Reseña de «El Arcoíris» | Por Claudia Mendieta

Reseña de «El Arcoíris» | Por Claudia Mendieta

«El Arcoíris» es una obra que impacta desde la primera página, no solo por la profundidad de su historia, sino por la manera en que está contada. A pesar de abordar temas complejos y dolorosos como la violencia doméstica, la pobreza y la pérdida de la inocencia, la autora consigue que la lectura sea fluida y accesible. Su estilo narrativo es claro y envolvente, lo que permite sumergirse en la historia sin esfuerzo. Aunque se tocan aspectos duros de la vida, el relato no se siente denso ni agobiante; al contrario, mantiene un ritmo ágil que invita a seguir leyendo.

Uno de los mayores aciertos de esta obra es su capacidad para generar empatía en el lector. Al estar basada en hechos reales, la historia se siente auténtica y cercana. En muchos momentos, resulta imposible no verse reflejado en las vivencias del personaje principal o en las emociones que transmite. Incluso si no se han experimentado situaciones similares, el libro nos recuerda que muchas personas sí han atravesado este tipo de dificultades, y eso nos hace reflexionar sobre la realidad que nos rodea.

Además, «El Arcoíris» deja una huella imborrable. No es una historia que se olvide fácilmente, ni tampoco una de esas lecturas que terminan y se archivan en la memoria sin más. Por el contrario, despierta el deseo de seguir explorando más sobre estos temas y de conocer más sobre la historia del personaje. Su final deja con ganas de más, con esa sensación de haber vivido algo intenso y significativo, y con la certeza de que lo leído no solo ha sido una historia, sino un reflejo de muchas vidas reales.

SINOPSIS DE LA OBRA:

Se dice que siempre hay que mirar en alto en busca de la esperanza. La esperanza te da alas, te hace volar, pero, cuando se te cortan las alas, interviene la tragedia de «I» del «Ícaro» y empieza una constante lucha entre «el elefante de la habitación» y… el «I» del  «Ícaro»…

Porque a nosotros, a nosotros los humanos, nos toca enfrentar más desgracias que gracias divinas. Cada uno de nosotros lleva su cruz, sus penas, sus alegrías. No hay que tenerle envidia a los que lo llevan mejor que tú, y tampoco hay que sentir desprecio u asco por los que no lo han logrado. La vida es segundos… y nunca sabes lo que te puede traer. Por eso es mejor mirar hacia abajo, no hacia el cielo, para ver por dónde pisas, a quién y qué pisas en tu camino, y darte cuenta de que algunas personas lo pasan peor que tú. Esto te dará confianza y el sentido de agradecimiento. El arcoíris es un cuento sobre hechos reales en un ambiente social e histórico real, y doy fe de que muchas personas se encontrarán en unas de estas situaciones vividas por el personaje principal. Ojala no fuera así, pero, por desgracia, lo es. Inocencia perdida antes de tiempo, violencia doméstica, violencia sexual, maltrato, pobreza… son marcos que triste y lamentablemente no afectan únicamente a una persona, sino a una sociedad entera. Todas las situaciones limites, los conflictos, tanto internos como externos, crean una historia que impacta. Pero no se trata de juzgar personas, ni de racismo, ni de religión o feminismo, pero se quiere ser un ejemplo para todos los hombres y las mujeres, para las madres, los padres y sus hijos, para la gente que busca la libertad y la coherencia emocional en su propria manera de pensar, de sentir, de ofrecer y percibir… la vida.

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