La novela abre con una imagen tan potente como trágica: una adolescente que se lanza por la ventana de una clínica mental. ¿Cómo nació la idea de iniciar la historia con un impacto tan emocional y visual?
En realidad, Bandada. El origen es la continuación de un relato corto que publiqué en una antología con otros autores el año pasado. La historia de Maya comienza en ese relato de un modo también muy directo y visual, con el momento en el que Bella se pone de parto. Son 25 páginas en las que se narra la vida de Maya desde su nacimiento hasta su adolescencia, y el lector puede comprender el porqué de esa decisión de saltar al vacío desde el ventanal del hospital psiquiátrico. No es una lectura necesaria para leer Bandada. El origen, pero sí puede ser complementaria. De hecho, una de mis ideas es poder enviar a los lectores que contacten conmigo vía email o Instagram ese fragmento en PDF.
Las aves, y en especial la lechuza Athene noctua, son un símbolo recurrente en la trama. ¿Qué representan para ti y cómo surgió esa conexión entre lo natural y lo espiritual?
Las migraciones de las aves me parecen fascinantes (eso sí que son algoritmos matemáticos de precisión), así como todos los fenómenos naturales, la relación con los rituales de nuestros ancestros e incluso con la brujería. Mi padre era y es aficionado a la ornitología y, desde pequeña, mis aves favoritas han sido las lechuzas. Casualmente, y junto a los cuervos, son las aves que más suelen aparecer en las películas o en la literatura de misterio, terror o historias paranormales, así como a lo largo de la historia (la Edad del Cobre, por ejemplo) en rituales.
La sociedad “Athene Noctua” tiene un aire místico y ancestral. ¿Te inspiraste en alguna tradición real, en sociedades históricas o en creencias esotéricas para construirla?
El tema de las hermandades universitarias me gusta porque yo iba de la universidad a mi casa y de mi casa a la universidad, y me daba una envidia tremenda la vida universitaria de las facultades americanas o inglesas. Entre mi envidia y la historia del famoso Bohemian Club de San Francisco, me lié la manta a la cabeza y salió esta hermandad de la que no podemos decir nada porque, si no, haríamos spoiler.
A través de personajes como Bella, Maya o Adela, tocas temas como la culpa, la herencia familiar y el peso de lo femenino. ¿Sientes que Bandada. El origen es también una reflexión sobre las mujeres y sus papeles en la sociedad?
Por supuesto. Creo que da igual en la época en la que se narre una historia; las mujeres, seamos o no culpables o responsables de nuestra situación, siempre cargamos con el sentimiento de culpa y responsabilidad.
En el caso de Maya, por haberse intentado suicidar sin saber siquiera por qué, y hacer sufrir a sus padres de manera continuada casi desde su nacimiento. Es una víctima que se responsabiliza de todo el daño que ha generado a su alrededor.
Con Adela pasa igual: se siente culpable de por vida e intenta olvidar su pasado sin éxito alguno, e incluso compensar el daño que generó con sus decisiones.
Y en el caso de Bella, la culpa por su falta de instinto maternal con Maya le hace suplir esa carencia con una búsqueda insaciable de estatus social y dinero.
Son tres perfiles que, sin tener nada en común, están unidos por la maternidad no deseada y la frustración ante ello.
Tu estilo narrativo es directo, visual y rápido, casi cinematográfico. ¿Cómo influye tu amor por el cine de los 80 y 90 en la manera en que escribes escenas y construyes tensión?
Mi afición por el cine tiene una influencia directa en mi manera de escribir. Tanto en el cine como en la literatura me gusta la adrenalina, los ritmos rápidos y adictivos, los giros inesperados… por eso, cuando escribo lo hago del modo en el que a mí me gustaría leer una novela.
Utilizo muy pocas descripciones. Me gusta que el lector imagine a los personajes como quiera, porque cada cual es libre de elegir a los actores y actrices en su cabeza. Puedo dar alguna descripción necesaria, como el sexo, la edad o la fisonomía, pero el resto lo van elaborando los lectores a medida que los personajes de mis obras van actuando. Es acción pura y dura con un lenguaje muy directo y cercano, aunque evitando lo vulgar.
“El origen” parece insinuar que habrá más capítulos dentro del universo de Bandada. ¿Estás trabajando ya en una continuación o en otras historias conectadas con esta obra?
Sí. Estoy trabajando en la segunda parte de Bandada. El origen porque la historia se me fue bastante de las manos y me propuse no hacer un libro más extenso de 400 páginas. Me hubiera gustado hacer Bandada. El origen en un único tomo, pero me arriesgaba a que muchos lectores se sintieran intimidados por un libro tan voluminoso.
Así que tuve que dar el corte en un momento en el que pensé que la historia podía quedarse ahí y darse por concluida, o dejar al lector esperando un desenlace más específico.
No me gustaría hacer una trilogía porque me parece que Bandada. El origen podría tener suficiente con otro libro más. Ser una pareja y no un trío, que está tan de moda.
Como maestra y escritora, ¿qué te gustaría que el lector sintiera al cerrar el libro: inquietud, comprensión, esperanza… o un poco de todo?
Mi objetivo principal como escritora es que quien coja Bandada. El origen en sus manos lo disfrute, lo viva, esté deseando leer más y, cuando lo termine, piense “¡Joder, qué viaje me he pegado!”.
Hasta el momento todos mis lectores y lectoras me han dado ese feedback y con eso me doy por satisfecha.
Escribir no es de momento mi modus vivendi, así que me puedo permitir hacer casi lo que quiera en mis obras porque no tengo nadie detrás tirándome de las orejas. Esto significa que, por supuesto, quiero crear angustia, inquietud, rabia, empatía, sentimiento de venganza y de perdón… y todo a bocajarro, sin medias tintas.
No me planteé como maestra ningún objetivo al empezar a escribir, pero sin querer he conseguido uno muy importante para mí: que mi libro lo estén leyendo personas que no tienen el hábito de leer.
Una vez me dijo una amiga que no leía desde el instituto que yo era “la escritora de los no lectores”. Me encantó oírlo, pero también pienso que cuando una persona no se ha enganchado a una lectura es porque no ha encontrado “su” lectura.
Es como en el amor: o tienes un flechazo y tiras para adelante o, en contrapunto, ves algo que te llama la atención y decides apostar por la relación. Con los libros pasa igual. No se puede leer sin ganas o sin que algo haya desviado tu atención.
Este libro tiene un “je ne sais quoi” que no te deja soltarlo.
¿En qué género literario catalogarías Bandada. El origen? ¿Para qué edad lo recomendarías?
Esa es una pregunta que a día de hoy no puedo contestar con certeza porque, según uno de mis lectores, es un género nuevo. Lo he mezclado todo: novela negra, misterio, thriller psicológico, algo de fantasía y ciencia ficción, melodrama, drama familiar… y al final ha salido una novela que se han leído desde adolescentes hasta personas de 80 años. En ambos casos, con el mismo resultado: han estado enganchadas hasta el final.
Eso sí que me resultó sorprendente: que personas de edades o gustos tan diversos tuvieran ese punto de unión con el libro.
¿Habrá más obras tuyas sobre las que tendremos noticias?
Sí, tengo un segundo libro en el mercado que va ya por su tercera edición, La hija de la Carnicera, que no tiene nada que ver con Bandada. El origen. Aunque salieron a la venta con una semana de diferencia, han sido creaciones con procesos muy distintos, editoriales diferentes y protagonistas, aunque ambas femeninas, muy diferentes pero muy guerreras. Si Maya te ha gustado y te ha enganchado, cuando conozcas a Estrellita… vas a alucinar.
¿Cuál de tus novelas recomendarías primero? ¿Cuál te gusta más a ti?
Jajaja, eso es como preguntarme a cuál de mis hijos quiero más. Imposible tomar esa decisión. Maya y Estrella son mis hijas literarias y las dos son la bomba.
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