El deseo que lo cambia todo: “Aguas internacionales”, la novela donde el amor prohibido se convierte en una fuerza imposible de detener
Hay novelas que hablan de amor y otras que se adentran en el territorio incómodo donde el sentimiento desafía cualquier norma. Aguas internacionales, la nueva obra de Rocío Acuña, pertenece a este segundo grupo: un relato que explora la tensión entre el deseo y la responsabilidad, entre lo que se espera de nosotros y aquello que enciende el corazón sin permiso.
La protagonista, Anna, vive una existencia aparentemente estable. Tiene un trabajo que le da tranquilidad, amigas que funcionan como un refugio y una relación sentimental cómoda, previsible, sin sobresaltos. Pero esa calma se quiebra cuando aparece Álvaro, un hombre que no encaja en su vida… pero sí en su piel. Con él despierta un deseo que no entiende, que no controla, que la empuja a cuestionar todo lo que creía tener asegurado.
Lo que empieza como un encuentro fortuito se convierte en una atracción que crece en silencio, en miradas que queman, en palabras que no se dicen pero se sienten. Acuña maneja esa tensión con un pulso narrativo preciso, dosificando la emoción y la inquietud, y mostrando cómo los sentimientos prohibidos tienen la costumbre de abrir grietas donde parecía haber cimientos firmes.
Entre secretos, celos y decisiones que pueden cambiarlo todo, Anna se enfrenta a una disyuntiva tan antigua como universal: ¿elegir la seguridad de lo conocido o arriesgarse al vértigo de una pasión que promete tanto como amenaza? La autora no ofrece respuestas simples. Prefiere acompañar a su protagonista en ese desgarro interno donde la razón pierde fuerza y el corazón late demasiado fuerte como para ignorarlo.
En “Aguas internacionales”, lo emocional se convierte en territorio sin fronteras. Acuña juega con la metáfora del título para hablar de esos espacios donde nada está legislado, donde no hay reglas claras, donde cada paso puede ser un naufragio o un descubrimiento. Así, el viaje de Anna no es solo romántico: es un viaje hacia sí misma, hacia lo que desea, hacia lo que teme admitir.
La prosa es cercana, fluida, cargada de matices que convierten cada escena en un espejo de dudas reales. Acuña no romantiza el conflicto: lo expone, lo explora y lo convierte en una reflexión sobre la libertad emocional y el coste de elegir aquello que de verdad se quiere, aunque duela, aunque asuste, aunque desestabilice un mundo aparentemente perfecto.
Aguas internacionales es una obra para quienes buscan romances intensos, personajes que sienten de verdad y dilemas que no se resuelven con facilidad. Una novela que invita a preguntarse:
¿hasta dónde estamos dispuestos a llegar cuando el corazón nos pide lo imposible?
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