Se conocieron en un avión… y un verano bastó para marcar sus vidas: la bilogía que está rompiendo corazones
En la bilogía Quédate conmigo, Cintia Santiago construye una historia que late entre dos extremos que todos conocemos: el vértigo del primer amor y la nostalgia de lo que nunca llegó a ser del todo. Con ¡No te enamores de mí! y ¡Volveré a enamorarte!, la autora entrega un relato íntimo que atraviesa los años, los silencios y las heridas que sobreviven incluso cuando el amor se rompe.
La primera parte, ¡No te enamores de mí!, arranca con la sensación de que la vida puede cambiar en un instante. Un avión, un verano en Barcelona y dos almas que no estaban buscando nada… pero se encuentran. Samy, pelirroja, impulsiva y radiante, es la luz que no sabe esconderse. Erick, tatuado, reservado y lleno de sombras, es el muro que no quiere derrumbarse. Él se empeña en mantener la distancia; ella insiste en cruzarla. Cintia Santiago narra con precisión emocional la colisión entre ambos: una reconstrucción mutua, una conexión inesperada y un vínculo que cuestiona lo que creen merecer. En esa Barcelona luminosa, la autora no solo habla de amor; habla de segundas oportunidades, de heridas que se resisten a cerrar y de la intensidad de ese verano que parece eterno mientras dura.
Pero las grandes historias no siempre encuentran su final en el primer capítulo.
Años después, ¡Volveré a enamorarte! retoma sus vidas en el lugar donde más duele: el después. La novela es un viaje hacia las consecuencias, hacia lo que queda cuando dos personas que se quisieron de todas las maneras posibles descubren que el amor, a veces, no basta. Erick y Samy viven separados por silencios y decisiones que aún arden. Intentan olvidarse, pero hay recuerdos que se quedan pegados a la piel, veranos que regresan cada vez que uno pronuncia el nombre del otro.
Cintia Santiago escribe esta segunda parte con una madurez emocional que golpea y acaricia a la vez. Habla de nostalgia, de arrepentimiento, de reencuentros que duelen porque iluminan lo que pudo ser. Y también de finales que, aunque se sientan tristes, en realidad completan el círculo de una historia que necesitaba ser contada para no desvanecerse.
La bilogía Quédate conmigo es un retrato honesto de los amores que dejan cicatrices, de los que enseñan, de los que transforman. Santiago consigue lo más difícil: que el lector ame, sufra y recuerde junto a sus personajes. Porque, al fin y al cabo, hay historias que no se olvidan. Y esta es una de ellas.

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