fue verídico y es real. De hecho, he tratado de ceñirme a la realidad dejando incluso testimonios literales de mis diarios de notas tanto en competiciones como en expediciones. Mi deporte se desarrolla siempre en entornos hostiles y remotos, así que supongo que era algo inherente a la actividad, el contarlo desde ahí.

  • A lo largo de la historia, Maigua se enfrenta a múltiples desafíos, tanto físicos como emocionales. ¿Cómo equilibraste estos aspectos para crear una narrativa tan visceral y profunda?

Me resulta complejo responder de manera neutra a esta pregunta. Maigua soy yo. Es decir, como no existe separación entre el personaje y la persona,  no podía hablar sobre la muerte de mi madre a una edad temprana o la vez en que casi pierdo la vida, sin recordar de manera honesta lo que sentí. No pretendía ser visceral o profunda, ni tampoco traté de encontrar un equilibrio. Me dejé llevar a la hora de escribirlo porque no quería que se sintiese como ficción. Hay muchas personas que necesitan leer que a alguien le sucedió algo duro parecido a lo que están viviendo, y que transitarlo y transformarlo forma parte del hermoso camino de vivir. El mundo necesita esperanza y una buena dosis de realismo optimista.

Maigualida Ojeda, autora de la obra.
  • ¿Cuáles son los mayores aprendizajes que Maigua obtiene durante sus expediciones y cómo crees que esos aprendizajes se pueden aplicar a la vida diaria de los lectores?

En realidad no quiero hacer spoiler porque seguro que alguno de los lectores aún quiere tener el libro entre sus manos y abordarlo sin saber mucho más. No obstante por supuesto nombraré dos:

El primero es que al igual que en las carreras multietapa que yo hago, «la vida es por etapas». Nacemos con una meta al final del camino y ésta está tan lejos, que es normal que en gran parte de las ocasiones no somos capaces de identificar cuál es esa meta, ese objetivo, ese ikigai, eso a lo que llaman nuestra razón de ser. No obstante, es por eso que la vida es por etapas. Porque antes de alcanzar esa meta final, nuestro camino de la vida estará dividido en fragmentos. En cada uno de ellos extraeremos algún aprendizaje importante, evolucionaremos como personas, pararemos a coger aire y nos daremos cuenta de que aunque no queramos, la vida es siempre hacia adelante. Así lo desees o no, la vida te irá empujando hacia la siguiente etapa.

La otra cuestión que considero importante entender, es que «vivir es una elección constante.» Como alguien decía por ahí: «O tienes tus objetivos o tienes tus excusas.» Pero ambos a la vez no puedes tenerlos. La vida es el único bien preciado que poseemos. Más aún que el tiempo. Vivir es el mayor de nuestros bienes y la más importante responsabilidad. Sobre todo si tienes la fortuna de vivir en un país y en un seno familiar acomodado, es vital que entiendas cuanto antes, que vivir es una elección que tú haces constantemente. Vivir no es un hecho, es una decisión consciente. Vivir es una actitud y un derecho. Y cuando uno se da cuenta de esto, recupera su poder y comienza a vibrar alto y a agradecer, porque comprende que ser dueño de tu vida es el mayor de los tesoros.

  • El ultra fondo es un deporte extremo que requiere un gran sacrificio. ¿Qué similitudes encuentras entre este deporte y el proceso creativo de escribir una novela?

Por supuesto la disciplina y la autoconfianza. No siempre vas a estar inspirado para escribir, más aún cuando se trata de una autobiografía donde sabes que lo que le cuentas al lector es una especie de confesión. Donde desnudas partes de tu vida con la convicción de que aportará algún tipo de valor pese a los juicios que pueda desencadenar. Sin disciplina y una pequeña dosis de valor o confianza, considero que no habría podido escribir este libro.

  • En tu obra, se mencionan encuentros con personajes entrañables y tierras hostiles. ¿Hay algún encuentro en particular que te haya marcado especialmente, tanto como escritor como persona?

Como el protagonista de Big Fish (la genuina película de Tim Burton), también he ido encontrando personas especiales con dones diversos e historias vitales que han dejado una huella imborrable en mi vida. A veces basta con mirar a estas personas a los ojos para recibir la mayor de las lecciones, o verlas sonreír en espacios donde tu ojo solo ve miseria porque hasta ese momento has sido un miserable y no lo sabías. Para mí, uno de los encuentros casuales más hermosos fue el de Odile Ochard, una mujer ciega que corrió uno de los desiertos conmigo. Ella tenía una capacidad innata para narrar los colores del cielo, la textura de la arena, las mil y una forma de las dunas… Y lo hacía porque pese a no captar la luz, sus ojos tenían la capacidad de VER con los ojos del corazón. Escuchaba a su guía y guardaba en su memoria cada narrativa como un lienzo. Y hacía lo mismo con las historias del resto de corredores. Así era como ella pintaba su propio cuadro vital que luego exponía y con el que luego iluminaba el mundo.

La autora durante una de sus competiciones.
  • La introspección juega un papel clave en el libro. ¿Cómo manejas el equilibrio entre las aventuras físicas y las reflexiones internas de Maigua?

Correr es la vía que el alma escoge para expresarse. Es el arte de meditar sin forzar a la mente. Correr es un espacio íntimo de unión física y mental, donde mente y cuerpo generan sinergias. Ambos llegan solos al equilibrio. Sería imposible (a no ser que solo corras por ego), no ahondar en lo más profundo del alma. La cabeza y el cuerpo van unidos de la mano en cada aventura, así como un anciano matrimonio consagrado a amarse eternamente.

  • ¿Qué consejo le darías a alguien que se enfrenta a un reto personal o profesional y que busca encontrar su «para qué» en la vida?

Que lea este libro, porque estoy segura de que en él encontrará no una, sino varias manos amigas que van a llevarle a recuperar su poder y a desprenderse de la «necesidad de buscar su para qué», y centrarse en «ser» permitiendo así que llegué a su vida su ansiado «para qué».

  • Para finalizar, ¿qué tal ha sido la experiencia publicando con la editorial Círculo Rojo?

Publicar con esta editorial fue la mejor de las decisiones. Esta obra habría tomado mucho tiempo de publicación si hubiese tratado de hacerlo con otras editoriales, y su contenido necesitaba ser disfrutado ya por mi comunidad, sin embargo con ellos fue un proceso guiado, sencillo y a lo largo del cual he aprendido mucho. Estoy muy agradecida.


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