¿Qué fue lo primero que apareció en tu mente: la historia, el conflicto familiar… o la risa que querías provocar en el lector?
Chloe y su peculiar familia. Lo primero que apareció en mi mente fue la idea de la caza de la herencia y, para darle forma y que la historia tuviese “miga”, tenía que crear personajes con carácter que diesen juego. También tuve claro que debía desarrollarse en Escocia; ese escenario me permitió jugar con el idioma, los nombres, el rencor hacia Inglaterra… además del paisaje.
¡La herencia es mía! mezcla humor, romance y secretos familiares. ¿Cómo encuentras el equilibrio entre emoción y comedia sin restar intensidad a la trama?
El equilibrio surge porque, en los momentos de mayor tensión, ninguno de los personajes dice o hace tonterías. El humor tiene su momento, y en las escenas intensas me centro en los sentimientos que quiero despertar en el lector.
La protagonista arrastra una infancia complicada y un vínculo tenso con su familia. ¿Qué te interesaba explorar del concepto de “volver a casa”?
Tenía claro que Chloe al volver iba a encontrarse lo mismo que dejó atrás, incluso odio. Buscaba un choque de realidades: Chloe intuye lo que vendrá, mientras que Christian espera una bienvenida cálida. También quería mostrar los nervios y el miedo de ella antes de volver, y cómo ese rechazo inmediato confirma que no se equivocó al marcharse.
La novela abre con escenas de mucha personalidad, diálogos ágiles y situaciones casi absurdas. ¿Qué importancia tiene para ti el ritmo y la chispa en tus historias?
Me gusta que el ritmo sea fluido y no se haga pesado, por eso incluyo muchos diálogos. Las situaciones absurdas ayudan al ritmo y a mi objetivo de sacar sonrisas. La chispa la aportan los protagonistas con su personalidad, sus manías y sus diferencias.
En tus libros siempre hay finales felices. ¿Por qué es tan importante para ti que el lector termine con una sonrisa?
Escribo lo que me gusta leer. Me encanta cerrar un libro sonriendo y sintiendo que lo he disfrutado. Mis historias buscan evadir al lector, hacerle reír y ofrecerle una experiencia ligera y feliz.
El contraste entre la vida caótica de Chloe en Glasgow y el ambiente más íntimo del pueblo es clave en la novela. ¿Cómo construiste estos dos mundos tan distintos?
Me fue fácil porque he vivido en ambos mundos. Cuando Chloe pasa de la ciudad al pueblo, deja atrás el caos y el estrés, y eso me ayudó a reflejar el contraste.
La relación entre Christian y Chloe empieza de forma totalmente improvisada. ¿Qué te atrae de las historias que surgen “por accidente”?
Me atrae que ambos personajes se conocen al mismo tiempo que el lector. Suelen sorprenderse mutuamente. Además, las relaciones fingidas dan muchísimo juego tanto entre ellos como con el resto de personajes.
Vuelves a escribir sobre personajes jóvenes, cercanos y llenos de contradicciones. ¿Qué te inspira de este tipo de protagonistas?
Me representan un poco. Chloe tiene una edad cercana a la mía, y con Christian adapté detalles y situaciones personales. Me resulta fácil ponerme en su piel. Además, las contradicciones los vuelven más fáciles de empatizar.
¿Cómo ha sido el salto de publicar con Cherry Publishing a lanzarte de lleno a la autopublicación? ¿Qué te impulsó a hacerlo?
Da un poco de miedo al principio, pero luego estuve muy tranquila. Encontré profesionales increíbles para portada y maquetación. Lo más duro es la promoción, soy exigente y quiero crear contenido de calidad. Me lancé por malas experiencias con editoriales tradicionales y porque deseaba tener control total. Ha sido un acierto y estoy muy contenta.
¿Qué esperas que el lector sienta al cerrar ¡La herencia es mía!: alivio, esperanza, ganas de enamorarse… o un poco de todo?
Espero que quiera leer la siguiente parte. También que sienta que ha disfrutado de una historia entretenida, que le ha sacado sonrisas y le ha hecho pasar un buen rato. Mi objetivo siempre es entretener y despertar alegría.
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