“El villancico de Darío” nació como un regalo original para tus sobrinos. ¿En qué momento sentiste que aquella sorpresa familiar podía transformarse en un libro para llegar a miles de hogares?
Empecé a ver la reacción en mi familia y amigos cuando lo leyeron, y cómo comenzaron a recomendarlo a gente cercana. En muy poco tiempo tenía a vecinos y familias ajenas pidiéndome un ejemplar porque les había encantado y querían compartirlo y regalarlo.
La historia habla de sueños, amor fraternal, solidaridad y segundas oportunidades. ¿Qué valores querías transmitir exactamente a los niños —y también a los adultos— con este cuento navideño?
Tenía muy presente volcar esperanza, mostrar que en la vida no siempre nos ocurren cosas buenas, pero podemos elegir cómo enfrentarlas, dar ese valor y enseñar que todo puede solucionarse, pero quizá de un modo que aún desconocemos. Al margen de hacer hincapié en la importancia del apoyo familiar y la responsabilidad de los adultos en prestar interés a las inquietudes de los pequeños.
La obra tiene un mensaje muy fuerte sobre la importancia de la familia, algo que se ve desde la primera página. ¿Qué papel juegan tus propios vínculos familiares en la construcción del libro?
He querido mostrar las inquietudes que permanecían en mi infancia y cómo desde la perspectiva adulta, siendo consciente aún de ellas, las resuelvo de otro modo y noto la importancia de un adulto en el crecimiento de un niño para mostrarle lo que de verdad importa en la vida.
Eres diseñador gráfico y el libro está creado con un cuidado visual evidente. ¿Cómo influyó tu perfil artístico en la estética, la narrativa y la magia del cuento?
Adoro el arte desde siempre, e inconscientemente me nutro de todo elemento artístico que llega a mi vida para plasmarlo en diseños o escrituras. Valoro mucho la naturaleza y los valores humanos. Considero que el arte es el alimento del alma, y siempre intento plasmarlo emocionalmente en todo lo que diseño o escribo, con el ingrediente del mensaje como aprendizaje, no solo como ocio, sino con valores que sé que ayudarán a lectores en algún momento de su vida como el arte ha hecho siempre conmigo.
Desde niño ganaste concursos literarios y hasta llegaste a la radio gracias a tus relatos. ¿Cómo ha evolucionado esa voz narrativa desde aquel niño escritor hasta el Martín que publica hoy?
Realmente hay una evolución, pero noto que ese pequeño Martín nunca se ha ido, y cada vez que leo alguna de mis creaciones, ya sea literaria en este caso, y me emociona, es cuando noto que he creado algo que me hubiese gustado leer en algún lugar, y si no existía yo lo inventaría para compartirlo.
La acogida inicial fue tan grande que decidiste republicar la obra con Círculo Rojo para ampliar su alcance. ¿Qué te hizo dar ese paso y qué significó ver que tanta gente pedía tu historia?
No imaginé que el feedback fuese a ser tan exponencial. Noté que más allá de mis sobrinos y mi familia, mis palabras emocionaban a amigos y desconocidos… y decidí ampliar alcance para llegar a más familias. Me parecía que repartir más allá esa ilusión sería un buen punto de partida en esta nueva etapa como escritor, que inicio con mucho entusiasmo.
También has trabajado como modelo y como actor secundario en una película de Netflix. ¿Cómo ha influido ese contacto con otros lenguajes artísticos en tu manera de contar historias?
Desde muy pequeños, tanto a mí como a mis hermanos, mi madre siempre nos inculcó que el límite de lo que queríamos ser en esta vida solo lo pondríamos nosotros, que teníamos esa capacidad para lograr cada nueva meta. Únicamente nos aconsejó que nos diéramos el tiempo suficiente para conocer lo que queríamos y el camino se abriría solo. Y parece ser que así ha sido siempre.
Una de las claves del libro es la magia emocional que despierta en los lectores: esperanza, ternura, unión familiar. ¿Qué emoción te gustaría que fuese la última en quedarse en quien cierre el libro?
La esperanza en ese valor que no se ve a simple vista, porque considero que todos y todas somos capaces de hacerlo brotar en momentos de adversidad.
Con “Una Gira de Cuento” buscas llevar la literatura navideña a colegios, bibliotecas y familias. ¿Qué experiencias esperas vivir en ese recorrido y qué impacto te gustaría dejar en los más pequeños?
Tenía mucha ilusión en poder enmarcar el recorrido de Darío con una estela por España, abriendo la posibilidad a familias para que puedan conocer mi cuento navideño y mostrarme como escritor con un objetivo claro: aportar valores, como siempre me han inculcado. Considero esencial la lectura y crear ese hábito en los pequeños lo veo primordial. Es la base de mi escritura: quería que mis sobrinos aprendieran el valor de las palabras y la lectura de un modo entrañable y en el que se sintieran identificados.
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