Los ojos del dragón: secretos y alianzas nos presenta a Arwen, una protagonista que se enfrenta tanto a secretos familiares como a un conflicto político. ¿Qué fue lo primero que surgió en tu mente: el personaje o el mundo de Prahm?
Lo primero que pensé fue en Arwen. Me imaginaba una protagonista que gradualmente se convirtiera en una persona fuerte, pero al mismo tiempo con esa dualidad de no saber en quién puede confiar. Esa mezcla de fortaleza y vulnerabilidad me parecía muy interesante de explorar, y a partir de ella fue surgiendo todo lo demás, incluido el mundo de Prahm.
El objeto olvidado, la urna, es el punto de partida de toda la aventura. ¿Qué simboliza para ti este artefacto dentro de la historia?
Para mí la urna es el último mensaje que el padre de Arwen le deja. No es solo un objeto misterioso, sino el vínculo que conecta su pasado con la verdad sobre quién es ella. Es el detonante que la obliga a enfrentarse a secretos y decisiones que cambiarán su vida.
Prahm es un mundo donde “la magia se respira”. ¿Cómo trabajaste para que la ambientación se sintiera tan viva y coherente?
Antes de escribir, pasé casi dos años leyendo muchísima fantasía, no solo para inspirarme, sino para entender cómo funcionan los sistemas de magia y cómo se integran en un mundo coherente. Quería que en Prahm la magia fuera algo que se respirara en las calles, en la cultura, en la forma de vivir de sus habitantes. A partir de ahí, fui construyendo sus reglas para que todo tuviera sentido y el lector sintiera que estaba visitando un lugar real.
La novela habla de promesas, secretos y traiciones. ¿Cómo equilibras la intriga política con el desarrollo emocional de los personajes?
Intento que todo se desarrolle de forma progresiva, dosificando la información para que el lector descubra ciertos secretos en el momento justo. La intriga política no aparece de golpe, sino que se va colando en la trama a través de situaciones clave que, al mismo tiempo, ponen a prueba las emociones y relaciones de los personajes.
Arwen debe decidir entre el legado de su padre y las ideas de un rey enigmático. ¿Qué querías transmitir con este dilema moral?
Con ese dilema quería transmitir que no debemos dar nada por sentado. Arwen creía conocer su vida y su historia, pero descubre que gran parte de lo que consideraba verdad no era más que una ilusión.
En tu proceso creativo usas listas de reproducción en Spotify. ¿Podrías mencionar alguna canción o artista que haya sido clave para esta novela?
Diría que Paramore, tengo en repetición todo el rato Decode, es una canción que me inspira mucho.
Tu narrativa tiene un marcado carácter visual y emocional. ¿Te inspiras en escenas cinematográficas o visualizas la historia como si fuera una película?
Visualizo la historia como una película, es como si la viera por escenas sueltas. Ya luego cuando me pongo a escribir las voy conectando.
¿Cuál fue el mayor reto al escribir esta obra y cómo lo superaste?
Creo que el mayor reto fue escribir el inicio. Lo superé leyendo muchos libros de fantasía y observando cómo otros autores daban forma a sus primeros capítulos.
Si pudieras describir Los ojos del dragón en tres palabras que inviten a leerlo, ¿cuáles serían?
Misterio, magia, destino.
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