Hay libros que nacen para entretener, y hay libros que nacen para incomodar, remover y abrir grietas en lo que preferimos no mirar. Un camino cualquiera, la nueva novela de Erika Motos, pertenece sin duda a esta segunda estirpe: una obra necesaria, que pone el foco en lo que tantas veces se esconde tras la palabra amor.
La protagonista, Nuria, es una mujer empoderada, con sueños y futuro, hasta que se cruza con Víctor. A primera vista, él es atractivo, magnético, capaz de eclipsar con una mirada. Pero bajo esa luz se esconde una oscuridad que pronto revela sus garras: control, miedo, manipulación. Lo que parecía un romance arrebatador se convierte en una telaraña de silencios, dudas y heridas invisibles.
Con una prosa directa y valiente, Motos desarma los clichés románticos y expone sin tapujos la anatomía de una relación tóxica. No hay eufemismos ni edulcorantes: aquí se muestra el vértigo de amar hasta perderse, el miedo disfrazado de pasión, la violencia que se esconde en gestos cotidianos.
Pero Un camino cualquiera no es solo un relato sobre el dolor: también es un espejo en el que el lector se pregunta dónde están los límites del amor, qué ocurre cuando la devoción se transforma en prisión, y qué significa realmente ser libre dentro de una relación.
Motos firma una novela valiente, original y profundamente humana, capaz de poner palabras a lo que muchas veces callamos. Porque en literatura, como en la vida, el silencio nunca debería ser cómplice.
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